tres años han pasado desde que el Marqués Rafael y Elaiza sellaron un pacto de amor secreto. Cuatro años en los que su relación ha florecido en los rincones ocultos de la mansión, transformándose en una verdad inquebrantable que sostiene su hogar.
Pero con los hijos del marqués haciéndose mayores y la implacable sociedad aristocrática que ha comenzando a susurrar, el peligro de que su amor salga a la luz es más grande que nunca.
¿Podrá estás dos almas unidas en la intimidad sobrevivir al escrutinio del mundo? ¿osera el fin de su amor?
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un vals amargo
El baile del en la gran mansión de la capital del conde de costa dorada no podía ser más ostentoso. Como anfitrión de la velada, la etiqueta era perfecta y que el espectáculo, un tributo a la riqueza y el poder de su familia. El conde se sentía orgulloso. Su hijo había regresado, listo para tomar su lugar en la alta sociedad.
El conde se aclaró la garganta para dar su discurso, se paro en escaleras de la mansión al frente de todos y un lacallo hizo sonar una campanilla un par de veces . El silencio en el salón fue instantáneo, y todos los ojos se posaron en él. El Conde alzó su copa y, con una sonrisa de arrogancia, comenzó a hablar. "Damas y caballeros, me honra darles la bienvenida a este mi pequeño y humilde hogar. Mi corazón se desborda de alegría al ver a mi hijo, Lucas, regresar de su viaje de estudios en el extranjero. Ha viajado por los países más sofisticados y aprendido de los mejores maestros de todas las regiones del mundo. y ahora después de tres años exahustivos ha regresado para servir a este reino, Y a la corona, como un caballero de nuestro apellido lo puede hacer."
Los nobles, con sus ojos llenos de envidia, aplaudieron las palabras del conde. La princesa margarita, la hija del rey, que estaba sentada en un trono improvisado unos escalones abajo, sonrió y asintió con la cabeza, una señal que algunos era de aprobación, sin embargo era un gesto que tenía perfectamente aprendido de su padre.
Luego, le llegó el turno a Lucas, quien, con una sonrisa en el rostro y una mirada de superioridad, subió a la altura de su padre para dar su discurso.
"Gracias, padre," dijo Lucas, quien aparentaba un semblante más maduro que el de hacia unos años atras"y gracias, mis queridos amigos, por venir, es un honor para mí regresar a esta tierra que me vio nacer. Me alegro de que este sea el primer lugar que visito después de mis estudios en el extranjero, he extrañado tanto este lugar... Y bueno a diferencia de muchos, he tenido el privilegio de conocer el mundo, de aprender de las diferentes culturas, y de educarme en las mejores universidades. Pero ahora estoy de regreso, y listo para poner mis conocimientos al servicio de este reino Y sobre todo, al servicio de la familia real." hizo una reverencia hacia la princesa quien había ido en representación de sus padres.
El salón estalló en aplausos, entonces se indico que se iniciaría el baile, y la orquesta, con una melodía vibrante, dio inicio. Como festejado, Lucas tuvo el honor de bailar con todas las jóvenes solteras de su edad del salón.
La orquesta tocó una melodía suave, y Lucas, con una sonrisa, se acercó a la princesa Margarita para invitarla a bailar. La princesa, con su sonrisa perfecta, aceptó la invitación, y ambos se movieron con gracia en la pista de baile.
"Ha florecido, princesa," dijo Lucas, su voz suave como la miel. "Su belleza es deslumbrante, rivaliza con la de las flores más exóticas de los jardines de los países de occidente."
La princesa sonrió, pero su mirada no ocultaba su astucia. "He visto esos jardines, Lucas. Y he sabido las flores que crecen en ellos pueden ser tan peligrosas como hermosas."
Lucas se rió, su voz un murmullo. "Veo que no ha perdido su agudeza, princesa. Me temo que no todos los nobles de este reino pueden apreciar la belleza de una flor exótica."
"Y usted," continuó la princesa, "no ha cambiado. He oído que ha estado muy ocupado en el extranjero. ¿Ha aprendido de verdad a seguir las reglas, o sigue se niegandose a aceptarlas?"
Lucas, con una sonrisa, la miró. " la mayoría de las reglas han sido para ser seguidas, pero Algunas reglas están hechas para romperse, princesa. y por usted y mi reino le aseguro rompería varias."
La princesa se rió, una risa que parecía de hielo. " ." La princesa, con sus palabras, le recordaba que ella era la hija del rey y que su amistad con Tomás y la familia Robledo no era un juego.
