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Renacer Entre Cenizas... La Venganza De Issabelle.

Renacer Entre Cenizas... La Venganza De Issabelle.

Status: Terminada
Genre:Mujer poderosa / Amor a primera vista / Maltrato Emocional / Amor-odio / Venganza de la protagonista / Reencarnación(época moderna) / Completas
Popularitas:953.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Roxana Fernández

Issabelle Mancini, heredera de una poderosa familia italiana, muere sola y traicionada por el hombre que amó. Pero el destino le da una segunda oportunidad: despierta en el pasado, justo después de su boda. Esta vez, no será la esposa sumisa y olvidada. Convertida en una estratega implacable, Issabelle se propone cambiar su historia, construir su propio imperio y vengar cada lágrima derramada. Sin embargo, mientras conquista el mundo que antes la aplastó, descubrirá que su mayor batalla no será contra su esposo… sino contra la mujer que una vez fue.

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CAPÍTULO 20. Detalles que marcan el alma.

Capítulo 20

Detalles que marcan el alma.

El restaurante del Hotel Giardino d’Oro era una joya suspendida en el tiempo: techos altos con molduras doradas, lámparas de cristal veneciano colgando como constelaciones, y ventanales abiertos a los jardines secretos del complejo, donde fuentes de mármol se extendían al rededor de las instalaciones.

Giordanno llegó antes de lo previsto. Vestía un traje gris perla impecable, con una expresión que solo alguien muy entrenado sabría leer como ansiedad.

Gabrielle, sentado a su izquierda, hojeaba sin interés el menú de degustación.

—¿Vas a seguir mirando la carta como si importara? —le murmuró él sin levantar la vista.

—¿Y tú vas a seguir leyendo mi cara como si fuera tarot? —contestó él, ajustándose el reloj.

—No necesito cartas para saber que estás más nervioso que cuando compraste tu primer edificio sin consultarlo con tu padre.

Giordanno no respondió. Solo volvió la vista hacia la entrada.

Y entonces, como si el escenario hubiese esperado su entrada, apareció la baronesa De Luca.

Alta, impecable, con un vestido azul medianoche que acariciaba el suelo y joyas discretas pero invaluables. Su andar era el de una reina sin trono, y su presencia bastó para que el maître se inclinara como si saludara a la nobleza de otro siglo.

—Baronesa —saludó Giordanno, poniéndose de pie—. Un honor tenerla aquí.

—Giordanno Lombardi —dijo ella con una sonrisa diplomática—. El niño que construye rascacielos donde antes había iglesias.

Él rió, con la clase de humildad ensayada que no desentonaba.

—Y usted, la dama que aún puede detener una venta millonaria con solo un “no” bien pronunciado.

Ella tomó asiento con gracia, cruzando las piernas con natural elegancia.

—Verona aún respira arte. No dejaré que todo se convierta en acero y vidrio.

Gabrielle los observó en silencio, fascinado por el duelo implícito de poder.

Luego de los saludos, entraron en materia. Proyectos, planos, permisos. El almuerzo fue una danza de cortesía, cifras y visión compartida. La baronesa lo escuchaba, lo cuestionaba con elegancia, asentía sin regalar entusiasmo.

Pero cuando el segundo plato fue retirado y el vino fue servido con una reverencia, ella dejó la copa sobre la mesa y lo miró con ojos sagaces.

—Puede hacerme la pregunta que ha tenido atorada en la garganta durante todo el almuerzo —dijo, como quien habla del clima.

Giordanno se quedó en silencio, atrapado.

Gabrielle disimuló una risa burlona detrás de la copa.

—No sé de qué habla, baronesa —intentó él, midiendo sus palabras.

—Sí lo sabe —replicó ella—. Es sobre Issabelle Mancini. ¿No es así?

Un leve tic en la ceja izquierda de Giordanno lo delató.

