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El Loto Blanco —La Maldición Del Emperador Jade—

El Loto Blanco —La Maldición Del Emperador Jade—

Status: En proceso
Genre:Reencuentro / Amor en la guerra / Batalla por el trono / Reencarnación / Mundo mágico
Popularitas:291
Nilai: 5
nombre de autor: Xueniao

Tres reinos fueron la creación perfecta para mantener el equilibrio entre el bien y el mal.

Cielo, Tierra e Infierno vivieron en una armonía unánime durante millones de años resguardando la paz.

Pero una muerte inocente, fue suficiente para desatar el verdadero caos que amenazara por completo el equilibrio y, la existencia de todos los seres en el planeta.

NovelToon tiene autorización de Xueniao para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Graves problemas

Sentí mi cuerpo pesado, y aunque no pudiese sentir dolor, aún podía ver el rastro de lo que es mi sangre esparcida por el suelo mientras era arrastrado por los pisos de aquella cueva. Mi cabeza rebotaba con cada roca e imperfecto que había en el lugar, haciendo que la sangre se impregnara en el terroso camino. Mi visión era vaga y aunque la oscuridad jamás fue un problema para mí, por primera vez, tuve miedo al no ver nada. No moriría si destrozaban mi cuerpo, era lo que menos me preocupaba, pero Déwēi era temido por los demonios y eso solo tiene una razón, su poder espiritual.

Como Zhòu Yān, él tenía el poder de crear vida con tierra de la Torre Yánluó, pero, así como tenía el poder de darla, tenía el poder de quitarla. Él a comparación de Zhòu Yān, generaba cuerpos con almas robadas, quitaba alma a pequeños demonios y las fraccionaba introduciéndola en cuerpos diferentes, de un alma era capaz de producir veinte soldados, soldados que únicamente obedecerán a él. Y aunque era el terror de la ciudad infernal, jamás entro a nuestro territorio, jamás se mezcló o intervino en ningún plano, hasta hoy.

Luego de haberse mantenido neutral por cientos de años, decidió unirse a las sucias ratas del cielo, o tal vez siempre fue de ellos, al fin de cuentas, nadie sabe el origen real de Déwēi. Ni siquiera se sabe si es un demonio o un dios, y en su esencia no se puede detectar nada. Sus poderes espirituales corresponden a ambos mundos, muchos demonios dicen que es un mestizo, otros que es un dios desterrado que siguió el camino del Yin, también están los que dicen que es un simple mortal mendigando poder a los cielos. Nadie lo sabe, son suposiciones tal como las que hacen de Bì xià Liú, lo único real es que hoy está en nuestra contra y si decide destruirme, no tendré cómo detenerlo, en este estado.

...

Siento como se detienen, han dejado de arrastrarme, a decir verdad durante el camino perdí la noción del tiempo intentando ver como escapar, pero mi cuerpo sigue sin reaccionar y aunque mi mente está consciente, debo suponer que aquel demonio uso un arma que extrajera energía espiritual. No voy a negar que habría sido un alivio disiparme, no tendría que preocuparme por desaparecer en este momento, no temo morir, pero tengo un gran peso en mi pecho ahora que por fin Lí Sǒng está a mi lado, tal vez debí aprovechar más el tiempo.

Miles de pensamientos intentan atormentarme repitiéndose una y otra vez, pero fueron demasiadas cosas que no hice y no me arrepiento, fueron decisiones que tome y aún las creo correctas; aun así, mi corazón pesa, lo que es irónico porque en sentido figurado mi corazón está muerto y lo que late dentro de mí es una ilusión hecha de barro, como todo lo que conforma mi cuerpo. Una ilusión bastante real, tan solo me gustaría que en este momento, no punzara tan fuerte, no por miedo a morir, sino por miedo a los sentimientos que volveré a negarle a Lí Sǒng, de alguna forma u otra, siento que vuelvo a decepcionarlo.

Una risa se quema en mi garganta, pero resuena en mi mente, estoy al tope en problemas, pero en lo único que puedo pensar es que realmente me habría gustado probar los labios de Lí Sǒng. Tan solo una vez, sentir ese roce tan íntimo de los labios de la persona que he amado por tanto tiempo, ver su expresión, sentir el calor de su cuerpo ante la vergüenza de la inocencia y escuchar el latido desenfrenado en ambos corazones ante la alegría que trae tal acto.

