Del Odio Al Amor

Patrick

Arrugó el periódico.

La pareja Collins al parecer se ven muy enamorados, el día de ayer por la cena los vimos muy románticos, compartían besos y caricias, esperamos conocer muy pronto al heredero de las empresas Collins.

Término de leer el artículo, maldito, ella debe ser mía, solo la usa para ganas puntos con la prensa y siendo el mayor CEO, pero la conquistaré, Emma será mía, ella debe ser mía.

Tocando la puerta.

— Adelante.

— Me mando a llamar.

— Siéntate, ya has podido entrar a la empresa.

— Estoy en eso Jefe.

— Te necesito lo más antes posible ahí, necesito que me digas que hace, necesitó que te le metas en la cama si es necesario.

— Como usted ordene.

— Le gusta el negocio, entonces con eso te le meterás, sé provocativa, todo lo que haga que caiga.

— Así lo haré.

— Te puedes ir Dayana y no me falles.

— Como guste señor Patrick.

— Por cierto, antes que te vayas, dentro de unos días será la cena de ejecutivos, abran muchos empresarios, necesito que me consigas el mejor traje y canceles mis citas por ese día.

— Como lo ordene, así lo haré.

Se retira, veo el periódico que tire al cesto de basura, ella irá conmigo.

Marco su número y al tercer pitido escucho su hermosa y dulce voz.

— ¡Hola Patrick!

— ¡Hola hermosa, estás libre el día de hoy!

— Claro, hoy estoy libre, es domingo.

— Perfecto, entonces nos vemos hoy a las 7 pasos por ti.

— ¡Te espero!

Cuelgo la llamada, deseo tenerla completamente para mí, hoy estaremos a solas, llamo para hacer una reservación para dos, en una terraza de un restaurante Hamma donde preparan unos deliciosos sushis.

Me pongo a terminar mis últimos documentos, necesito estar libre toda la tarde sin interrupciones.

Finalizo mi último documento y me marcho a mi casa.

Llego y me desvisto, me doy una ducha, me aplico loción, me peino el cabello y me pongo una playera con cuello de tortuga, una gabardina besh, Jens azules y unos botines, aún hace frío en New York, pronto terminará.

Me subo a mi auto con dirección a la casa de Emma.

Después de 20 minutos llegó a mi destino, le marcó y no veo el auto de ese idiota.

Ella me responde y le digo que estoy afuera.

Sale de su casa y me bajo para abrirle la puerta del auto.

— ¡Hola Patrick!

— ¡Hola preciosa, como estás!

— ¡súper!

Beso, su mejilla, pero se lo doy cerca de su boca.

Nos subimos al auto y me pongo en marcha para el restaurante.

En el camino nos reímos de una pareja que por el hielo cayó resvalandoce, hablamos sobre su día y del mío, me cuenta que salió con Zoe a almorzar y que se la pasó súper con ella, que fue de compras con Zoe y luego se fueron a un Spa, la escucho atentamente en el camino.

Después de media hora de camino llegamos a nuestro destino.

La ayudo a bajar e ingresos al lugar, el valet parking se lleva el auto y el de recepción nos guía a nuestro lugar, doy mis datos y mi reservación.

Nos guían al lugar y es una terra con una vista preciosa, la mesa esga justo al centro, hay velas, una botella de vino y lo pedí al estilo japonés, con almohadones en ves de sillas, la mesa del centro es baja igual, todo se ve perfecto.

— Se ve hermoso todo, muchas gracias por la invitación.

— De nada preciosa, todo es para ti.

Tomamos asiento y pido el sushi de la casa para ambos.

— Nunca había comido así, bueno he ido a lugares así de comida China, pero no me había sentado así, se siente bien, aunque con las botas no se como acomodarme.

La veo mientras se acomoda, es tan hermosa, con el pelo lacio, un vestido tallado rojo, de cuello alto, con botas altas, se quitó la gabardina y deja ver su hermosa figura con esa vestido rojo tallado, desde hoy mi color favorito es el rojo.

— Sientate de lado, o estira tus pies yo los sujeto.

— Ah no tengas pena, lo dice con risitas que me hacen verla más hermosa.

Nos traen los bocadillos, brindamos por la noche y empezamos a comer.

— Mm esto sabe...Delicioso.

— Sabia que te gustaría.

— Se tapa la boca, que si me gusta, me encanta, lo dice termiando de masticar lo que se acaba de comer.

— Eres hermosa.

— ¡Gracias, Patrick! Tu también.

Me río de lado, viéndola comer, la noche es fria, pero en al terraza vemos la hermosa vista, aparte tenemos al rededor unos extractores de fuego, los cuales nos dan calor alrededor.

