— nadie va a quitar tu lugar como mi señora, no es para tanto.
Respondió el mientras sostenía a otra mujer en sus brazos.
Ella se burló
— no necesito ese lugar de porquería.
En su mente solo necesitaba vengarse, quería quitarle lo que más le importaba, por lo que busco a quien podía ponerlo en su lugar.
— ¿seré entonces tu herramienta?
Pregunta el hombre con tez pálida, se notaba mucho que estaba enfermo.
— si
Respondió ella
— estoy de acuerdo en serlo.
Ella no lo amaba,solo era su medio, quien diría que su plan sería totalmente destrozado.
— aléjate
Dijo ella empujándolo, el tomo su cabello y lo beso con ternura.
— digiste que sería tu herramienta.
Sus ojos fríos la recorrieron, ella tembló.
— no quiero una herramienta que no pueda manipular.
— entonces te dejare hacerlo, pero recuerda, eres mi mujer no soy muy paciente cuando miras a otros hombres.
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22
El auto llegó frente a la mansión de los Soriano.
Fiona quería entrar sin Responderle, pero el tomo su mano.
— ¿me ayudarás?
— lo siento pero depende de mi hermana, tener o no un bebé.
Guillermo se impaciento.
— tu hermana arruinara su vida por estar enojada.
— eso depende de ella.
— no es mucho lo que tienes que hacer.
— ¿que quieres que haga?
El regreso y le dió una pequeña botella, en ella había pastillas anticonceptivas, siempre la llevaba, cuando terminaba de tener relaciones con una mujer les daba uno, lucero tuvo suerte por poco.
— Cristina suele hacerse chequeos cada dos semanas, el medicamento para su cuerpo está en la enfermería solo tienes que ponerle estás pastillas anticonceptivas y ya, ella te lo agradecerá después.
— ¿me crees estúpida?
dijo enojada
— que dices.
la miro con sorpresa Guillermo ella miro el frasco, era un poco tonta y no entendía muchas cosas, pero incluso siendo así, sabía que eso dañaría a su hermana, no quería perderla.
— no seguiré tu juego.
El rostro de Guillermo se oscureció, se cruzó de brazos y dijo sarcásticamente.
— enserio crees que tus padres aceptarán tu relación.
Ella frunció el ceño, su todo era brusco.
— no sé de qué hablas.
— no me crees tan tonto como para saber que en realidad ese hombre no es tu novio, que crees que harán tus padres si se enteran.
El suavizo su voz.
— además si me ayudas, le daré a tu novio un buen trabajo, si soy yo quien hablo con tu padre el lo dejara pasar.
Fiona se mordió el labio, su novio no era del mismo estatus que ella, por eso sabía que su padre se negaría aún mas, pero si Guillermo hablaba por ella...
Ella tomó el frasco.
— yo... Lo haré
Guillermo se alejo satisfecho, no dejará que ella tenga un bebé de su tío y mucho menos que arruine sus planes.
En la tarde Fiona, llegó al hospital, las pastillas estaban en su bolsa.
— vaya eres la hermanita de Cristina.
Teo la reconoció y ya que iba para el consultorio se la llevó.
— que está haciendo mi hermana.
— tu hermana acaba de salir de una cirugía, debe estar descansando, te llevaré con ella.
— gracias
Ambos subieron en el ascensor, y bajaron en el segundo piso.
El consultorio de Cristina estaba en la última habitación.
Cuando entraron Cristina estaba acostada en su escritorio, su cabello estaba atado en un moño, dejando al descubierto su delicado cuello, sus largas pestañas se movían, con cada respiración.
Fiona sonríe y se acercó lentamente, luego susurró.
— hermana, despierta, hermana.
Cristina abrió los ojos.
— Fiona que haces aquí
— vine a visitar a la hermana
— quien te trajo
— me trajo tu colega ¿ah? Dónde está.
Ella se sentó.
— debe de ser Teo, siéntate.
Ella se sentó frente a su hermana.
— ¿hermana estas muy cansada?
— está bien, me gusta lo que hago
Fiona miro al rededor
— hermana de hecho venía a decirte algo.
— que sucede.
Fiona miro a su hermana y dijo.
— podrías... Podrías no tener al hijo de ese hombre.
Los ojos de Cristina mostraron sorpresa.
— por qué de repente dices eso.
— bueno yo.
Ella miro sus pies y después de tomar fuerzas dijo
— no quiero que mi hermana arruine su vida.
— no arruinare mi vida.
— serás viuda antes de tiempo y todo por mi culpa.
Las lágrimas de Fiona recorrieron sus mejillas, ella ya tenía a alguien a quien amaba, no quería tener a otra persona, pero no pensó en el amor de su hermana, estaba tan feliz mientras su hermana dijo que iba a ir.
Cristina seco sus lágrimas.
— relájate no es tu culpa, fue mi decisión, además Eduardo me trata muy bien, de hecho solo tengo que cocinar comida medicinales y ya, el es bastante tolerante conmigo.
Fiona suspiro.
— hermana escúchame
— Cristina, hora de trabajar
Le aviso Teo, ella se puso de pie y acarició el cabello de su hermana.
— dedícate solo a estudiar, la hermana hará todo lo demás.
Cuando salió, Fiona se levantó y abrió el cajón de la mesa de su hermana, busco la medicina y la abrió, saco la pastilla pero antes de dejarla caer se arrepintió.
— tal vez en otro momento, si otro.
Ella cerró todo de nuevo y salió, sus pasos se sentían pesados en el pasillo, después de todo era su hermana no quería lastimarla.
— la persuadiré otro día.
Con eso en mente salió hospital.
Cristina termino sus horas de trabajo y regreso a la mansión.
Se sorprendió al ver a Eduardo frente a la ventana del primer piso, aún estaba en una bata y sostenía un vaso con agua.
— he vuelto.
Se acercó y tomo un lado de su bata, el bajo su cabeza y ella dejó un suave beso en su mejilla.
— cómo has pasado tu día
El la miro sin emoción, no quería que trabajará pero esta mujer no le hizo caso.
— estoy bien.
Ella miro su rostro inexpresivo y suspiro.
" Aún sigue enojado, no era para tanto".
— me iré a cambiar, regreso luego.
El ama de llaves saludo.
— buenas tardes mi señora
— Hola Mari
Ella subió, el ama de llaves miro el rostro lleno de ira de su maestro.
— ¿no le gusta la señorita Cristina?
Pregunto tentativamente, el tomo del contenido del vaso y dijo con voz irritada.
— no es que no me guste, es ella la que piensa en mi como moneda de cambio, soy un enfermo inútil a sus ojos, nunca me verá como hombre, después de todo pronto moriré por qué se interesaría en mi.
El sintió una obstrucción en el pecho, lleno de ira lanzo el baso al suelo, el ruido de cristal rompiéndose asustó a Cristina que regresaba de cambiarse.
— que paso, que te enojo.
Se acercó a el y vio su mano, el miro el rostro de la mujer, tenía largas pestañas y sus labios rojos siempre lo atraían.
— te has comunicado con Guillermo.
Ella Asintió.
— ayer en la noche me envió un mensaje hablamos por un momento.
El miro su rostro y tomo su barbilla.
— por qué mantienes contacto con el.
— estás celoso.
El no contesto pero no la soltó.
— no te preocupes no te engañaré
apartó su mano.