El Aliento De Los Suspiros

Confundida, agotada.

Así fue como abrió sus ojos y se dio cuenta de que estaba recostada sobre aquella cama, aun estaba en su habitación, aún se encontraba con su mismo vestido, aún se encontraba con los zapatos puestos, al tomarse la cabeza por un punzante dolor se sentó sobre la cama y pudo apreciar la figura en aquel pequeño sofá.

Leticia, podía ver como dormía en aquel sofá, entonces lo recordó, recordó lo que le había ocurrido, con él agotamiento en su cuerpo fue que se pudo de pie y tomó una de las mantas para cubrir el cuerpo de su adorada Leticia.

—Gracias— Dijo en vos baja, para no irla a despertar para asi verla con la tristeza en su mirada —Por todo —.

En ese momento unos toquidos astridentes provinieron desde abajo y la hicieron girarse por el susto, viendo como la mujer que apenas asimilada su sueño se removia, la cubrió con la manta hasta el cuello dándole el calor que necesitaba para seguir durmiendo.

Los incesantes ruidos provenientes desde la puerta la hicieron apresurarse por acabar con ellos molestos toquidos que podrían despertar a Leticia, salió de la habitación con una lámpara en su mano con mucho cuidado, para no ir a despertar a la mujer que dormía, bajo las escaleras con apresuro y prendiendo las bolas del pasillo que daba a la puerta fue acercándose a la puerta de madera pintada de blanco.

Tomó el pomo de la puerta y la abrió para atender a aquella persona que interrumpía en medio de la noche, pero si hubiera sabido que el causante de su colapso esa tarde noche sería el hombre que estaría en la puerta jamás hubiera abierto.

—Evangeline— Killian fue acercándose en suaves pasos hacia esa pequeña mujer que añoraba y lo veía con un miedo en sus ojos y que retrocedía —Mi pequeña hermana eh venido por ti—.

El miedo la hizo más pequeña, ¿Cómo? ¿Cómo dio con ella?, se había alejado de todo el pueblo, jamás fue al mercado en compañía de Leticia, jamás había ido más haya que del mismo bosque, jamás, que había hecho, que error había cometido. Girandose con prisa trato de subir las escaleras, pero una mano en su cabello le impidió subir, fue arrastrada por su cabellera hasta que fue azotada contra la pared donde aquel hombre la abrazo pegándose a ella.

—A donde crees que ibas, eh estado buscándote, por tu culpa, no eh logrado dormir como debe de ser, pues me haces falta

Escupió en su rostro conforme depositaba suaves besos sobre la piel descubierta de su cuello.

—Killian, por favor, no puedo respirar

Hablo y tarde se dio cuenta de error pues la palma de su mano se estrello contra su mejilla haciéndola caer por la pérdida de equilibrio, con la mitad de su rostro entumecido aprovechando su caída fue gateando con prisa en busca de algo en lo que pudiera apoyarse, pero fue levantada como un costal de papas y lanzada contra uno de los muebles.

—Es que lo has olvidado, no hablar hasta que yo te lo diga

De nuevo una bofetada la hizo caer de nuevo sobre el suelo, quedando recargada sobre sus manos fue que lo miro de pie, tomó una de las sillas lanzandola frente a ella para evitar su camino y poder ponerse de pie para poder correr, corrió a la puerta trasera para poder salir, pero al momento de abrirla los caballeros montados en sus corceles la hicieron darse cuenta de que estaba rodeada.

Cerro la puerta y se giró mirando a su hermano a su captor, al protagonista de sus pesadillas.

—Killian

—No Evangeline, no tienes perdón, no he podido dormir por tu culpa, no he podido entender por qué huyes de mí si nunca podrás

Al verlo moverse aprovecho el correr por un lugar libre y poder salir de la cabaña para que la mujer en el segundo piso no pudiera ser descubierta como la ayudante que la escondía, sin importarle que fuera lo que le hicieran salió de la cabaña corriendo hacia el bosque, pero un caballero se interpuso en su camino hasta que fue tomada bruscamente por uno de sus brazos.

—El reino entero está molesto contigo Evangeline, estos hombres sienten odio pues creen que los has traicionado

—No, Killian, te lo puedo prometer, estaba buscando la oportunidad para regresar...

—¡Cállate!

Una bofetada más y ya no sentía su rostro entero, todo le dio vueltas y más por que fue lanzada a un círculo donde los hombres la empujaban entre ellos mientras desgarraba su ropa, entre súplicas vanas fue golpeada y tocada sin pudor por aquellos hombres.

Killian II Valyrian no apartaba la mirada, la veía, veía como gritaba y suplicaba para que se detuvieran, para que el quién tenía el poder, detuviera a aquellos hombres, pero el heredero, no era alguien piadoso, subió a su caballo y entonces logró percatarse de que una mujer había salido de la parte trasera montada en un caballo.

—Vallan tras ella

Ordenó sin apartar la vista de aquella escena, había sido abrazada por la espalda, los otros hombres golpeaban a la pobre de su hermana, pero aun así no le importo, pues le había empezado a tener un cierto resentimiento.

No apartaba la mirada, no dejaba de ver como ella suplicaba por piedad, no dejaba de siquiera gritar ahogadamente por los golpes, la sangre no había tardado en aparecer hasta que una trompeta había sonado a la distancia, su caballo se estremeció comenzando a moverse agitadamente hasta que logró divisar a uno de los hombres que había ido tras aquella mujer.

—Majestad, no logramos alcanzar a la mujer, llamó a los caballeros del castillo estos ya vienen

—¿Qué?

—Debemos irnos, si lo capturan...

—Lo sé

Grito con frustración y todos aquellos hombres dejaron a la princesa para rodear lo para protegerlo, iba a bajar eh ir por ella, pero unas flechas no tardaron en aparecer asesinando a unos de su guardia y se vio en la necesidad de irse dejando de nuevo a Evangeline quien fue cubierta por una mujer, esa mujer.