Tal vez solamente estoy divagando ante la poca cordura que aún mantengo, y el miedo a no volver a ver su rostro. Pero tal vez no es tan malo, morir soñando con lo que amo, es mejor que morir sumido en el arrepentimiento y el dolor de lo que jamás será, prefiero divagar, ignorar todo por una sola vez en la vida. Ya he vivido demasiados años; lo siento Bì xià Liú, este general te está fallando, pero estoy seguro de que podrás hacerlo, Chǒu Tai se encargara de que nada te pase. Él realmente nos considera sus pequeños hermanos, es tan molesto, es jodidamente molesto, pero su preocupación siempre se sintió cálida y acogedora, dentro de tanta maldad y dolor, un poco de calor no está mal.

Mis ojos volvieron a sentirse pesados, pero pude ver cuando entramos a una clase de salón. El entorno era muy parecido a todo en la cueva, rocoso, polvoriento y con un olor demasiado desagradable, sin mencionar que la energía resentida que rondaba el lugar, se hacía cada vez más y más pesada, tanto, que por segundo se sentía tal como estar dentro de la Torre Yánluó.

Sentí como me depositaron entre unos cajones llenos de paja, los vi modular algunas palabras, pero todo se sentía demasiado surreal como para entenderlos. Uno de ellos se acercó agarrando mi cabeza y jalando mi cabello y me miró fijamente diciendo palabras que me eran imposibles de comprender. Mis ojos se cerraron antes de que dejara caer mi cabeza, solo escuchaba un pitido molesto en mis oídos, unos segundos más y ya no había nada, nada más que oscuridad y un cansancio que de hace cientos de años no sentía. Tal vez porque al estar muerto, este cuerpo no se cansa o tal vez porque simplemente deje de tomarle sentido a la vida desde el día que salí de aquel lugar que me hacían llamar hogar.

...

Había pasado una hora y él aún no volvía. Algo había salido mal y lo sentía, mi cabeza ejercía presión ante los miles de pensamientos catastróficos de lo que podía estar pasando dentro de aquel sitio. Me contuve, me dije una y otra vez a mí mismo que nada podría salir mal, que Lí YànYàn es fuerte, que Lí YànYàn puede solo, que Lí YànYàn no me necesita allí. Me lo dije una y otra vez sin parar, pero el peso en mi corazón y la angustia me carcomían cada segundo que pasaba y él no volvía.

A la mitad de la segunda barra de incienso, escuché unos pasos pesados. Por un segundo pensé que era él, pero al darme cuenta de que la cantidad de pasos era mayor, supe que algo más se acercaba y me escondí. Dos minutos después un grupo de ocho demonios pasaba rectamente cargando dos grandes baúles, y cuando pude fijar mi vista, pude notar que uno de ellos traía un arma algo peculiar. Fue en ese momento que el pánico se apoderó de mí ser, eran las Shuāng Yuè de Lí YànYàn. Mi cuerpo se congeló, una punzada fuerte presiono mi corazón y apenas tuve la oportunidad, corrí directamente a la caverna, sabía que había sido una trampa, él también, pero, aun así, quise confiar en que todo saldría bien.

Jamás dudaría de su capacidad, pero era ridículo creer que podría con todo luego de los percances que hemos tenido, estaba débil y lo había dejado ir solo a un lugar donde seguramente estarían esperando que algo como esto pasara.

Al llegar a la cueva, la energía resentida apenas me dejaba respirar. Me dificultaría demasiado entrar allí, pero ir a buscar a los demás en este momento, no era una opción. Me tomo un tiempo poder concentrar mi energía y estabilizar mi poder, necesitaba avisarle a los demás de la situación y fue en el único momento que agradecí ser un dios. Genere una tormenta que ayudaría a bajar un poco la pesadez del ambiente y con suerte, Yáng Měi se daría cuenta de la señal y nos buscarían. Recuerdo que uno de nuestros primeros códigos fueron planear la forma de comunicarnos sin necesidad de hablar, usar nuestro poder era una buena referencia para avisar sobre problemas sin necesidad de abrir una red de comunicación.

...