—He escuchado que son amigas… íntimas, incluso. Y me preguntaba si… si pudiera hablarle de mí. No con flores, ni promesas. Solo… ayudarme a acercarme a ella sin que levante un muro antes de verme llegar.

La baronesa entrecerró los ojos, y luego rió suavemente. Una risa que podía haber sido hielo o fuego, según quién la escuchara.

—No lanzo a buenas mujeres a los brazos de hombres que solo quieren pasar el tiempo —dijo sin rodeos, aunque su tono no fue cruel—. Issabelle ha tenido suficiente de eso.

Giordanno bajó la mirada por un instante. Como si las palabras hubieran tocado algo en él que solía estar bien protegido.

—Ella me importa más de lo que usted podría imaginar —dijo entonces, en voz baja—. No es un juego. Nunca lo ha sido. No después de verla defenderse sola de un mundo que no la quería libre.

Gabrielle, que hasta ahora había sido solo testigo, intervino con un brillo particular en los ojos.

—Con el debido respeto, baronesa —comentó—, mi jefe está enamorado hasta la médula de esa mujer. Desde el primer momento en que la vio. Desde antes de que supiera cómo pronunciar bien su nombre.

La baronesa lo observó con interés. Luego volvió la vista a Giordanno, que esta vez no desvió la mirada.

—¿Está dispuesto a sufrir por ella, señor Lombardi? —preguntó.

—Ya lo estoy haciendo —respondió él.

Un nuevo silencio se instaló. Más íntimo que todos los anteriores.

La baronesa jugó con el anillo de esmeralda en su dedo.

—No voy a ayudarlo, Lombardi —respondió la baronesa—. No directamente. No soy alcahueta, ni casamentera.

La decepción pasó como una sombra por el rostro de Giordanno.

—Pero… —añadió la baronesa, levantando una ceja— hablaré con ella. No para convencerla, sino para saber si también piensa en usted… de la forma en que usted piensa en ella.

Gabrielle suspiró con teatralidad, dejando caer la espalda sobre el respaldo del asiento.

—Bueno… es más de lo que esperaba.

—Es todo lo que puedo ofrecer —concluyó la baronesa, tomando un sorbo de vino—. Verona necesita cimientos sólidos. No solo en los edificios. También en los corazones.

Giordanno se permitió sonreír. Una de esas sonrisas que no había usado ni en sus tratos más lucrativos.

—Gracias. De verdad.

—Agradézcame si alguna vez ella me dice que quiere verlo —respondió la baronesa, levantándose con la elegancia de una emperatriz que acaba de sellar un tratado.

Y se marchó, dejándolos solos con la promesa incierta de un futuro aún por construir.

Gabrielle lo miró, divertido.

—¿Y ahora qué, jefe? ¿A esperar como un adolescente frente al teléfono?

—Ahora —dijo él, con una calma que no sentía—, empiezo a planear el piso treinta y cinco.

—¿Por si ella acepta?

—No —respondió, con una sonrisa cargada de fe—. Por si quiere diseñarlo ella misma.

Al otro lado de la ciudad, Issabelle empujó suavemente la puerta del penthouse y, por un momento, se quedó inmóvil en el umbral. Una oleada de asombro la envolvió.

Todo era… demasiado perfecto.

Los techos altos con molduras blancas, el mármol pulido que reflejaba la luz cálida de los ventanales, los muebles en tonos neutros con acentos dorados, y una terraza abierta que dejaba ver la ciudad de Verona como un óleo al atardecer. En una esquina, una botella de champán en una cubitera de plata esperaba junto a dos copas y una nota manuscrita: “Para que empieces a llamarlo hogar.”

Issabelle sonrió, aún incrédula. Se quitó los zapatos con un suspiro y caminó descalza sobre la alfombra de seda, sintiendo que cada rincón de ese lugar había sido diseñado para ella.

Marcó el número de Sofía, que atendió al segundo tono.

—¿Dónde estás? —preguntó la amiga.

