Se supone que enamorarse te lleva a las nubes, pero Ariel no tiene experiencia en ese tema. ¿Qué debes hacer cuando tienes pretendientes que quieren conquistar tu corazón? ¿Cómo debes reaccionar cuando uno de ellos te rompe el corazón? Ariel tendrá que explorar su corazón romántico para poder tener su primer romance de verdad y así lograr ser feliz de verdad.
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POR TI
¿Cuándo descubriste que el enamorarte de alguien hace que toda tu alma se tambalee en sentimientos complejos? ¿Cómo fue la primera vez que sentiste que estabas enamorado de alguien? El viento sopla a nuestro favor, nuestros pasos crujen levemente por las hojas secas de los árboles.
La presa está justo frente a nosotros.
—No hagas mucho ruido —le susurro a Israel.
—Claro. Estaré quieto.
¿Y cómo es posible que estemos aquí? ¿Por qué mi corazón late mucho por su compañía? Apunto mi rifle, mi dedo está en posición para disparar. El conejo blanco come raíces, me mira, no sabe nada de lo que voy a hacer y en su momento más tranquilo, le quito la vida. ¡El plomazo se escucha por todo el bosque!
—¿Le diste? —Me pregunta él.
—¡Por supuesto! Ahora te toca, ve a comprobarlo con tus propios ojos.
Su altura me gusta, su forma tan segura de caminar, su amabilidad y esa sencillez con la que vive. ¡Este hombre me gusta! ¡Me gusta de verdad!
Se agacha. Toma al conejo sin vida y acaricia su pelaje. Me acercó a él, sus dedos resaltan mucho en el pelaje del conejo. ¡Sus manos! Ojalá esas manos me tocaran, no sé, me derretiría completamente ante él.
—Tienes buena puntería. ¿Desde qué edad aprendiste a disparar?
—A los nueve años pude disparar por primera vez.
—¿Y cómo lograste tener buena puntería? De los tres conejos que llevamos, a todos les das en la cabeza.
—La práctica me ha llevado a ser certero en mis disparos.
Se levanta, sujeta el conejo con su mano derecha y se acerca a mí.
—¿Cuánto tiempo tienes con este rifle? —Acaricia mi arma
—Apenas llevo algunos meses con él.
—¿Dónde lo compraste?
—Me lo regalaron. Rodrigo me lo regalo.
—¿Quién es Rodrigo? No lo ubico y eso que el pueblo no es tan grande.
Sonríe.
—Rodrigo es mi cuñado, el esposo de Carla. ¿Recuerdas la historia que te conté en el avión?
—Ah, sí. Ya me acordé.
—Bueno, pues él me regaló este rifle.
Comenzamos a caminar, es hora de dar por finalizada la cacería. Tenemos que encontrar a papá y los demás grupos.
—¿Rodrigo estaba interesado en ti? —Su pregunta es tan natural.
—Sí. Estaba interesado en mí.
—¿Y cómo se llevan actualmente? Tu familia parece no aceptarlos.
—Creo que uno siempre paga las consecuencias por las decisiones que tomemos en la vida. Ellos dos tomaron una decisión apresurada y la incomodidad que existe entre nosotros es el resultado de lo que ellos hicieron —no me da pena admitir—. Eso sí, yo no estoy enojado con mi hermana, pero parece que ella sí está molesta conmigo por no apoyarlos como esperaban.
—¿Sientes algo por tu cuñado?
—No. Ya no. Al principio yo lo llegué a considerar un gran amigo, esa cercanía hizo que crecieran sentimientos y sí, también me llegue a sentir atraído por él. Pero ahora que las cosas han cambiado, fui yo quien le pidió a Rodrigo que me diera tiempo para aceptar que estaba casado con mi hermana y que no habláramos más sobre el pasado que tuvimos. ¡No tiene caso! Es pasado.
No dice nada, la caminata es agradable y me gusta esto, poder hablar de eso que sí me estaba guardando para mí mismo.
—Quiero decirte algo que percibo en ti y me gusta —dice él—. Creo que lo estás tomando de la forma más madura posible y aunque no puedo entender del todo los sentimientos que tienes, me parece que tienes razón.
Sus palabras me hacen sentir bien.
—¡Gracias! No me considero maduro en estos temas porque la neta, nunca me había pasado. Nunca he tenido novia o novio y estoy aprendiendo a sobrellevar los sentimientos de una ilusión romántica.
...🩵🩵🩵...
—Me voy a adelantar, quien quiera irse conmigo, adelante. Y quien quiera quedarse a nadar en la presa, que se quede. Iré a preparar la cena —dice mi padre.
Los únicos que se quedaron fue Hium, Gustavo, Lea, Hiram, Israel y yo.
El agua estaba fresca. Nadar aquí también era una de las cosas más agradables de vivir en un lugar como este. Solo que a diferencia del mar, en agua dulce no flotas tan fácil por la densidad.
—¿Aquí aprendiste a nadar? —Me pregunta Hium.
—Sí. En este lugar aprendí. Cuando éramos niños solíamos venir más seguido y la pasábamos muy bien.
Sonríe, los dos estamos nadando en la zona profunda.
—Qué padre que tengas buenos recuerdos de tu infancia. ¡Eso está chido!
—Sí, ya sé. La neta sí tuvimos buena infancia. Y a veces me da nostalgia pensar que hemos cambiado en muchas cosas. ¡La vida sigue su curso sin esperar con paciencia a nadie!
El cielo es hermoso, el canto de los pájaros hace que este momento sea perfecto.
—Supe que tu hermana se mudará a Ciudad de México.
—Carla se mudará. ¡Es correcto! De hecho, creo que ya están en camino a su nuevo hogar.
Magdalena le pidió a Rodrigo que se fuera, que volviera a su trabajo y que volviera dos años después.
—¿Te despediste de ella?
—No. No pudimos vernos, pero sé que estará bien. No me preocupa tanto. ¡Ya es adulta!
Se ríe.
—¿Y cómo te va con Israel? —Él quiere averiguar.
—Todo está bien.
—¿Ha pasado algo entre ustedes?
—Aún no, o sea, si me gusta. Me atrae y creo que sí estoy enamorado por primera vez, pero aún no le digo lo que siento. ¡Creo que esta vez yo soy el pretendiente!
Se ríe de mí.
—¡Eres todo un rompecorazones! Ya quisiera ser como tú.
—Pues, deberías. Mi hermana Paola me dijo que le pareces simpático.
—¿Te dijo eso?
—Obvio. ¿Por qué crees que Lea le dijo que te ensañara a usar la resortera? Ese pretexto fue para emparejarlos.
¿Por qué fuimos creados con la necesidad de enamorarnos? ¡El romance también es un regalo bonito para todos los corazones!