— Al parecer están en la mira de la prensa, digo metiéndome un sushi a la boca.

— MMM, si lo vi, que ridículo, ¿No crees? Lo dice comiéndose otro sushi.

— Pues se veían muy cerca, hasta se besaron.

— Él me beso.

— Aprieto los puños, Fue contra tu voluntad.

— Más bien fue como desprevenido, no sabía que me besaría, pero no quería besarlo, pero como lo hizo, captaron el beso los fotógrafos.

— ¿Y te gusto?

—A que viene eso.

— ¡No lo sé, te gusto que te besara!

— ¡No, claro que no, lo mordí para que me soltara!

— Me alegra escuchar eso, le digo acariciando su mano.

Solo me sonríe dándole un sorbo a su vino, muero por besarla, en serio que sí, terminamos de hablar y los meseros recogen nuestros platos, ella se pone de pie.

— Ahora regreso, iré a lavarme las manos.

— ¡Aquí te espero!

Me levanto y me encaminó para ver la vista a la ciudad, al estar lejos de los extractores de fuego siento el frío.

Estoy viendo a la nada, pensando en que mi color favorito es el rojo, la rubia de vestido rojo me trae loco, pienso en ella y recuerdo una canción, llamo al mesero, le pido un papel y lapicero, apunto el nombre de la canción y le informó que cuando ella aparezca que la ponga.

Esta canción no es de niñatos, esta es describiéndola a ella.

Al poco tiempo ella regresa, se acerca a mí.

— Valla estar cerca de los extractores de fuego no se siente tanto frío, ahora si siento mucho frío.

— Si lo mismo pensé, te habían dicho que el rojo resalta todo de ti, tu hermosa piel, tu figura, tu cabello y tus hermosos ojos grises.

— Eres muy lindo al decir todo eso, muchas gracias, nadie me había alagado tanto en una noche.

— Pues ya tienes a alguien, el cual te dirá lo hermosa que eres, siempre que te vea.

— ¡Gracias Patrick!

—Ahora regresemos donde se encuentran los extractores de fuego.

Nos encaminamos y antes de sentarnos le digo.

— Emma, baila conmigo, quiero que escuches esta canción, me hice pensar en ti.

— Se ríe y me dice, claro, esta ves no tendré miedo de que un animal salga a lastimarte.

— Aquí no habrá nadie quien nos interrumpa y tal vez terminemos lo que no pudimos hacer esa noche.

La atraigo a mi y veo a la dirección donde se encuentra el mesero, le hago señas con la mirada y el asiente rápidamente.

La música empieza a sonar, es romántica y relajante.

...The Lady in red- Chris de burgh...

La tomo de la cintura, la atraigo hacia mi, te dedico esta canción preciosa.

Ella sonríe y acepta bailar conmigo.

Lo que dice la canción es perfecto, quiero que se de cuenta que hay un hombre que está dispuesto a amarla.

...I'v never see you looking so lovely...

...Nunca te he visto lucir tan encantadora...

...as you did tonigth...

...Como te ves esta noche...

...I'v never see you shine so bright...

Nunca te he visto brillar tan resplandeciente

— Todo lo que dice la canción es cierto Emm, me encantas.

— Eres tan lindo Patrick.

La atraigo más a mi y canto junto a la canción.

...I have never seen that dress you're wearnig...

...Nunca he visto este vestido que llevas puesto...

...Or the highlights in your hair That catch your eyes...

...O los reflejos en tu pelo que hacen destellar tus ojos...

...I have been blind...

...he estado ciego...

...The lady in red is dancing with me...

...La dama de rojo está bailando conmigo...

...Cheek to cheek...

...Mejilla con mejilla ...

...There's nobody here, It's just you and me...

...No hay nadie aquí, somos solo tú y yo ...

Sigo cantando mientras nos miramos, bailamos romántico.

— Mi dama de rojo, se ve hermosa esta noche.

— Es hermosa la canción, gracias por....

No termina la frase cuando me robo sus labios, aún sonando la canción, la sigo besando, no me rechaza, acepta mi beso, el cual se profundiza aún más, la beso suave y nuestras lenguas se tocan en el acto.

No sé cuanto tiempo pasamos basándonos, pero al separarnos tiene los labios hinchados.

— Nunca olvidaré como te ves esta noche, mi dama de rojo.

— ¡Gracias por esta noche!

Aún seguimos viéndonos, cuando escucho una voz familiar.

— Emma, gritan desde adentro de la terraza, nos separamos, mi noche iba bien.