Después de caer inconsciente Valeria, una exitosa cirujana de 34 años, despierta en el cuerpo de una joven noble llamada Mu Wanru, en una distancia ficticia inspirada en la antigua China. Mu Wanru ha sido envenenada por sus hermanastras.
Ahora atrapada en un cuerpo frágil y en una corte plagada de intrigas. Valeria deberá usar su mente moderna y sus conocimientos médicos, su carácter fuerte para sobrevivir. Sin intención de convertirse en la concubina de nadie y menos de un emperador cruel.
Pero un general frío y distante con oscuros secretos, se interpondra en su camino y en su corazón.
¿Qué hará Valeria para poder sobrevivir?
¿ Quién será ese General?
Te invito a leer esta increíble historia, llena de intriga, romance y pasión.
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Justicia a los ojos de la abuela Mu
El aire era suave aquella tarde, perfumada con los últimos lotos de la temporada. En el ala oeste de la residencia Mu, donde se ubican los aposentos menos lujosos, reinaba una paz engañosa. Las flores estaban bien cuidadas, sí, pero el silencio que envolvía el lugar hablaba de años de olvido, como si todo lo que ahí residía hubiese sido apartado del resto del mundo.
Allí, Wanru descansaba junto a la ventana, su cabeza apoyada contra la palma de su mano mientras hojeaba un antiguo libro de medicina. Sin embargo, su mirada estaba perdida, más allá de las palabras. Sus pensamientos no estaban en el libro, sino en las imágenes que su memoria traía de su vida pasada de Valeria. Sobre el gran general Xie Liangchen.
Un nombre que surgía con más fuerza cada día, un destino que parecía que aún no se había terminado de escribir.
El crujir leve de la madera bajo unos pasos pausados la hizo girarse con suavidad. Cuando alzó la vista, allí estaba ella, la figura imponente de su abuela, la gran señora Mu, vestida con tonos sobrios pero elegante. Su bastón toco el suelo con firmeza, aunque no parecía necesitarlo. En sus ojos brillaba la inteligencia y determinación de quien había visto, demasiado y aun conservaba la fuerza para seguir.
--- Mi nieta se ha vuelto una gran doctora celestial, según escuché,--- dijo la matriarca con una leve sonrisa en los labios.
Wanru se sobresaltó levemente, incorporándose con rapidez.
---- Perdón abuela no la escuche llegar,--- respondió Wanru
La señora Mu alzó una mano silenciando cualquier disculpa innecesaria.
--- Tranquila mi niña, he regresado, ahora nadie te hará daño, ---- dijo la abuela Mu
El corazón de Wanru dio un vuelco, aquella voz aunque firme, tenía algo de cálida, familiar. No por la sangre que compartían, sino por algo más profundo.
La anciana se sentó frente a ella, sin pedir permiso. Observó los jarrones, los bordados, el estado de la habitación. Su expresión se endureció.
---- Así que esta es el ala que te han regalado, ---- dijo la abuela Mu, mirando a su alrededor.
Wanru bajo la mirada un instante, no con vergüenza, con serenidad y madurez que la caracteriza.
--- No importa abuela, acá puedo estudiar en paz, nadie molesta a quien consideran inútil, aparte puedo recibir a mis pacientes sin que molesten a la señora Su Rong, ---- respondió Wanru
La señora Mu soltó un suspiro largo como si arrastrara años de impotencia contenida.
---- Tu madre fue mi joya más preciada, inteligente, justa, firme, y yo permití que este hijo mio, ciego por el poder y la belleza de una mujer frivola, la humillara. No estuve aquí cuando me necesitaba más. No volveré a fallarles a ambas.--- dijo la abuela Mu
Wanru levantó la mirada, sorprendida. En los ojos de su abuela no había lástima, sino promesa y justicia.
Y algo más, un reflejo familiar que le revolvió el pecho.
--- Abuela, usted me recuerda a mi otra abuela, a la que tuve antes,--- susurró sin darse cuenta Wanru.
La señora Mu enarcó una ceja,---¿antes?,---
Wanru titubeo, no era prudente hablar de su transmigracion, de cómo su alma había viajado desde otro tiempo, otro cuerpo. Pero aquella mujer frente a ella, tenía algo en su mirada la animaba a confiar.
--- En mi infancia, mi otra abuela era como usted, justa, sabia, protectora, cuando la perdí, pensé que nunca volvería a sentirme protegida, --- dijo Wanru escogiendo con cuidado las palabras.
La matriarca tomó su mano con suavidad, y por un instante, el tiempo pareció detenerse.
--- Entonces que el cielo me haya permitido llegar a tiempo para ocupar ese lugar. A partir de ahora Wanru todo cambiará. Eres mi nieta, vamos a honrar la memoria de tu madre, serás una hija legítima, como siempre debió ser. ---- respondió la abuela Mu
Wanru sintió un nudo en la garganta, durante años había sido la sombra de su propia familia. Había soportado miradas de desprecio, palabras hirientes, indiferencia absoluta. Y ahora, frente a esa mujer sentía por primera vez en mucho tiempo que tenía un lugar.
---Abuela, gracias, --- dijo Wanru apretando su mano.
---- No me agradezcas aún, haré que cada persona que te desprecio se incline ante ti. Su Rong y sus hijas tendrán que aprender a resolver pronto sabrán cual es su verdadero sitió,---dijo la abuela
Wanru esbozó una sonrisa leve, aunque sus pensamientos aún estaban en la medicina, en el general Xie, en la historia que tanto la había fascinado, ahora también había un nuevo pilar en su vida, su abuela.
Más tarde cuando la señora Mu se retiró, Wanru volvió a quedarse sola en su habitación. El cielo se había teñido de naranja y violeta, las sombras de las hojas se alargaban sobre el suelo de madera, bailando con la brisa.
Wanru se sentó de nuevo, pero no tomo el libro, cerró los ojos y apoyó la cabeza contra el marco de la ventana.
En su mente un pensamiento, ¿el cielo me ha traído de vuelta, para mí o para él?.
El rostro del joven del bosque apareció brevemente en su mente, sus ojos, su expresión.
Y luego como un eco en su mente resuena el nombre del general Pie Liangchen, como si el destino comenzará a unir los hilos de una historia que no había sido contada por completo, pero esta vez ella sería parte.
Mientras tanto en la mansión Xie, el joven general está en su habitación y no puede evitar recordar esos hermosos ojos, ese rostro sonrojado.
¿Quién será esa joven?, pensó, aunque sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz femenina.
--- Liangchen, te traje sopa,--- dijo la joven
--- Gao An, gracias,---- dice Liangchen
---- hermano Liangchen, lo hago con mucho gusto sé que te gusta la sopa en las noches, --- respondió Gao An con timidez.
--- Señorita, Gao An, desde ahora no es necesario que le traiga sopa a mi hijo, yo me ocuparé de eso.--- El rostro de la señora Xie era serió
--- señora Xie, yo,--- Gao An no pudo terminar de hablar.
--- señorita Gao, mi hijo es un hombre comprometido, y esta mal visto que una joven venga en la noche a su habitación, --- dijo la señora Xie
--- mamá, An no está acostumbrada a estas normas, en el campeonato militar, ---- Liangchen fue interrumpido
---- No estamos en el campamento militar hijo, y pronto todos en la ciudad sabrán que tu prometida es la joven señorita de la mansión del ministro Mu, y es una orden del Emperador,--- dijo la señora
---- yo me retiro, --- dijo Gao An, pero en su mente, vieja metiche.