Siempre Fuiste Tú

-       Vaya Val, tu oficina parece una floristería, ¿Qué paso? – Pregunta Sofia asombrada, ella sabe que a su amiga le encantan los lirios, pero tampoco para llegar a ese nivel.

-       Todo es culpa del idiota de Rafael. – Responde Valentina con fingida molestia, pero secretamente emocionada, lo que no pasa desapercibido para Sofia que la conoce bastante bien, por lo que se gira hacia ella levantado una ceja y cruzándose de brazos.

-       ¿Qué está pasando aquí? – Cuestiona con tono de “no me mientas, lo sabre de inmediato”

-       ¿A qué te refieres? – Devuelve la pregunta Valentina a la defensiva.

-       Se que sabes perfectamente a que me refiero. – Expuso Sofia tomando asiento. – ¿Lo perdonaste? – Inquiere sin apartar la vista de su amiga.

-       No. – Respondió Valentina inmediatamente, demasiado rápido como para creerle o al menos no del todo.

-       Pero, ¿estas a punto de hacerlo? – Continuo Sofia.

-       Por supuesto que no. – Grito Valentina, en un fallido intento por convencer a Sofia y a sí misma.

-       Claro, claro, hare como te creo. – Negó Sofia, era obvio que su amiga estaba a punto de caer nuevamente, lo que no sabía si le alegraba o no, ella vio como Valentina se había apagado totalmente, después de aquel día, pero también podía ver como ahora volvía a brillar y es que debía admitir que, aunque después de un tiempo Valentina estuvo mejor, la verdad era que desde que se alejó de Rafael no volvió a sonreír igual, había un dolor oculto en su corazón que apenas empezaba a sanar y la cura parecía ser el mismo veneno.

-       ¿Cómo estas tu?, ¿Cómo están las cosas con Maximiliano? – Pregunto Valentina, la verdad era que su amiga le preocupaba, llevaba casi un año casada con el amor de su vida, sin embargo, no podía ser feliz y eso le dolía mucho, pues Sofia es más como una hermana para ella y su dolor lo siente propio, además quería cambiar de tema.

Pues la verdad era que aún no sabía muy bien como sentirse respecto a Rafael, ahora hablaban un poco más seguido, él le contaba sobre los hoteles y el estado de salud de su abuelo que había mejorado bastante, le había explicado que antes de lo sucedido él había sido encargado a la sede en el país, pero que con lo sucedido debía quedarse en el norte un tiempo más, pero que pronto regresaría y esperaba que ella ahora si estuviera dispuesta a escucharlo.

Valentina después de todo lo ocurrido y con la visita de Sonia, decidió darle una oportunidad por lo que justamente la noche anterior le dijo que lo escucharía, pero sería en persona, así que debía esperar hasta su regreso.

-       ¿Lo prometes? – Había preguntado Rafael emocionado.

-       Sabes que siempre cumplo mi palabra. – Le recordó Valentina.

-       Es verdad. – Sonrió Rafael encantado. – No te preocupes, apenas todo aquí se solucione, volveré de inmediato. – Prometió, ahora con sus ilusiones más vivas que nunca.

Fin del recuerdo.

-       Las cosas siguen igual. – Respondió Sofia sacando a Valentina de sus pensamientos. – Cada vez queda menos para el divorcio. – Dijo tratando de sonar indiferente, pero claramente ese tema la afectaba, mucho más de lo que estaría dispuesta a admitir.

-       Quizás deberías hablar con él. – Sugirió Valentina, ella en persona había visto lo mucho que Maximiliano se preocupaba por Sofia, cualquiera a kilómetros sabría que eso era amor, por lo que no sabe, ¿Cómo es que todo cambio de un día para otro?, ella siente que algo debió suceder, solo que no sabe que pudo ser.

-       No es necesario, ya tuvo suficiente con casarse conmigo para ayudarme, así que lo único que puedo hacer por él, es no molestarlo y esperar tranquilamente que los dos años pasen para darle su libertad y pueda ir en buscar de su felicidad con la persona que ama. – Dijo con serenidad, era algo que ya se había mentalizado, aun cuando su corazón dolía cada vez que pensaba en ello, no pensaba retenerlo a su lado, lo amaba demasiado para hacer algo así.

-       Está bien. – Acepto Valentina con pesar, en verdad deseaba que Sofia pudiera ser feliz y algo le decía que junto a Maximiliano podría serlo.

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-       Querida Sonia, ¿Cuánto tiempo sin verte hija? – Saludo Helena, ella quería mucho a Sonia la había visto crecer y durante mucho tiempo la había visto como su nuera, lastimosamente al final las cosas no se dieron, aun así, le sigue teniendo mucho cariño.

-       Querida Helena, ha pasado un tiempo, la verdad es que los he extrañado mucho, pero no quería ser inoportuna, fue por ello que no había venido de visita. – Expreso bajando la mirada con un dejo de tristeza que de inmediato conmovió a Helena.

-       No digas eso, siempre serás bienvenida en esta casa. – Le dijo tomando sus manos.

-       Así es, para mí siempre serás mi más querida cuñada. – Agrego Lidia con seguridad.

-       Muchas gracias querida Lidia, pero no deberías decir eso, se podría mal interpretar. – Dijo Sonrió con fingida preocupación.

-       Que se malinterprete, no importa, igual yo no pierdo la esperanza de que mi hermano entre en razón. – Declaro Lidia levantando su mentón.

-       Hija se más prudente por favor. – Pidió Helena, pues, aunque a ella también le gustaría que Rafael se casara con Sonia, eso es algo que solo les compete a ellos.

-        Mamá. – Reclamo Lidia.

-       Está bien Lidia, no importa. – Intervino Sonia con dulzura tomando las manos de lidia. – Para mí ustedes siempre serán familia, incluso si no soy la esposa de Rafael, me siento parte de esta casa, es por ello que quise venir a ver al abuelo – Expuso con una sonrisa.

-       Por supuesto mi niña, pasa. – Dijo Helena. – El abuelo está descansando en su cuarto, pero se aburre mucho por lo que estará feliz de que hayas venido a verlo. – Añadió con alegría.

-       Yo también estoy muy feliz de hacerlo. – Dijo Sonia con una gran sonrisa, pues ese era el primer paso de su elaborado plan.