EL SEXY GENIO Y EL MAFIOSO DE JUGUETE

Christine sintió algo de compasión por su amigo y le pidió que se marchara, sabía perfectamente de lo que Dimitri era capaz. Recordaba claramente como dejaron a Liam y Chris por solo coquetear con ellas. No sé quería imaginar lo que le harían a Fred que supuestamente era el padre de su supuesta hija.

Entonces, el hombre se marchó y Genoveva le pidió a Cristiano que le asignará protección, hasta que se aclarara todo este enredo.

Dimitri por su parte, agradecía que Máximo Jr. se fuese a la oficina, claro no sin antes burlarse de él. Me voy antes de verte convertirte en una niñera. Nos vemos mañana, no estoy de humor para las fiestas.

Máximo Jr. odiaba no haberle pedido a Luna la ubicación de Christine. Entonces él había decidido encontrarla el mismo. Si Luna estaba de regreso, lo más seguro era que Christine también.

Mientras tanto, la fiesta se desarrollaba con toda normalidad. Dimitri se había llevado a Estrella a un lugar alejado. Él estaba intentando que ella diera algunos pasos.

—Vamos bodoque. ¿Acaso tengo que cargarte para golpear la piñata? —le susurraba un intento tras otro.

La pequeña solo reía a carcajadas al ser atrapada por él antes de caer al piso. Esto se había convertido en un juego para ella. Ya lograba pararse y dar algunos pasos, pero ella se quedaba paralizada, observaba la cara de Dimitri y se dejaba caer, para que el corriera atraparla.

—Eres una desordenada. Vamos a intentarlo una vez más. No quiero que la piñata te tumbe.

Dimitri recostó a la pequeña de la pared y se alejó un poco para darle espacio para caminar.

Él se agachó y le extendió los brazos. De pronto sintió unos pasos detrás de él, pero no se atrevió a voltear por miedo a que la pequeña se cayera y se lastimara.

Dimitri observó a la pequeña desviar su atención hacia él recién llegado y aplaudir antes de reírse a carcajadas.

—Mama, mamá.

La pequeña corrió hacia los brazos de su madre y Dimitri se levantó sorprendido, sacudió sus pantalones, para observar a Christine y preguntarle si el idiota se había ido.

Pero si corazón se paralizó al ver a Luna parada frente a él.

—¿Mamá? —le preguntó Dimitri a la pequeña, ignorando l presencia de Luna.

La pequeña asintió y volvió a decirle

—Mamá —volvió a decir la pequeña y Luna la besó en la mejilla.

—Si, amor. Tu tia no podía perderse tu fiesta. —le respondió Luna a pequeña, pero con su mirada fija en el hombre que estaba pálido frente a ella.

Dimitri observó el parecido entre las dos y uso sus dedos para sacar la cuenta, eso no le bastó y sacó su teléfono. Si la pequeña fuese suya tuviese un año y tres meses. Entonces apretó sus puños y se acercó a Luna.

Su semblante era oscuro, el la tomó levemente por el brazo y la sacudió un poco.

—Por el bien de la humanidad, espero que la niña sea hija de Christine. Ahora tu y yo vamos a hablar.

Luna tragó grueso y le hizo señas a Dimitri, para que observara la expresión de miedo en el rostro de la pequeña.

Entonces Dimitri la arranco de sus brazos.

—¿Vas a llorar bodoque? No te creo. —le susurró Dimitri, mientras la levantaba y la pequeña soltó una pequeña risa.

Luna sintió su corazón latir desenfrenadamente. Era evidente la conexión entre ellos.

Dimitri buscó a Genoveva con la vista y abrazó a la pequeña con una mano, mientras sostenía a Luna con la otra y caminó hacia ella.

Genoveva estaba atenta a los movimientos del mafioso. Aunque en el fondo sabía que él jamás lastimaría a una mujer.

Luna disimuló delante de los presentes que era arrastrada por Dimitri.

Genoveva se acercó a ellos y le dio una mirada de advertencia al mafioso.

—Dimitri Santibáñez, modera tu comportamiento o voy a golpearte delante de todos.

Dimitri asintió con la cabeza y le entregó a la pequeña.

—Cuida mi bodoque. Ya regreso.

Genoveva le dió una mirada de reproche a Luna por no apegarse al plan, pero respetaba su decisión. Christine también había decidido acelerar su encuentro. Entonces, Genoveva se relajó tomó a la pequeña y caminó hacia Cristiano. Ella necesitaba controlar la situación y él era el indicado.

Cristiano sonrió al ver a su esposa acercarse, Pero en esta oportunidad le hizo señas a Santiago. Ese fruto agresivo era de su cosecha.

Santiago asintió y caminó hacia donde estaba Dimitri y se detuvo en una distancia prudente. Dónde podía observarlos más no escucharlos.

Dimitri llevó a Luna hacia la casa del árbol.

Luna comenzaba a sentirse nerviosa y trato de persuadir a Dimitri.

—No Dimitri, no quiero subir.

Dimitri soltó una sonora carcajada.

—Que ironía, siempre nos castigaban por qué no te dejábamos subir y ahora que te invito no quieres. Pues, lo siento, pero no tienes opción. Aquí vamos a poder conversar tranquilos.

Máximo Jr. se resignó y subió a su auto, para marcharse a la mansión. Había recibido una invitación con amenaza de su abuela para presentarse en la fiesta.

Máximo Jr. salió de la oficina con la intención de tomar la autopista. De repente observa un coche pasar por su lado en sentido contrario, pudo observar de reojo el rostro de la conductora y su cerebro tardó unos segundos en procesar la información.

Máximo Jr. pisó el freno hasta el fondo y giró el volante rápidamente para seguirlo. La conductora del auto le sonrió a través del retrovisor y también aceleró hasta el fondo.