Curvas Al Exito

Ariel se volvió a dormir, luego despertó lentamente en la cama del hospital, sintiendo el dolor pulsante en su cabeza. A su lado, su padre y Dana la miraban con preocupación.

Los recuerdos eran borrosos, fragmentados. Solo reconocía las caras familiares de su padre y su mejor amiga.

Todo lo demás, especialmente los detalles sobre Benjamín, se sentían como un vacío insondable.

Don Jorge: Ariel, ¿cómo te sientes? —preguntó con voz suave pero cargada de preocupación.

Ariel: Me duele la cabeza, papá —respondió Ariel, frunciendo el ceño—. ¿Qué pasó? ¿Por qué estoy aquí?

Dana: Tuviste una caída, cariño —explicó tomando su mano—. Estabas en el hospital y... ¿recuerdas algo de eso?

Ariel sacudió la cabeza, sintiéndose frustrada y confundida.

Ariel: No, solo recuerdo... ustedes dos —dijo, mirando a su padre y a Dana. Pero todo lo demás es un vacío. ¿Por qué no puedo recordar?

En ese momento, entró el doctor, llevando consigo una expresión seria pero compasiva.

Doctor: Buenos días, Ariel. Soy el Dr. Fernández.

Parece que has sufrido un fuerte golpe en la cabeza y, como resultado, tienes una amnesia temporal. Esto no es raro después de un trauma significativo.

Ariel lo miró con ojos llenos de angustia.

Ariel: ¿Por qué no recuerdo a... alguien importante? preguntó, sintiendo que había alguien más que debía recordar.

Doctor: Es probable que tu memoria esté suprimida debido al estrés y el trauma psicológico —explicó.

A veces, la mente bloquea ciertos recuerdos como un mecanismo de defensa. Es posible que, con el tiempo y con el apoyo adecuado, esos recuerdos regresen.

Don Jorge frunció el ceño, preocupado por lo que significaba esta pérdida de memoria para el futuro de Ariel.

Don Jorge: ¿Cuánto tiempo puede durar esto? —preguntó, su voz tensa.

Doctor: Es difícil de decir, Podría ser temporal y recuperarse en días o semanas. En algunos casos, puede llevar más tiempo. Lo importante es darle a Ariel un ambiente de apoyo y tranquilidad.

Dana, se inclinó hacia Ariel, dándole un fuerte abrazo.

Dana: No te preocupes por nada, sirenita. Nos aseguraremos de que tengas todo el tiempo y el apoyo que necesites.

Ariel asintió, tratando de no sentirse abrumada por la situación.

Los días siguientes fueron difíciles para Benjamín. Sabía que Ariel no recordaba nada sobre él, y aunque le dolía profundamente, decidió darle el espacio que necesitaba. Sin embargo, no podía evitar pensar en ella constantemente, preguntándose si alguna vez volvería a recordarlo.

Mientras tanto, Ariel fue dada de alta y llevada de regreso a la casa de su padre. Todo allí le parecía familiar, salvo las partes de su vida que incluían a Benjamín. Era como si alguien hubiera borrado un capítulo entero de su vida, dejándola con una sensación de incompletitud.

Un día, mientras estaba sentada en el jardín, Ariel miró las flores y sintió una punzada de nostalgia sin entender por qué.

Dana se sentó a su lado, tratando de hacerla sentir mejor.

Dana: Sé que esto es difícil, Ari, pero estamos aquí para ti. Cualquier cosa que necesites, solo pídelo.

Ariel asintió, apreciando el apoyo de su amiga. Pero en su corazón, sabía que había algo o alguien importante que faltaba, y esa ausencia le pesaba.

Mientras tanto, Benjamín, devastado por la situación, decidió buscar la ayuda de un terapeuta para encontrar una manera de manejar sus emociones y planear cómo apoyar a Ariel sin presionarla. Sabía que la paciencia y el amor serían sus mejores aliados en este doloroso camino.

Cada noche, se acostaba con la esperanza de que el siguiente día trajera algún avance, alguna chispa de recuerdo en Ariel. Y aunque cada día era una lucha, no podía dejar de amar a Ariel y esperar que algún día, ella recordara el amor que compartían.

Por ahora, lo único que podía hacer era esperar, mantenerse fuerte y estar listo para cuando Ariel estuviera preparada para enfrentarse a los recuerdos dolorosos y confusos que su mente había suprimido.