una misteriosa casa donde constantemente desaparecen las personas que entran en su interior.
Sara es una joven introvertida. a la que constantemente molestan sus compañeros de clases. un día, cuando camina sola de regreso a casa. se encuentra con un grupo de chicos que la llevan hasta la misteriosa casa del bosque donde como una broma. la hacen entrar para ver si es capaz de volver a salir.
ella y otro dos chicos se aventuran dentro de la casa. para descubrir que paso en realidad con todas esas personas que desaparecieron allí.
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Capitulo 22: - Miedo y Remordimiento
María ya estaba cansada de caminar, por aquel lugar que no parecía tener salida, se sentó en un banco y trato de analizar su situación.
Ya había buscado la puerta en todos lados, sin éxito. Así que pensó que quizás era algo que no se encontraba a su alcance o por lo menos no fácil de encontrar.
Trato de recordar los sitios donde busco y donde no.
- los puestos de comida - miró los puestos donde el olor era tan nauseabundo que incluso mirarlos era desagradable.
María suspiró, cubrió su nariz y comenzó a caminar hacia los puestos de comida. Buscando en casa uno de ellos, hasta que por fin, encontró una pequeña puerta de madera oscura.
Quiso llorar de la emoción, pero tristemente la puerta estaba cerrada, con un código de cuatro dígitos.
- ¡¡¡no puede ser!!! - la chica comenzó a gritar, llorando de rabia. Al verse aún atrapada en aquel lugar tan desagradable.
De repente, la pequeña puerta se abrió ante sus ojos y por ella entro un joven, sucio y desgarbado, con una mirada feroz en el rostro.
María retrocedió, asustada intentando ocultarse entre las envolturas vacías. El chico se puso de pie y paso junto a ella sin prestarle atención.
Camino hacia la parte de la comida y tomando una bolsa de pan duro, comenzó a comerlos como si fuera lo más delicioso que hubiera probado en la vida.
María se asqueó por la acción del chico y trato de alejarse lo más rápidamente posible de allí. Se acercó hasta la puerta para probar suerte una vez más.
- yo que tú no iría por allí - hablo el chico sin mirarla - créeme linda, ese no es un lugar donde deba entrar una niña tan linda como tú.
María trató de ignorar sus palabras, poso su mano en el picaporte de la puerta y está cedió con facilidad.
En cuestión de segundos el chico de pie a su lado - no la abras, no te gustará lo que verás.
- si, lo que digas - María abrió la puerta sin importarle la advertencia.
Una figura larga, viscosa y con escamas se deslizó hacia la entrada que acababa de ser abierta. Carecía de ojos y tenía colmillos que salían de alguna parte de su rostro amorfo.
María quiso escapar, pero su cuerpo estaba paralizado por el miedo.
- que tonta - grito el chico. Apartándola de un empujón, se abalanzó sobre la criatura, que al sentirse amenazada, se alzó en toda su altura desplegando unas alas viscosas, que parecían hechas de barro - atrás - el chico comenzó a batir un fierro delante de la criatura
esta retrocedió poco a poco, hasta adentrarse por completo en una jungla de árboles violetas.
El chico cerro la puerta con fuerza y luego miró con enojo a María, que se encogió de miedo y vergüenza. - lo siento...
- eres una chica muy tonta - grito el joven con furia - esa cosa pudo haberte matado ¿es que acaso estás loca?
- yo... De verdad lo lamento - María no pudo evitar ponerse a llorar. Se sentía asustada y los gritos del chico no hacían más que empeorar su malestar - creí...
- que mentía - el joven comenzó a reír a carcajadas - debes aprender a escuchar, porque no sabes lo que puedas encontrar tras esas puertas. Por si no lo has notado este lugar no es un parque de diversiones niñita.
- si lo sé
El joven solo negó con la cabeza, volviendo a sentarse a disfrutar su pan duro.
El silencio creció entre ellos, volviendo aún más incómoda la situación, María tenía ganas de salir corriendo, pero ¿a dónde iría? Se preguntó mientras las lágrimas seguían cayendo por su rostro.
Pensó en sus amigos y quiso regresar con ellos. La culpa por todo lo que le había hecho a Sara, la invadió y pensó en pedirle perdón. Pero algo dentro de ella le decía, que quizás nunca se volverían a ver.
