PRETENDIENTES & MATRIMONIO
...PRETENDIENTES & MATRIMONIO es una historia original de IRWIN SAUDADE (CHICO LITERARIO)...
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...Esta es una historia de ficción romántica dramática boyslove desarrollada desde la perspectiva imaginaria del autor, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia de que la ficción también revela verdades. ...
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...PRETENDIENTES & MATRIMONIO ...
...UNA BODA...
¿Cuándo me tocará a mí? ¿Cuándo podre enamorarme y terminar así? ¡Una boda es lo que algún día necesitaré en mi vida! La fiesta es divertida, los invitados están contentos y mi madre no deja de sonreír por el logro de su hija mayor. ¡Caso a su primera hija!
—¿Cómo te sientes? —Me pregunta Elena.
—¡Estoy bien! Es la boda de mi hermana.
Ella sonríe ampliamente.
—¿Quieres festejar más? Logre conseguir una botella de tequila, la escondí en el jardín —su gesto me hizo sonreír.
—Bueno. ¡Vamos!
Salimos del salón de fiestas y nos refugiamos debajo de un fresno. Nos sentamos en el suelo, nos recargamos en el tronco y ella destapa la botella de tequila. Bebe un poco.
—¿Está buena? —Me animé a preguntarle.
—Quema la garganta, pero por algo a los adultos les gusta beber esto. Debes probar —sugiere ella.
—Está bien.
Me da la botella, la acerco a mi boca y la empino sin dudar. Mis labios rodean el vidrio y el líquido ingresa en mi interior. Le doy como cinco tragos. ¡Quema!
—¡Está muy fuerte! —Aprieto mis ojos y los labios, el sabor sigue en mi boca.
—Quiero más —ella se empina la botella a la boca.
—Dame más —le pido.
Y entre ella y yo, la botella se termina vaciando y nuestras almas terminan bien borrachas.
Empezamos a caminar para intentar regresar a la fiesta. Ella se echa a correr y me deja atrás, quiero alcanzarla y cuando doy tres pasos apresurados, termino en el suelo. Me caigo, me golpeo la cabeza y comienzo a reírme como idiota. ¡Todo me da vueltas!
El sonido de la música me hace sentir muy bien. Quiero ponerme de pie, pero el cielo me gusta y no puedo lograr mi objetivo. ¡Me quedo tumbado en el suelo! Contemplando la belleza del cielo, viendo las nubes tan...
—¿Estás bien? —Su voz me impresiona.
Me observa con atención y curiosidad. ¿De dónde salió él? ¿Bajó del cielo? ¡Parece un ángel! Las nubes le dan un toque muy padre.
—Sí. ¡Me siento chido!
—¿Estás borracho?
—¿Quién eres tú?
—Me llamo Héctor.
—¿Héctor?
—Sí. Ese es mi nombre. ¿Tú como te llamas?
Lo miro con atención, se agacha para mirarme más de cerca y su rostro comienza a dar vueltas en mi cabeza.
—Me llamo Ariel. ¡Mucho gusto! —Extiendo mi mano para saludarlo.
—Gusto en conocerte —toma mi mano, siento un calor en nuestras manos—. ¿Quieres ponerte de pie?
—Bueno.
Me ayuda a incorporarme, me pongo de pie, él queda frente a mí. ¡No inventes! Sus ojos brillaban chido y de verdad, era muy alto.
—¡Estás muy alto! O es que yo soy muy chaparrito —digo con seguridad.
—Mido uno ochenta. ¿Qué esperabas?
—Superalto. Yo mido uno sesenta y nueve.
—¿Cuántos años tienes?
—Diecisiete. ¿Y tú?
—Veinticinco.
—¡No inventes! Qué padre.
—¿Por qué estás borracho?
—¡Shsssst! No digas eso, si mis padres te escuchan, me van a regañar.
—Mmmm. Pues sí, deben regañarte. Eres menor de edad y estás ebrio, eso no es bueno.
—¡Ay! No me digas esas cosas, es la boda de mi hermana y yo puedo hacer lo que quiera. Además, en dos meses cumpliré dieciocho.
Me mira fijamente, sonríe.
—¿Eres el hermano de la novia?
—Sí. Ella es la mayor. Y creo que mis padres también estar superebrios —señalo en dirección a la pista de baile—. Bueno, creo que no me van a regañar. ¿Has visto a Elena?
