Diana es una mujer que llegó a la gran ciudad cuando apenas era una adolescente, tuvo que trabajar en diversos oficios, hasta que conoció a Lucas, el hombre que la llevaría a conocer el mundo de las Damas de compañía...
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Una nueva vida.
Diana.
- Hola cariño. - me saluda Rafi, quien se ha convertido en mi confidente y mejor amigo. - Ya vinieron los nuevos pedidos de ropa.
- ¡Muuuak! Gracias cariño, eres un sol. - le doy un beso en la mejilla.
- Ni creas, debes acompañarme a casa de mis padres, ya sabes, eres mi novia de mentiras.
Tuerzo los ojos ante su comentario, este chaval ya es un treintón y aún no les dice a su padre que le gusta la polla y no el coño.
- Va que sí, claro que te acompaño.
- Mami, Mami... mi abuela me quiere obligar a bañarme, - una vocecita resuena en la sala de mi casa y veo a la pequeña personita a la que pertenece - ya le he dicho pues que no soy planta. - quiero llorar y reír, este niño me está sacando canas verdes. Tiene una semana con la idea de que solo las plantas necesitan agua. Hace dos semanas me dijo que era un tigre y que por lo tanto, no comería vegetales.
- Luciano Batista, si la abuela dice que te tienes que bañar, pues es porque debes hacerlo. - le regaño.
Me mira con sus lindos ojos verdes como los de su padre me miran con reproche y hace una preciosa boquita de pato, mientras cruza sus bracitos.
- Está bien Mami, seré un niño bueno y haré caso a la abu, solo porque no quiero discutir con dos damas.
Y hasta ahí llegó mi seriedad. Mi pequeño que ya tiene 6 años, tiene tanto parecido a su padre, es el más bonito regalo que me dio Teodoro. Me enteré de mi embarazo cuando tenía casi 4 meses, al principio pensé que la comida de mi madre estaba haciendo lo suyo. Tenía tanto tiempo sin probarla que al llegar a casa, parecía una muerta de hambre. Aparentemente menstruaba normalmente, así que ni por la cabeza se me cruzó tal cosa.
De Teodoro es poco lo que he sabido estos casi 7 años, supe que se casó con una tía de su misma clase social, la boda apareció en varias revistas y periódicos del país. Fue casi tres años después de que fui su Dama de compañía.
¿Qué si me dolió?, si me dolió, ha sido el único hombre del que me he enamorado, pero nunca fui suficiente para él y pues así, nada que hacer.
- ¡Mamá! - la voz de mi hijo me saca de mis pensamientos - ¿Puedo comer un chocolate después de bañarme?
- Solo un poco, después no puedes dormir.
- Te amo mami, eres la mejor mami del mundo mundial.
Río ante sus palabras, es tan mono que siempre llena mi mundo de miles de colores.
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Teodoro.
Casi 7 años que Diana desapareció sin dejar huella. Me casé hace poco menos de 4 años con Connie, aunque mis padres y mi hermana se opusieron, ya no podía seguir siendo un soltero empedernido. Necesitaba tener a alguien a quien presentar ante la sociedad, sin embargo es el peor error que he cometido, Constanza es una mujer absorbente, solo exige y no aporta nada. Pese a que es una mujer profesional, me dijo que se dedicaría al hogar, hemos intentado tener hijos, aunque no lo hemos logrado.
Mis padres volvieron a Madrid y mi hermana, nuestra relación se ha vuelto bastante distante, ni ellos quieren a Connie ni ella los quiere a ellos, entonces trato de no incomodarlos.
- Hola amor, te vine a buscar para que vayamos a almorzar con Andrea y Fede. - me habla mientras me abraza, sentándose sobre mis piernas.
Juro que quisiera torcer los ojos, ella sabe que sus amigos no me molan.
- Constanza, la verdad no puedo, ando demasiado ocupado y tengo dos juntas importantes en menos de media hora. - me excuso.
- Nunca salimos a almorzar, antes me dedicabas tiempo. - hace un puchero ridículo.
- Connie, siempre salimos, pero en mis horas laborales no, sabes que me tomo mi trabajo a tiempo.
- Mejor me marcho, veo que no podré convencerte de nada.
Se levanta rápido de mis piernas y sale azotando la puerta. Segundos después aparece Edgar con su tan común risa burlona. Sé que odia a Constanza más de lo que odia a sus padres, y eso ya es mucho.
- ¿Problemas en el paraíso, jefe? - su pregunta es irónica.
- Quería que fuera a almorzar con ella y con los majaderos de sus amigos. Prefiero ver la pared blanca de tu oficina que es menos aburrida.
- Algún día esa pared blanca tendrá un cuadro de mi amado Picasso.
- Espero ese día. - ahora yo soy quien usa la ironía.
Creo que esta noche me iré al apartamento de Diana. Sé que parezco loco, pero fui yo quien lo rentó. Ella no lo ha querido vender, cosa que me da un poco de esperanza de que algún día quiera volver a Madrid. Tarde me di cuenta de que me había enamorado de ella, también tarde me di cuenta de que la minimicé a punto que solo quiso alejarse de mí. He venido aquí cada vez que me siento agobiado. Nadie sabe de este lugar, salvo Edgar.
Cuando recién llegué a este apartamento, exploré todo el lugar y encontré un cuaderno con sus canciones favoritas y también encontré una botella de su perfume. Cada que vengo, esparzo un poco sobre la almohada y me acuesto a absorber su aroma. Es mi manera de sentirla cerca, de pensar que jamás se fue.
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