Poco a poco, recuerdos de su mal comportamiento, fueron llenando su mente, hasta que ya no pudo más y colapso. Cayendo sobre el suelo frío.
El chico apenas la miró un segundo.
...****************...
María se encontró de pie en el patio de la escuela, tenía cinco años y este era su primer día, en el jardín de niños.
Se sentía muy feliz, con ganas de aprender muchas cosas y de hacer muchos amigos. Con todo el entusiasmo del mundo acercó a cada uno de sus compañeros para entablar amistad con ellos, todos fueron amables con ella.
Pero no fue hasta que conoció a aquella pequeña, que sintió que realmente había encontrado una verdadera amiga. Estaba sentada disfrutando de su merienda, cuando otra pequeña se le acercó.
- hola me llamo Sara - dijo la niña con voz cantarina, sonriendo
- yo soy María. Mucho gusto - dejo su comida sobre su asiento y extendió la mano para saludar a la otra niña, tal como le habían enseñado sus padres.
Ambas se hicieron buenas amigas y comenzaron a compartir el tiempo juntas.
Así paso su tiempo en el colegio, cuando entraron a la secundaria, trataron de continuar juntas, pero pronto descubrieron que era imposible, ya que tenían aficiones diferentes.
aun así, no perdieron la costumbre de pasar tiempo juntas.
Pronto se vio que Sara era una gran deportista y esto le generó una popularidad inesperada entre los atletas de su colegio. María también quiso intentarlo y fracaso, pero Sara al ser como su hermana, trato de ayudarla, lo cual no fue sencillo. Ya que esto generó que María se distanciará un poco de ella.
Pero no hasta el punto de dejar de hablarse, motivada por su familia Maria intento otra cosa, esta vez se centraría, en el teatro. Emocionada con esta nueva idea, volvió a ser la misma de siempre.
Busco a Sara y le pidió ayuda para conseguir el papel principal, en la obra de ese año. Sara la apoyo en todo lo que pudo, pero al final todo salió mal para Maria.
La mañana antes de la audición, llevo a Sara al auditorio para ensayar su papel una vez más, sin saber que su profesor se encontraba allí en ese momento.
El hombre las observo actuar a ambas, Sara como un apoyo. Y dedujo que, también ella quería participar. Cuando ambas chicas terminaron el ensayo, el profesor salió para sorprenderlas y felicitar a Sara por su maravillosa actuación.
- estoy casi seguro que serás genial, como la actriz principal de mi obra - le dijo el hombre sin darse cuenta de que la verdadera actriz era María.
La chica sonrió un poco - sí, serás Sara - dicho lo cual, se fue sin dejar hablar a su amiga.
Sara le explicó al profesor, que ella no era quien adicionaría para el papel y le suplico que aceptara a su amiga. Luego salió a buscar a María, para explicarle la situación.
Pero María ya se había marchado.
Pasaron varias semanas en las que María no fue a la secundaria. Sara la esperaba cada día, para ir juntas a clases, pero su amiga, jamás regreso. En su lugar, llegó otra chica completamente diferente. fría, envidiosa y competitiva.
María ya estaba cansada de ser opacada, por Sara en todo lo que hacía, así que durante esos días, que no asistió a clases, se propuso ser mejor.
Fue así, como años de amistad se vieron relegados a la nada. Sara trató varias veces de persuadir a su amiga, pero María en lugar de escucharla, solo se giraba para dejarla hablando sola.
Cuando Sara se cansó de perseguirla por los pasillos, María se las ingenio, para comenzar a crear bromas pesadas, para dejarla mal frente a otros.
Pero, pronto todo se descontroló y las bromas comenzaron a ser peligrosas e incluso mortales. María comenzaba a tirar a matar, a la que alguna vez fue su mejor amiga.
A pesar de todo, Sara nunca trataba de defenderse, lo cual la había llevado varias veces a la enfermería e incluso al hospital.
María recordó todo esto mientras estuvo inconsciente y en su mente solo podía repetir una sola palabra, una y otra vez" perdóname, perdóname..."
lloro en sus sueños, pidiendo desde lo más profundo de su ser, ser perdonada por su mejor amiga"
El chico la miró llorar dormida, mientras el trataba de sacarla por la puerta que había encontrado detrás de la montaña rusa.
- que rara eres pequeña - el chico sonrió un poco y luego cruzo la puerta con María en brazos.