En la entrada había diez demonios con bajo nivel, aunque estaban armados, no sería muy difícil derribarlos, lo que me preocupaba, era lo que había dicho Lí YànYàn antes de partir. Aquellos seres se comunicaban entre sí, con uno solo que hablara, todos en ese lugar sabrían que estaba allí y todo se iría a la basura. Tenía que matar a cada uno sin ser notado, y eso era una gran mierda.

Aproveche la lluvia a mi favor, cuatro de los demonios se entraron rápidamente con un baúl, resguardando lo que sea que llevasen dentro, de la fuerte tormenta. Deje caer unos rayos cerca para distraerlos y aproveche el tiempo para colarme tras de ellos y matar uno por uno, sin ser escuchado. Corte sus cuellos rapidez, desasiéndome de todos los demonios del exterior. Solo rezaba porque ninguno haya logrado avisar nada antes de morir.

Entre lentamente al sitio, estaba repleto de pequeños demonios como los que Lí YànYàn había matado en la capital de BáiYù. Logre escabullirme entre los pasillos de la cueva, parecía realmente un laberinto. Cuando estuve cerca de algún salón logre escuchar gritos desgarradores de una multitud, me sobresalte al darme cuenta de que eran voces humanas y me encamine rápidamente al lugar donde provenían aquellos gritos. Al llegar logre divisar cuatro celdas llenas de personas, había cuerpos de demonios degollados y bastantes rastros de sangre, por lo que logre deducir que Lí YànYàn había pasado por allí. Saliendo de mi estupefacia, logré ver como un demonio arrastraba a una mujer desde los cabellos; fuera de la celda. Aquella mujer gritaba y rogaba por piedad mientras se retorcía intentando zafarse del agarre.

Cuando miré donde la llevaba, vi un pequeño montículo creado con cuerpos inertes. Aquel demonio agarró fuertemente del cabello a la mujer, la levanto del mismo y ejerciendo presión entre sus hombros, arranco la cabeza de aquella mujer sin ningún escrúpulo. Tiró su cuerpo al montículo de cadáveres y su cabeza hacía un baúl que se situaba a su lado, miró a las personas restantes en la celda y gritó. —¡¿Quién más estaba con él?!

Las personas chillaron y se encogieron ante él gritó, pero, aun así, uno de los hombres respondió entre tartamudeos y espasmos. —N-nadie, él e-estaba solo, entro y mató uno por u-uno... ¡LO JURO!

El hombre lloraba y moqueaba mientras el demonio se acercaba a él y agarraba su cabeza tal como agarro la de aquella mujer segundos atrás. —¿Crees que soy tan idiota de pensar, que un solo individuo mató a ocho de mis compañeros?

El hombre miró horrorizado, el miedo se había apoderado de él, intento hablar, pero antes de poder hacerlo el demonio ya lo estaba arrastrando hacía el montículo de cadáveres, haciéndole notar cuál sería su futuro cercano. —¡JURO QUE ES VERDAD!, ¡LO JURO!, ¡NO QUIERO MORIR! ¡NO QUIERO MORIR!, ¡POR FAVOR, PIEDAD!, ¡AH!

El demonio ni siquiera titubeó al arrancar nuevamente otra cabeza. Ni siquiera miró a quién estaba asesinando, simplemente dejo caer el cuerpo y tiró nuevamente la cabeza al baúl. Miro hacía la celda y camino a paso lento deleitándose con el grito de las personas que quedaban allí. Me sentí asqueado y petrificado ante tales escenas, no había ni una sola pizca de escrúpulos en tales actos. Muchas veces había escuchado hablar de las atrocidades que hacían antiguamente los demonios de Hēiyù, pero desde que Liú Huó gobernaba, los casos eran inexistentes y los tres reinos se mantenían en una elocuente armonía. Todos sabemos del odio de Liú Huó a los cielos, pero, aun así, jamás dejo que estás escenas se vieran o por lo menos había mantenido un estricto sistema de control en cuanto a su reinado y sus demonios.