—¿Elena?
—Sí, ella es mi amiga. ¿Has visto por donde se fue?
—No, no la he visto, ni siquiera la conozco.
—Esta loca, no te pierdes de nada bueno —me empiezo a reír como bobo.
—¿Quieres ir a dentro?
—Sí, vamos a la mesa de dulces.
Pero entonces, empezó a sonar una canción que me hizo sentir superemocionado. ¿Cuál era? Ni siquiera me supe el nombre, pero me emocioné tanto.
—¡Vamos a bailar! —Tome su mano y lo arrastre hasta adentro, llegamos a la pista de baile.
Nos unimos a la rueda y los novios bailaban en medio. ¡Mi hermana se veía muy guapa! Su esposo la cargo y todos aplaudíamos. Acto seguido, la bajo y comenzamos a girar. ¡La euforia de mi cuerpo era muchísima! Corrí al centro del círculo y quise bailar con mi hermana.
—¿Cómo te sientes? ¡Me encanta verte feliz! —Le hago saber a ella.
—¡Gracias por apoyarme siempre!
—¡Me acabo de emborrachar!
—¡No manches Ariel! Qué bueno, yo también quiero.
Bailábamos, movíamos nuestros brazos al ritmo de la mezcla del DJ.
—¡Te voy a extrañar tanto! —Expreso mi sentir.
—No te preocupes, puedes ir a visitarme cuando gustes.
—Si quiero.
Empezó a sonar El Chuntaro Style y yo me descontrolé. ¡Me emocioné muchísimo! Esta era la canción de los dos. Mi hermana y yo nos volvimos de barrio y era muy divertido bailar así. ¡Hasta que vuelvo al suelo!
Me resbalo, me golpeo la cara, me dolió un poco y todos se espantaron.
—¿Estás bien, Ariel? —Ella intenta ayudarme.
Comienzo a reírme, siento que me fluye la nariz. Mi mejilla sigue impactada contra el suelo y no tengo muchas ganas de pararme. ¡Hasta que él vuelve a aparecer!
—¡Levántate Ariel! Te está sangrando la nariz —Héctor me levanta.
Uso mi mano derecha para cerrar mis fosas nasales.
—¡Estoy bien! No te preocupes por mí. Lea, sigan bailando —le digo a mi hermana.
Y con un movimiento rápido y fuerte, él me eleva con sus brazos y yo parezco su bebe indefenso.
—Yo me encargaré de él, no se preocupen —les dice a todos.
La música vuelve a reanudar y todos se olvidan de mí.
—¿Por qué me cargas? —No me da miedo preguntarle.
Vamos en dirección a los sanitarios.
—¡Eres un desastre!
—Pero me siento feliz.
—Te acabas de desgraciar la nariz, ¿no te duele?
Me vuelvo a reír.
—No. ¡Estoy chido! Todo me da vueltas.
—Estás bien chifladito.
—¡No digas eso! Tú no me conoces.
Al llegar a los sanitarios, me hace sentar en la barra de los lavabos. Agarra muchas toallitas de papel y me las ofrece para que arregle mi sangrado. Siento su mano sobre mi nariz, me presiona allí y me duele un poco.
—No me hagas así, me duele.
—Te aguantas, es para que pare la hemorragia —su voz suena con autoridad.
Ahora veo más de cerca sus ojos y existe una cercanía entre nosotros.
—¡Eres buena onda, Héctor!
—¿Te parece?
—Sí. ¿Eres un ángel?
—¿Parezco un ángel?
Sonrío.
—Sí. Llegaste a mí cuando miraba el cielo y pensaba en la belleza de ese color azul. ¡Entonces apareciste!
Una fatiga me empieza a invadir.
—Entonces me convertiré en tu ángel de la guarda, ¿te parece bien?
—Sí, me gusta esa idea. ¿Quieres beber tequila conmigo?
—No. Ya es suficiente alcohol. Te acabas de desgraciar la cara y no te basta, ¿verdad?
—¡Ay Héctor! Me da igual. Tú me estás cuidando y eso me gusta. No tengo por qué preocuparme.
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Comments
Bella Maldonado Beltran
buen comienso me gusta espero que siga cada dia mejor.saludos Irwin
2024-05-18
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