Anya siempre había llevado una vida tranquila hasta que conoció a Alicia, la nueva estudiante del instituto de la manada. Lo que comenzó como una bienvenida amigable pronto se convirtió en un infierno cuando Alicia, con su talento para la manipulación, consiguió volver a todos los amigos de Anya en su contra. Incluso los atractivos trillizos Ethan, Damien y Gael caen en las mentiras de Alicia y se burlan de Anya públicamente. Después de un ataque verbal por parte de un grupo de chicas influenciadas por los rumores, Anya decide contarles a sus padres lo que está pasando y se muda con su tía en otra ciudad.
En su nuevo hogar, Anya conoce a Emma y Max, sus primeros amigos verdaderos en mucho tiempo, quienes la ayudan a recuperar su confianza. Dos años después, se ve obligada a regresar a su antigua ciudad y descubre que está destinada a estar con los trillizos por un vínculo de la luna en la comunidad de licántropos. A pesar del destino dictado, Anya todavía siente dolor y traición.
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Capitulo IX
De pronto, Alexander el capitán del equipo de baloncesto, se acercó con una toalla sobre sus hombros, todavía sudoroso, pero con una sonrisa de satisfacción. Lo reconocí inmediatamente, pues me topé con él hace un año en la biblioteca.
- Buen trabajo, chicos. Nos aseguramos una gran victoria hoy. — se dirigió a Max y Lucas.
Volteé a verlo y sin querer, cruzamos miradas, aunque no por primera vez, he de decir y él habló primero.
- Hola, soy Alexander, pero puedes llamarme Alex — tenía una sonrisa muy bonita y eso me tomó por sorpresa.
- Hola — sonreí — soy Anya, pero todos me dicen Any — ambos reímos — es un gusto.
- El placer es mío — no apartó su mirada en ningún momento, eso es wow — ¿Vienes a todos los partidos? Recuerdo haberte visto antes — entrecerró sus ojos, mas nunca dejó de sonreír.
- No a todos en realidad — no pude evitar ponerme tímida ante su presencia — pero, intentaré venir más de ahora en adelante. Eres el capitán del equipo, ¿verdad? Hiciste un gran trabajo hoy.
- Gracias. Sí, lo soy. Y gracias por venir a apoyarnos. Significa mucho.
- Any siempre está allí para apoyar a sus amigos — dijo Emma con una sonrisa traviesa.
- Sí, y hoy fue especialmente emocionante — Sophia le siguió el juego mientras reía.
- Bueno, — Alex regresó su atención a mí y habló con un tono más suave — espero que podamos hablar más a menudo. Me gustaría conocerte mejor.
- Claro, me encantaría— sentí el leve sonrojo en mi rostro.
- Estamos planeando ir por unos batidos para celebrar. ¿Te unes, Alex? — intervino Max con una sonrisa.
- Definitivamente — me vio a mí y luego a Max — ¡Vamos!
Fuimos a la cafetería, mientras charlábamos y reíamos. No pude evitar notar que Alex venía justo a mi lado, haciéndome conversación de vez en cuando y mostrando un genuino interés por conocerme mejor. Me sentía un poco nerviosa, pero al mismo tiempo, estaba emocionada por su atención y compañía.
- Así que, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre? — Alex.
- Um... en realidad, muchas cosas, pero, últimamente me gusta el tenis, la arquería y la equitación, ¿y a ti? — volteé a verlo con una leve sonrisa y él también sonrió.
- Me gusta jugar baloncesto, obviamente, pero también disfruto mucho de la música y el cine. Tal vez podríamos ir al cine algún día. — reí levemente.
Esa fue buena
- Me encantaría — respondí, sonrojada.
Emma y Sophia intercambiaban miradas llenas de complicidad entre sí, quién sabe en qué están pensando.
Después de ese día, Alex y yo comenzamos a vernos más frecuentemente en el instituto y compartíamos más momentos juntos en grupo.
Él me invitó a algunas salidas en grupo, como ir al cine o salir a comer con amigos. Intercambiamos números y comenzamos a hablar también por mensajes de texto, compartíamos intereses comunes, como la música y los deportes. Al principio me sentía un poco nerviosa, pero cada vez me sentía más cómoda a su lado.
Después de un par de semanas, comenzamos a pasar tiempo a solas, estudiábamos juntos en la biblioteca o dábamos paseos por el parque de la ciudad. Alex me mostraba un lado más personal de él, compartíamos historias familiares y aspiraciones.
Emma y Sophia incluso me animaron a intentar algo más con él, mientras que los amigos de él bromeaban de vez en cuando sobre su interés en mí. Ambos sentíamos esa creciente atracción, pero ninguno se atrevía a expresarlo en voz alta.
En una salida por la tarde, después de disfrutar de un café y postre, Alex me confesó sus sentimientos y sin más, yo también terminé confesando lo que sentía por él.
Comenzamos a salir, ahora como pareja, disfrutábamos de actividades como jugar al tenis, ir de paseo, ir al gimnasio, a veces salíamos con sus amigos o los míos, en ocasiones íbamos a buscar algunos antojos nocturnos, fuimos a ver un partido de soccer, salíamos con sus mascotas, picnics, disfrutábamos nuestra compañía aún sin tener que hablar, practicamos tiro con arma, a veces hacíamos la compra de la despensa, hicimos tantas cosas juntos.
Nuestros amigos siempre se tomaron bien nuestra relación, nunca tuvimos problemas cuando cada uno tenía planes por separado, todo era tan lindo y sano.
Juno mi loba, pues, en realidad ella estaba cómoda con la situación, ni feliz ni triste, simplemente me dejaba ser, durante este tiempo mi parte lobuna no ha tenido tanta influencia como mi parte humana.
No puedo negar que, aun cuando la mayoría del tiempo todo era bueno, había ocasiones en las que discutíamos, algunas veces no podíamos evitar sentir celos y crear malentendidos, pero, siempre los hablamos y solucionamos.
Así pasó el primer semestre de mi segundo año de preparatoria y con ello llegaron las vacaciones de verano, nosotros continuamos como normalmente hasta dos semanas antes de que acabaran las vacaciones y tuviéramos que regresar.
Me encontraba frente a mi computadora, esperando a que mis padres atendieran la videollamada.
- Holaa — saludé con alegría de verlos — ¿Cómo han estado?
Pude ver la expresión triste y sombría de mi padre, mientras mamá sonreía, notablemente más cansada. Sin embargo, traté de pasarlo por alto.
- Bien... — respondió ella.
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^^^Continuará...^^^