Por lo cual, verlo de esta forma me helaba la sangre, todo llego a su límite cuando vi como agarraba a un pequeño niño, aquel no habría de tener más de ocho años, sus gritos eran chirriantes y desgarradores. La madre del niño era arrastrada por la fuerza en la cual el demonio sostenía el cabello de aquella criatura, dejo caer al niño y agarró a la mujer, azotándola contra el piso. Aun frente al niño, aplasto la cabeza de aquella mujer con su pie bañándole en sangre y sesos, la cara del pequeño Hái zi quedo congelada, gateo hasta el cuerpo de su madre ya muerta y movió con énfasis aquel inerte cuerpo. —n-ni... niáng ... A- niáng ...

Las lágrimas del pequeño hái zi empezaron a desbordar por sus mejillas y antes de que pudiese seguir procesando la muerte de su madre frente a sus ojos. Aquel demonio pateó con fuerza el frágil cuerpo de aquel pequeño haciéndolo caer a metros de su lugar. Camino lentamente hacía él y lo agarro nuevamente del cabello sin decir una palabra.

Ante el momento en que se dio vuelta para agarrar al pequeño niño, me abalancé hacía él y agarre su cuello reteniéndole para incrustando mi espada en su cabeza. La espada se deslizó lentamente a través de su cabeza hasta que la punta de la misma, toco el piso. El niño se quedó completamente congelado, al igual que todos en el lugar.

Respire agitadamente, no sabía si era por la energía resentida del lugar o por la cantidad de adrenalina que corría por mis venas en ese momento. Solté la espada dejando que el cuerpo inerte de aquel demonio cayera al suelo y me acerque con lentitud al pequeño niño que temblaba de una manera descomunal. Pero cuando tendí mi mano hacía él, se cubrió con sus brazos en posición fetal, acaricie su cabeza suavemente hasta que retiro los brazos por su cuenta, me miró por unos segundos y se lanzó hacía mi llorando con fuerza. Intente consolarlo, todo había sido demasiado, incluso para mí.

Luego de un momento aquel niño cayó inconsciente, lo entregue a las personas que quedaban en la celda y pregunte por Lí YànYàn. Supe que había estado allí, también me informaron que lo tenían los demonios, que le habían tendido una trampa. Me encamine a buscarlo tomando en cuenta las indicaciones que me habían dado las personas en las celdas, pero antes, me asegure de dejar en un lugar seguro a cada uno de ellos. Por desgracia las soberanas de BáiYù, no se encontraban con los demás. Libere las cuatro celdas y no había indicio de ellas. Tenía que encontrarlas, pero primero estaba Lí YànYàn.

Busque durante demasiado tiempo, la angustia se apoderaba de mí, cada vez que me adentraba más, lograba divisar a más demonios. Si era descubierto estaba perdido y aun ni siquiera sabía si Liú Huó y los demás habían entendido el mensaje, solo me tocaba esperar que Yang Měi se diera cuenta y estuviesen en camino. Escuche un ruido tras de unas puertas improvisadas, y me apegue al muro intentando esconderme, dos demonios salieron del sitio, sus manos estaban llenas de sangre, me preocupo pensar que tenían más humanos siendo torturados, me golpee mentalmente al querer salvarlos, pero, aun así, no podía solo quedarme a dejar que mataran o torturaran a personas, menos ahora que sabía que tenían niños en ese lugar. Respire profundamente, posicione mi mano en mi Dízi y la lleve lentamente a mis labios mientras de una patada abría la puerta de aquel lugar.

La melodía de mi Dízi se detuvo inmediatamente ante la imagen que se reflejaban en mis ojos. Frente a mí, se encontraba YànYàn, encadenado de manos, pies y cuello, su cuerpo estaba completamente mutilado con finos cortes que sangraban de manera incomprensible. Su energía Yin se escapaba por cada pequeño corte, los pequeños destellos negros que se fugaban con rapidez, demostraban el deplorable estado en el que se encontraba, era agonizante verle de esa manera.

Grite su nombre, pero en su estado, pedir que estuviese consciente, era demasiado. Los demonios en aquella habitación se lanzaron hacia mí, posicione el Dízi sobre mis labios y las melodías salieron como látigos arremetiendo si piedad ante aquellos repugnantes seres. Cada vez llegaban más y más de ellos, pero la furia que tenía en ese momento, controlo por completo mis sentidos. No sé cuánto tiempo estuve luchando contra ellos, solo veía caer uno tras otro y sentía mis dedos sangrar de tanto apretarlos contra los orificios del Dízi. Cuando por fin dejaron de aparecer, me encamine lentamente con la poca fuerza que le quedaba a mi cuerpo, hacia YànYàn. Me arrodille en el gélido suelo y pose una de mis manos en su mejilla. —Xiǎo-gē... Xiǎo-gē, por favor respóndeme... dijiste que podías solo y mira cómo estás, me prometiste volver sano... Xiǎo-gē...

