Isabell Janssen es una hermosa mujer de 24 años, hija de una importante familia en Nashville y esposa del director de Multinational Bank DN, ha preparado todo para celebrar su aniversario de bodas y darle a su esposo el mejor regalo. Pero su esposo tenía otros planes, dos cuerpos semidesnudos en el sofá, es lo que Isabell encontró cuando se apresuró a buscarlo en su oficina. ‘A veces el amor dura y otras veces en cambio, duele mucho’, ella creyó tenerlo todo, pero esa misma noche lo perdió; se enfrentó a los recuerdos que la aprisionaban en la tristeza y frustración para poder levantarse y darse una nueva oportunidad.
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Capítulo 20. La última noche.
Capítulo 20. La última noche.
La luz del exterior iluminaba tenuemente el departamento, algunos rincones permanecían en completa oscuridad, había dos tazas de café sobre la mesa, apenas y habían sido tocadas. Sus ropas trazaron un camino hacia la habitación, tras esa puerta de color blanco, la pareja se devoraba a besos, perdidos en caricias que alimentaban su pasión, mientras la gruesa manta cubría sus cuerpos desnudos protegiéndolos de la fría noche. Su respiración agitada podía escucharse en toda la habitación, sus cuerpos en compás unidos en uno solo.
Isabell dejó atrás sus miedos, alejó esos pensamientos que la frenaban, que la hacían dar marcha atrás, que no le permitían actuar como quería. Antes, no se hubiera permitido disfrutar de ello, se hubiese alejado rápidamente, intentó mostrarse indiferente hacia el hombre que estaba con ella, ignoró sus propios sentimientos, esas pequeñas señales que su cuerpo le mandaba cada que él estaba cerca de ella. Se abstuvo de actuar llevada por lo poco que lo conocía, antes no se hubiera atrevido a tal cosa, pero estaba harta de actuar con cordura. Hizo lo que su cuerpo le exigía, ese deseo que aparecía con un simple roce de él.
Fijó la mirada en él, las gotas de sudor bajan copiosamente por su perlado rostro; Thomas le sonríe brevemente, esa ligera mueca que se forma en sus labios lo hace lucir atractivo, rápidamente levanta la cabeza mientras deja escapar al aire un fuerte gruñido demostrando cuán excitado se encuentra. No se detiene, aumenta el ritmo de sus movimientos hasta que es el turno de ella de estallar de placer, él ahoga sus gritos atrapando sus labios, cada expresión en su rostro, esos fuertes sonidos que escapan de su garganta cada tanto y sus tersas manos acariciando su espalda lo incitan a moverse con más fuerza y rapidez logrando así la culminación del acto. Cae rendido en sus brazos, ella lo atrapa gustosamente, aunque pronto se siente sofocada.
Pasa de la medianoche, están agotados, Thomas se acuesta a un lado de ella, extiende su brazo y la hace acercarse a él, es ella ahora quien reposa en sus brazos, escuchando los fuertes latidos de su corazón y su respiración entrecortada. Se mantiene despierta encantada con el tamborileo que se escucha en su pecho. Pronto comienzan a sentir los párpados pesados, lentamente sus ojos se van cerrando hasta quedarse profundamente dormidos.
Isabell abre los ojos perezosamente, siente que no ha descansado lo suficiente; gire el rostro, a su lado, Thomas aún se encuentra profundamente dormido. Sonríe traviesamente al recordar la noche anterior, se levanta en silencio y toma la primera prenda que está a su alcance; abre ligeramente la cortina de la habitación, los rayos del sol acarician su terso rostro, levanta los brazos por encima de la cabeza manteniendo esa hermosa sonrisa en su rostro. Entra a la ducha a asearse rápidamente, quince minutos después sale del baño envuelta en un albornoz.
Se toma unos segundos en recoger la ropa que encuentra en su camino y sale de la habitación cerrando la puerta cuidadosamente para no interrumpir su sueño, sonríe nuevamente al ver algunas prendas en el pasillo. Mueve la cabeza de un lado a otro, solo lograron dar un par de sorbos al café, sus miradas bastaron para entender lo que cada uno deseaba, no hubo nada que se interpusiera en su mente, se entregaron a la pasión que emanaba por los poros de su piel.
Isabell recoge las tazas de café de la mesa y las lleva al fregadero, deja escapar un fuerte suspiro, no tiene idea de qué debe hacer ahora, cómo se supone que debe tratarlo después de lo que pasó anoche. ‘Actúa normal’, murmura a sí misma. Enciende la cafetera y se mantiene de pie en espera de que el café esté listo, mientras tanto busca en la alacena una taza. ‘¿Debería preparar el desayuno? No, no quiero que piense que le estoy dando demasiada importancia a esto, se convence en su mente. Aún con ese pensamiento rondando en su cabeza, abre la nevera y observa su interior, no se le apetece nada de lo que ve.
Mientras ella da vueltas en la cocina, Thomas comienza a despertarse, desliza su mano derecha sobre su cabello y sonríe al comprobar que el otro costado de la cama está vacío. Se pone de pie completamente desnudo y entra al baño a lavarse, cubre la parte inferior de su cuerpo con una toalla y sale de la habitación en busca de su ropa. Isabell está sirviendo una taza de café, no es consciente de que él la observa.
- Pensé que habías huido nuevamente. – Dice Thomas tras ella tomándola por sorpresa.
Isabell gira rápidamente al sentirlo cerca, lo observa de pies a cabeza completamente embobada mientras que él sonríe satisfecho al ver la expresión de su rostro. Su cuerpo parece haber sido esculpido a la perfección, obra de las horas dedicadas al ejercicio. Baja la mirada a su abdomen, seis atractivos cuadros parecen haber sido pintados con un pincel. Salta a su vista sus brazos musculosos sin caer en lo exagerado y ese hermoso rostro que la hace detener la mirada sin caer en cuenta que él también la observa complacido. Thomas sonríe pícaramente, tan pronto ella se da cuenta baja la mirada avergonzada.
