En un reino deslumbrante, la princesa Ailén se encuentra atrapada entre el deber y el deseo. Casada con Elian, el príncipe de un corazón frío, descubre la traición en su matrimonio mientras su corazón se inclina hacia Kael, un hombre sin títulos pero de fervor inigualable. En un palacio lleno de intrigas y secretos, Ailén debe elegir entre mantener la estabilidad del reino y seguir el anhelo que desafía todas las normas.
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Capitulo 22
Cerré los ojos, pero mi mente no lograba relajarse. Imágenes de Kael, firme y atento, pasaban por mi mente. Sentí una oleada de calor al imaginar que él estaba allí, que sus manos fuertes y su mirada intensa no estaban solo en mi puerta, sino conmigo, más cerca de lo que jamás podría permitirme admitir.
Poco después, Elian llegó a mis aposentos, su figura alta y esbelta iluminada por la suave luz de las velas. Su rostro estaba relajado, casi sonriente, una expresión que no veía en él desde hacía mucho tiempo. Sin embargo, en lugar de alegrarme, esa felicidad me puso en alerta. No podía evitar preguntarme qué era lo que lo tenía así de contento.
Me acerqué a él, forzando una sonrisa. "Te veo de buen humor esta noche", dije, tratando de mantener la conversación ligera.
Elian se acercó a mí, tomando mi mano y tirando de mí suavemente hacia la cama. "Es solo un bue darme una razón. respondió, sin Creta. Había algo en su tono que me molestaba, una especie de evasión que me hizo sentir aún más incómoda.
Nos tumbamos en la cama, y lo que siguió fue una noche de pasión que, en otro tiempo, habría significado algo. Pero esta vez, mientras Elian me besaba, mientras sus manos recorrían mi cuerpo, cerré los ojos y me permití imaginar que era Kael quien estaba conmigo. Intenté evocar su rostro, la intensidad de su mirada, la fuerza de su presencia, pero fue inútil. Elian estaba allí, y no podía escapar de la realidad de que sus caricias no despertaban en mí la pasión que una vez lo hicieron.
A medida que la noche avanzaba, me di cuenta de lo vacía que me sentía, como si mi cuerpo estuviera respondiendo por obligación, no por deseo. Aún así, traté de seguir, de hacer lo que se esperaba de mí como esposa. Pero cada vez que intentaba dejarme llevar, la imagen de Kael volvía a mi mente, y no podía evitar compararlos. Al final, cuando todo terminó, me sentí más insatisfecha y confusa que nunca.
Al amanecer, me desperté sintiéndome aturdida y con un profundo sentimiento de vergüenza. No por lo que había pasado con Elian, sino por lo que había intentado hacer en mi mente. Me sentía culpable por haber dejado que Kael se filtrara en mis pensamientos en un momento tan íntimo, y la idea de enfrentarme a él ese día me llenaba de ansiedad.
Sin embargo, mi deber no me permitía esconderme. Me levanté, me vestí con la ayuda de Elara, y me preparé para enfrentar lo que fuera que el día me deparara. Intenté centrarme en las tareas del día, pero mi mente volvía una y otra vez a lo ocurrido la noche anterior.
Poco después, Elian llamó a Kael a nuestros aposentos. Mi corazón se aceleró al escuchar su nombre, y cuando Kael entró, mantuve la vista fija en él, esperando que él hiciera lo mismo. Pero Kael evitó mi mirada, su expresión era seria, casi distante. Algo en su comportamiento me hizo sentir aún más inquieta, como si él también supiera lo que había pasado en mi mente la noche anterior.
"Kael", dijo Elian con voz firme, "espero mucho de ti como mi caballero. Si mi esposa confía en ti, será bueno que demuestres de qué estás hecho."
Las palabras de Elian resonaron en la habitación, cargadas de significado. Sabía que esto era una prueba para Kael, una oportunidad para demostrar su valía. Sin embargo, no pude evitar sentir una punzada de celos al darme cuenta de lo mucho que Elian esperaba de él, de la confianza que estaba depositando en alguien que, en más de un sentido, comenzaba a ocupar un lugar importante en mi vida.
Kael inclinó la cabeza en señal de respeto, pero cuando levantó la vista, nuestras miradas se encontraron por un breve momento. Fue como un destello, una chispa que no pude ignorar. Había algo en sus ojos, una intensidad que me dejó sin aliento. Pero antes de que pudiera descifrarlo, Kael volvió a mirar a Elian, su expresión volviendo a la compostura habitual.
Durante el resto de la conversación, traté de mantener la calma, pero mi mente estaba en caos. La noche anterior había dejado en mí un rastro de confusión, y la manera en que Kael me había mirado solo lo empeoraba. No sabía qué significaba todo esto, ni cómo debía sentirme.
y que Elián se arrepienta de averla tratado mal.
y como en toda novela todo puede pasar,espero que ella tenga unos hijos hermosos.
y Elián sea que no puede dar hijos.