Mi corazón se apretaba y dolía de una forma irracional, pero me contuve fijé mi atención al entorno. Intente romper las cadenas, pero por más que usara mis armas espirituales, ellas no se rompían. No supe en qué momento alguien más entro a la habitación, solo escuché una suave vos resonar en mi oído. —No se van a romper, si quieres liberarlo, necesitaras la llave, ni siquiera las armas celestiales pueden con las cadenas forjadas en la torre Yánluó.

Miré hacia atrás y lo vi, era un hombre joven. Su cabello era blanco como la nieve, sus ojos dorados como el sol y su piel oscura como la tierra humedecida después de la lluvia. No logre descifrar el significado de su mirada, no había miedo, no había rabia, no había ni bondad, ni maldad, su mirada no decía ni demostraba nada, al igual que sus palabras. Camino lentamente y se sentó sobre una camilla formada por rocas, me observo y observo los cuerpos inertes de los demonios, sin ninguna expresión en general. —¿Sabes?, la tierra del monte Tai es difícil y cara de conseguir, y tú has matado a demasiado de mis obras, ellos realmente habían quedado bien... que desperdicio.

Lo miré con ira comprendiendo la situación, y él solo sonrió gélidamente. —Bien, bien, supongo que es justo, mis juguetes lastimaron al tuyo. Estamos a mano.

Solté mi espada y llevé mi Dízi a los labios preparándome para luchar, pero antes de que siquiera moviese mis dedos, el chequeo sus dedos dejando caer una pequeña llave frente a mí. —Vamos, vamos, no te enojes, si quieres llevártelo, puedes hacerlo, al igual que a todos los humanos que liberaste, te dejaré llevártelos, solo vete, no tengo ganas de jugar en este momento.

Metió su mano dentro de su túnica y camino lentamente hacia la puerta. —¿Ves?...

Lanzo una última mirada hacia mí y salió tranquilamente dejando todo en silencio. Pero aun cuando se había ido, su voz resonó en aquel lugar —Puedes llevártelo y estaremos a mano, también puedes decirle a Liú Huó que me encargaré de Zhòu Yān...

—¿Quién eres?...

Murmure para mi mismo, pero nuevamente la voz hizo eco en mis oídos. —Déwēi, soy Gàn Déwēi, no lo olvides. Las humanas están a doscientos metros de aquí y a la izquierda, no estarán custodiadas... salúdame a Liú Huó y dile que aún no es el momento de vernos.

No supe cómo reaccionar a lo que pasaba, mi mente se inundó de curiosidad y preocupación. Liú Huó había mencionado a ese tipo antes en la masacre de BáiYù, al igual que Lí YànYàn y la mujer que ataco el lugar. Pero no era para nada lo que esperaba ver, aquel tipo no tenía ni una clase de energía, parecía un simple humano a la vista y realmente no sabía si temer ante ello o reír ante la ironía.

Dízi 笛子: Flauta china hecha de bambú (En la historia es el arma espiritual de Li Song, usada para controlar las acciones de los seres con los cuales este luchando, las notas también actúan como agujas en los oídos de los demonios.)

Niáng 娘: Madre.

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Libny Aylin Rodríguez
Que bien vas...continua
Xueniao: Muchas gracias por el apoyo, espero que la historia sea de tu agrado. Sientete libre de corregir o brindar cualquier aopinion, siempre estoy abierta a las aopiniones, para poder mejorar.❤️
total 1 replies
~abril(。・ω・。)ノ♡
Esta historia me hizo recordar por qué me encanta leer. ¡Gracias por hacerme feliz! 😘
Xueniao: Gracias por el apoyo a mi pequeña historia, me alegra inmensamente que sea de tu agrado y espero que siga gustándote.❤️
total 1 replies
Felipa Bravo
Debería escribir más
Xueniao: Gracias por darle apoyo a mi historia, espero que sea de tu agrado a medida avanza.❤️
total 1 replies
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