—En el penthouse que me entregó Giordanno —respondió Issabelle, todavía con la voz entrecortada de emoción—. Sofía, no te imaginas… es como si hubiera leído cada uno de mis sueños.

—¡Qué! ¿Ya te instalaste? ¿Y cómo es? ¿Minimalista como él?

—No. Es… cálido. Lujoso, pero con alma. No parece un lugar frío. Parece un regalo. Un homenaje.

Sofía soltó una risa suave.

—Ay, amiga… necesito urgentemente un millonario así en mi vida. ¿Crees que puedas buscarme uno que me regale un ático, flores frescas y no me pida ni una foto a cambio?

Issabelle rió también, hundiéndose en el sofá de lino.

—Lo buscaré, pero tendrá que pasar tu lista de requisitos imposibles primero. ¡Eso será difícil!

—Que tenga dinero, sí. Pero que tenga el corazón donde debe —dijo Sofía, más seria—. Como parece tenerlo él contigo.

Issabelle guardó silencio por un segundo. Luego dijo en voz baja:

—Tal vez… tal vez sí. Tal vez este sea el principio de algo que no imaginé que podría vivir con alguien.

—Pues vívelo. Pero hazme un favor: si mañana Giordanno te pide matrimonio desde un helicóptero… mándame la ubicación.

Ambas rieron. Y por primera vez en mucho tiempo, Issabelle se permitió cerrar los ojos, respirar hondo y sentirse segura.

1
Consuelo Aboytes
me gusta es entretenida y envolvente muy interesante un 100/100☺️
Aura Rosa Alvarez Amaya
Eva tiene tanto veneno que se va a consumir ella solita en su propia salsa
VÍBORA PONZOÑOSA
Aura Rosa Alvarez Amaya
cómo así?
luego cuando llegó Giordano no venía ya con la camisa abierta?
en qué momento se la abotonó?
Crochet Sgd
El fue entonces el que quitó toda la sangre durante su operación la quería muerta para quedarse con la fortuna
Crochet Sgd
Seguro les sapio a los papás
Crochet Sgd
Te vas a quedar sin pan y sin el queso
Crochet Sgd
Tal fácil le dijeron sin tener la certeza que es realmente el esposo🤔
Crochet Sgd
Bueno y esa no es la que tiene que guardar reposo y recuperar fuerzas, está enferma de cancer pero anda con mucha energía
Crochet Sgd
De quien será el bebé porque ellos no hicieron nada esa noche o estará mintiendo sobre el embarazo
Crochet Sgd
Ella no debia quedar embarazada, ya sabía que iba a quedar entonces por qué no se cuidó, mal ahí, sabiendo que está enferma
Crochet Sgd
Y no pueden sospechar de las fotos? Por q se las tomó si no era para usarlas después
Crochet Sgd
No han explicado de que va ese contrato por qué se hizo y qué ganaba ella
Crochet Sgd
Que estúpida de veras, él dandole todo su amor y demostrándoselo y ella le da la espalda sin ninguna explicación
Isabel Salazar
/Drool//Heart/
Martha Patricia Henry Anaya
me pasa igual aveces no logro coordinar los tiempos. pero igual me gusta y MUCHO👏
Martha Patricia Henry Anaya
porque el le dio ese poder de creer que es mejor que la esposa
Anita Maria De La Torre Ruiz
excelente, gracias por escribir está maravillosa novela, la cuál me hizo llorar, suspirar, reír y hasta enojarme con la maldad de Eva
Yulianni Casanova
me gustó muchísimo felicidades autora vuelve.por otra
Aura Rosa Alvarez Amaya
Me parece que alguien perdió la asignatura de "SER PRUDENTE"
jajajaja
todo un personaje este Gabrielle
Aura Rosa Alvarez Amaya
JAJAJAJA 🤣🤭
ESTE TIPO SI QUE SABE DAR PALABRAS DE ALIENTO Y ESPERANZAS
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