Maximiliano, un hombre lobo es transportado a otro mundo cuando huía de alguien que lo quería matar, en donde se topa con una humana muy peculiar, quien no solo le atrae, sino que trastoca su mundo y su ser. Juntos descubren que la humana no es de este mundo sino de donde viene Max, un mundo lleno de diferentes razas además de los humanos, y que hay un secreto detrás del encuentro entre los dos, que no solo los pone en peligro, también a sus mundos.
¿Descubrirán cuál es ese secreto? ¿Por qué los pone en peligro ese secreto?
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Capítulo 22
Raven se sintió nerviosa al intuir que podía ser la familia de Max, pero él no le dio tiempo de esconderse. Abrió la puerta, bajó y antes de siquiera acercarse a su familia emocionada de verlo a salvo, estiró la mano hacia el carruaje, sorprendiendo a todos.
Raven no quería salir, pero la mirada entusiasta de Max la desarmó por completo; suspiró y tomó su mano, viendo cómo él mostraba una sonrisa aliviada. Cuando bajó, sintió la mirada de todas las personas presentes y se sintió un poco cohibida, bajó un poco la mirada y se escondió detrás de Max, sin embargo, él la ciñó a su cintura, quedando a su lado, sin ningún lugar al cual escapar.
Los padres de Max estaban boquiabiertos, porque no podían creer que en el tiempo que estuvo desaparecido, había estado con una mujer que no era de su especie. Parecía una humana y no sabían qué tenía para que Max la trajera de regreso consigo.
Zafiro miró a la chica, observando a detalle que su hermano no la soltaba, sujetándola con fuerza, temiendo que escapara e intuyó que la chica había cautivado por completo el corazón duro de su hermano, dejándola bastante sorprendida y al mismo tiempo un poco feliz.
Max no demoró en presentarla con orgullo y felicidad.
-Padre, madre, hermana – asintió a todos – Ella es Raven More y será mi princesa.
Lila casi sintió sus piernas aflojarse, no es que no estuviera feliz de que su hijo al fin quisiera casarse, pero no creyó que fuese fuera de su especie. No quería entrometerse, pero no sentía tanto aprecio por la raza humana. Malcolm por su parte, no estaba disgustado porque adivinaba que la chica podría ser la pareja destinada de Max, y cuando su propio hijo lo confirmó, no tuvo más que aceptar el hecho.
-Ella es mi compañera destinada.
Lila abrió los ojos y se sintió contrariada. No le caían bien los humanos, pero si era la pareja destinada de su hijo no había manera de intervenir porque esta unión era sagrada, intentar intervenir era una blasfemia y ofensa hacia la diosa Luna, Serena. Lila no tuvo más opción que aceptarla.
Ante el silencio un poco incómodo, Zafiro salió al rescate de la situación, porque veía a su hermano fruncir el ceño, señal de que estaba enojado de la actitud apática ante la mención de su compañera de vida.
-¡Felicidades, hermano! – se acercó para abrazar a su hermano y se giró hacia la chica, que parecía incomoda y la abrazó – Felicidades, me alegra saber que toleras a mi hermano.
Raven, ante el abrazo de una mujer demasiado hermosa a su parecer, la dejó aturdida y un poco avergonzada, pero no rechazó el gesto y hasta se relajó un poco ante el comentario sobre Max.
-No ha cruzado la línea aun – bromeó y la mujer le sonrió divertida.
-Ni me lo digas, él puede ser sobreprotector, tenle paciencia.
Raven sonrió más relajada y asintió en respuesta, la atmosfera se aligeró bastante, por lo que los emperadores tuvieron que seguir a Zafiro y felicitar, haciendo que su hijo relajara el rostro enojado.
-Gracias por su espera, hay muchas cosas que quiero contarles – su cara se volvió seria – Es de suma importancia. Solo dejaré a Raven que se acomode en mi palacio y luego iré a ustedes.
Antes de que sus padres dijeran algo, él tomó a Raven de su cintura y caminó con paso firme, dejando a todos estupefactos.