- A dónde más podría ir. – Responde en un intento de cambiar de tema.
Thomas asiente a su respuesta, es consciente de que Isabell pudo haberse refugiado en su departamento después de haber huido de la habitación de hotel.
- ¡Buen día! – Saluda acercándose a ella para envolverla en un cálido abrazo y le da un breve beso en los labios. – ¿Dormiste bien? – Isabell asiente un tanto sonrojada, Thomas sonríe. - Por cierto, mi ropa…
- Oh, yo… la puse sobre ese sofá. – Thomas asiente y se dirige hacia el sofá que ella apuntó.
Hay algunas prendas de vestir de Isabell, toma su ropa, al levantar el pantalón cae al piso la ropa interior baja de Isabell, una sexy prenda de encaje en color rosa.
- Esto… estaba en mi pantalón. – Cuando Isabell levantó la mirada\, pudo ver su ropa interior sostenida en el dedo índice de Thomas\, avergonzada y con las mejillas rojas se acercó de prisa y de un solo jalón se la arrebató.
Thomas la aprisionó con un solo brazo, sonrió al ver sus mejillas coloradas y las acarició con la punta de sus dedos, ella no se atrevía a levantar la cabeza, le intimidaba la fuerza de su mirada. Thomas levantó su barbilla y besó sus labios suavemente, Isabell se dejó llevar por lo que ese beso la estaba haciendo sentir; rodeó con los brazos su cuello y se concentró en ese beso, Thomas dejó caer al piso la ropa, atrapó sus caderas y la llevó al sillón haciéndola sentarse a horcajadas sobre él. Sus labios iban bajando lentamente dejando suaves besos sobre su cuello y clavícula. Liberó sus hombros del albornoz hasta dejar al descubierto su torso desnudo y continuó con los besos hasta llegar a sus pechos. Su respiración acelerada lo motivaba a continuar, pero el sonido de su teléfono móvil los interrumpió.
Isabell se cubrió rápidamente y se puso de pie, Thomas entró a la habitación, había dejado su teléfono móvil en la mesa de noche junto a la cama. Regresó a la cocina en busca de Isabell y la llevó de nuevo al sofá, la hizo sentarse sobre sus piernas envolviendo su cintura con un solo brazo mientras atendía la llamada.
- ¿Qué pasa? – Respondió fríamente. – Dije que no me molestaras a menos que fuera urgente. – Refunfuñó mientras Isabell cerró los ojos y refugió el rostro en su cuello. – Bien\, entiendo. – Dijo dejando escapar un suave suspiro\, la respiración caliente de ella al contacto con su piel se sentía tan bien.
La abrazó fuertemente tan pronto colgó la llamada, acarició su cabello y besó cariñosamente su frente, Isabell sonrió tiernamente, sabía que él pronto se iría y presentía que esa llamada estaba relacionada con su regreso a Londres, era consciente de que no debía permitirse desarrollar sentimientos por él, pero todo pintaba a que ya era demasiado tarde.
- Isabell… - ella levantó la mirada y lo observó con curiosidad – tengo que regresar a Londres\, mi boleto está reservado para mañana.
- Entiendo\, supongo que… tienes que irte ahora para arreglar tu equipaje\, ¿cierto? – Preguntó.
- No – la hizo ponerse de pie y la sujetó por la cintura. – Aún podemos aprovechar este día. – Isabell sonrió – Anda\, ve a vestirte\, primero iremos a desayunar y luego… bueno\, ya veremos. – Isabell entrecerró los ojos al ver la mirada traviesa en el rostro del guapo hombre.
En la cama caían algunas prendas de vestir, no tenía idea de qué ropa ponerse, el clima aún no ameritaba vestir con cierta frescura, aun así ella quería lucir hermosa, se sentó sobre la orilla de la cama y dejó caer su cuerpo con los brazos abiertos dejando escapar un fuerte suspiro. ‘Bien, él dijo que desayunaríamos y después… bueno, probablemente demos algún paseo en la ciudad’. Con eso en mente, se decidió por unos jeans de mezclilla azul ajustados y blusa de cuello alto en color blanco que combinó con tennis del mismo color, un gorro beige que le permitió dejar su cabello suelto y una gabardina en color beige. Maquilló ligeramente su rostro y terminó con algunas gotas de su perfume favorito. Antes de salir de su habitación, tomó el pañuelo que Thomas le había dado antes y lo guardó en su bolso.
Cinco minutos después, él tocaba a la puerta, lucía un look relajado, pantalón casual holgado en color blanco, con ciertos toques luminosos y neutro, una camisa manga larga en el mismo color con botones al frente, tennis blancos y abrigo largo en color beige. Tomó su mano haciéndola salir del departamento, envolvió su cintura con ambos brazos y acercó sus labios para besarla suavemente.
- Eres hermosa y… luces adorable así. – Dijo besando su mejilla\, Isabell sonrió\, le dio un breve beso en los labios y se alejó para poder cerrar la puerta de su departamento.
Era el último día que estarían juntos, probablemente pasaría mucho tiempo para volver a encontrarse o simplemente eso no pasaría, eran conscientes que tenían que despedirse, los dos habían llegado a Berna, aunque en tiempos diferentes, con un motivo particularmente similar. Ella simplemente se estaba tomando un tiempo alejada de los suyos para sanar, y él, regresaba cada año al mismo lugar que guardaba tantos recuerdos bellos de su infancia.
te agradezco no poner fotos de referencia, cada le da forma a los protagonistas y eso es valorable