Sus ojos, fríos y penetrantes, se encontraron con los de él. "Su talento reside en su habilidad para romper las reglas, pero mi respeto lo tienen aquellos que saben cómo seguirlas. Como los honorables estudiantes de la academia militar y sus padres" Hizo una pausa. "Ellos saben que la verdadera victoria no es romper las reglas, sino ganar con gracia y honor. Espero que usted aprenda eso algún día, Lucas. Sería una pena que su familia fuera humillada por su falta de desencia y decoro."
Las palabras de la princesa fueron una advertencia elegante y cortante. Ella era una maestra del combate social, y Lucas, a pesar de su arrogancia, no era rival para ella. Quedó atrapado por sus palabras, incapaz de responder.
El baile terminó en ese instante, y Lucas se despidió de la princesa con una reverencia formal. La música del vals siguio llenando el salón, y Lucas, con una sonrisa elegante bailo con todas las jóvenes una tras, en algún momento de se acercó a Rosalba. Con una elegancia calculada y le ofreció la mano. Ella, con una sonrisa que era más una formalidad que una emoción genuina, la tomó.
Lucas la miró a los ojos, su rostro un cuadro de un afecto fingido. " vaya Rosalba si que haz crecido, Te recuerdo como una niña muy bonita," dijo, con una voz suave y nostálgica. "Aunque, me temo, algo torpe. Parecía que los problemas la perseguían en ese entonces."
Rosalba frunció el ceño. Recordó el incidente en el palacio, la bandeja de comida que se había caído encima, la burla apenas velada que había sentido.
"No parecía tener esa opinión sobre mi en ese entonces," respondió, su voz más fría de lo que pretendía.
Lucas se rió, un sonido que no llegaba a sus ojos. "La gente cambia, mi querida Rosalba. El tiempo en el extranjero te hace ver las cosas con más claridad." Su mirada se hizo más intensa, y su voz, más baja. "Tú eres como una joya sin pulir. Necesitas la mano de un buen joyero que la haga brillar, que la haga resplandecer, que sea aquel que muestre las cualidades que hay en ti."
Rosalba se sintió humillada, las palabras de Lucas eran como un puñal en su corazón. Ella era una mujer, una mujer con un título de bajo rango, una mujer que no tenía poder.
"El título de su padre fue otorgado por un rey, señor Lucas," respondió Rosalba, su voz temblaba. "Pero el mio es un título que se ha ganado con sangre, y esa es una gran diferencia, es una lástima que su arrogancia lo ciegue."
Lucas se rió, un sonido que no llegaba a sus ojos. "Algunos títulos son más valiosos que otros, mi querida Rosalba. Y el mío es uno de esos." Su mirada se hizo más intensa, y su voz, más baja. "Me temo que el futuro de tu familia es incierto. Si no fuera por la gracia del rey, me temo que la suya estaría en la ruina hace mucho. Es una lástima que el marqués sea un hombre tan orgulloso, con el poder que tiene podría lograr tanto."
Rosalba se sintió humillada. Quería defender a su padre, a su familia, pero las palabras de Lucas la dejaron sin aliento. Se sintió pequeña, vulnerable. Y lo peor de todo, fue que la gente los miraba, y murmuraba sobre de ellos.
Desde el otro lado del salón, Tomas observaba cada movimiento. Su corazón latía con furia, un tambor sordo que solo él podía escuchar. Con los puños apretados a los costados de su cuerpo, miraba cómo lucas y su hermana se movían con gracia. De vez en cuando, Lucas levantaba la mirada, sus ojos encontraban los de Tomás y le dirigía una sonrisa, una sonrisa aparentemente amable, pero que solo Tomás, conocía desde que eran niños aquello era una provocación. La impotencia de Tomás lo consumia. Sabía que su padre y la escuela lo habían educado para mantener la compostura, para no dejarse llevar por las emociones, pero Lucas era un veneno que corría por sus venas, un dolor que lo hacía perder el control.
Rosalba, por su parte, seguía en la danza, su rostro una máscara de calma, escuchando los supuestos halagos de su compañero de baile. Pero sus ojos estaban llenos de un dolor que solo ella entendía.
Estaría bueno que tuviera alguna conducta inapropiada con alguna jovencita, no quiero que sea Rosalba, y lo reten a duelo para que así muestre la piltrafa de la cual está hecho.
¡La princesa está enamorada de Rafael!
Eso no me lo esperaba.
🤔🤔🤔