Zafiro suspiró, a pesar de que sus padres cooperaron con al fingida alegría, no pudieron disipar por completo la molestia de su hermano.
-Padre, madre… Max, él…
Lila suspiró.
-Lo sé – se frotó la cabeza – Pero no nos puede culpar, no estamos muy contentos que sea humana.
-Independientemente de su raza, la pareja destinada no puede ser despreciada, el castigo de la diosa puede ser atroz – Zafiro recordó y sabía que ellos debían saber, solo que estaban consternados.
Malcolm y Lila asintieron e intentaron aceptar tranquilamente el hecho de que la compañera de Max era humana y no había mucho que podían hacer, aunque la corte no estaría muy tranquila cuando supieran este hecho.
***
Max llevó a Raven hasta a su palacio, en el lado este del enorme castillo. Por el camino se toparon con la servidumbre que lo veían con asombro por su llegada y más aún por la mujer que abrazaba con fuerza. A Max no le importó los ojos de los sirvientes, porque temía explotar frente a tanta gente por su reciente enojo, así que cargó a Raven y corrió con rapidez sobrehumana hasta la puerta de su palacio. Entró, siendo recibido con sorpresa por el mayordomo, pero Max agitó los brazos y expulsó a todos.
Raven no podía entender su estado irritable, y cuando intentó acercarse para preguntar, fue asediada con furia por los labios tibios de él. Forcejeó un poco, golpeando sus hombros con fuerza, pero él no la soltó, inclinándose en el enorme sofá de color azul celeste.
Cuando Max rompió el beso, Raven pudo respirar al fin. Agitada, pudo sentir a Max fuera de sus cabales, pero no se asustó aunque él había desgarrado su blusa con esas enormes garras.
-Max – murmuró cuando sintió la boca caliente y húmeda de él en sus pechos.
Max escuchó la voz de Raven, aunque el cuerpo de ella temblaba ante sus caricias, podía sentirla tensa. Sacudió la cabeza, despabilando su mente y descansó su rostro en el pecho desnudo de Raven, aspirando su aroma a cítricos y menta. Sintió a Raven abrazar su cabeza y acariciar su cabello, también la escuchó murmurar algo y pronto sintió que su enojo se esfumaba lentamente, tranquilizándolo hasta el punto de querer quedarse dormido, pero no se permitió dormir, al menos hasta que contara lo que había experimentado antes de caer en el mundo de Raven.
Aspiró con fuerza el aroma de su mujer y al fin la miró a los ojos. Ella no parecía asustada, pero sus ojos reflejaban preocupación y cuidado. Max le sonrió para tranquilizarla, luego se sentó y se llevó a Raven en su regazo y besó con suavidad los labios de ella. Después de un rato besando con paciencia, al fin la soltó.
-¿Qué pasó? – le preguntó Raven luego de un rato en silencio. Acariciando su mejilla con consuelo.
-Solo estaba enojado.
-¿Tus padres no aprueban nuestra relación?
-Algo parecido – la miró a los ojos y vio su tristeza y le dolió el corazón verla así, así que la abrazó con fuerza – No te preocupes, tu eres mi compañera destinada, nadie puede destruir este hecho.
-¿Si no lo fuera?
Raven le preguntó con cierto temor. Ella sabía que por ser la pareja destinada, él había sido entusiasta al apegarse a ella, entonces, si no lo fuera, ¿él aun lucharía por ella, por su relación?
Max vio esa duda en los ojos de ella y se sintió sofocado y enojado.
-Aun cuando no fuésemos una pareja destinada, me gustas demasiado – enterró su rostro en el cuello de ella y aspiró su aroma – Me atraes demasiado. Antes de siquiera entender que eras mi compañera, solo quería morderte y hacerte mía – la miró a los ojos – Te dije que no soy casual, y tampoco lo soy a la hora de tomar mis decisiones. Soy firme a ello y nada ni nadie me haría cambiar de parecer, ¿escuchaste bien?
Raven se mordió los labios y asintió con algunas lágrimas asomándose en sus ojos.