La historia de una chica italiana en Inglaterra. Con amigos especiales y un gran secreto que no quiere revelarles. Su hermano que regresa por ella y un gran amor que vuelve a su vida después de años. Qué pasará? Cuál será ese secreto? Acompañenme a descubrirlo.
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CAPÍTULO 13.
CAPÍTULO 13.
Camila se despertó con una gran sonrisa en el rostro, pues era el día en que llegaban sus mejores amigos. Se cepilló el cabello, los dientes y luego se dirigió a su vestidor y eligió el outfit que usaría el día de hoy. Opto por un look casual, Jean con roturas, una remera y zapatillas. Dejo su cabello suelto y se dirigió al jardín a esperar a los chicos que pronto llegarían.
Cuando llego al jardín, sus ojos se detuvieron en la imagen que tenía enfrente: Massimo estaba al borde de la piscina, su mirada estaba enfocada en algún lugar lejano, las gotas caían por su torso desnudo y sus tatuajes parecían brillar. Al parecer, ni el hecho de haber sido peligrosamente apuñalado paraba a ese hombre. Aún tenía una venda en su torso, pero se lo veía mejor. Lo bueno es que haya permanecido internado unas semanas para que la herida sane bien, de lo contrario, estaría nuevamente en peligro. Ese hombre no podía permanecer quieto.
-Buenos días. -Se limitó a decir ella.
-Buenos días, señorita Bonano. -Le responde.-¿A dónde te marchas tan temprano?
-Oh, solo vine a esperar a Mía y a Nicolás que están llegando aquí. Se quedarán unos días con nosotros. -Dijo.
-Veo que tu novio no pudo aguantar la distancia. -Dice él, saliendo de la piscina.
-Pues… La tuya tampoco. Por cierto, ¿dónde está ahora? Me extraña no verla pegada a ti como un chicle.
Massimo sonríe con picardía.
-¿Acaso estás celosa? -dice acercándose peligrosamente.
-¿De ti? Puff. Por favor. Claro que no.
Massimo se acercó más a ella.
-¿Estás segura de eso?, porque juraría que estás temblando gracias a mi cercanía ahora mismo.
Camila comenzó a sudar. Su corazón palpitaba con fuerza. No entendía qué le sucedía. Ese hombre la volvía loca.
En ese momento el portón grande de la casa se abrió.
-¡AMIGA! - La voz eufórica de Mía la sacó de ese momento incómodo. Ambos se giraron hacia ella. Camila corrió a abrazarla.
-No sabes cuánto me alegra que estés aquí. Exclamo. -Pero, donde está Nico?, no me digas que no quiso venir.
-¿Estás loca? No me lo perdería por nada del mundo.
La voz de Nico aparece detrás de su amiga, el muchacho venía cargando las maletas. Las dejo en el suelo para saludar a Camila.
Camila lo abrazó con fuerza.
Un carraspeo fuerte se oyó a sus espaldas.
-Bienvenidos a la mansión Bonano-Costello. -Saludo Massimo.
-Ustedes… ¿Viven juntos?, pregunto Mía sorprendida.
-No le hagas caso, amiga. Esta es mi casa, la de los Costello está aquí al lado. Nuestras casas están juntas pero vivimos separados. Nuestros padres decidieron construirlas juntas para estar cerca. Aunque Massimo se la pase aquí en nuestra casa porque considera que la suya queda “demasiado lejos”.
Mía sonríe.
-Pues… Hay demasiada seguridad aquí. -Dijo Mía, viendo todo extrañada.
Camila sintió nervios en su interior.
-Nuestros padres son hombres de negocios con mucho poder adquisitivo. Ya sabes. Tienen muchos enemigos. -Se adelantó Massimo. -Estas personas están aquí para protegernos.
Mía asintió.
-Te ves muy bella. -Dijo Nicolás. -Volver a Italia, te sentó muy bien.
Massimo lo observaba con los ojos inyectados de furia. Camila se dio cuenta de eso y decidió que lo mejor era alejarse.
-Entren a la casa, dejaremos su equipaje y les mostraré sus habitaciones para que puedan descansar y ponerse cómodos. Deben estar agotados. -Dijo Camila.
Los chicos la siguieron. Ansiosos por ducharse y cambiarse de ropa. Camila les enseño sus habitaciones y también la suya, por si necesitaban algo. Les dijo que los esperaría abajo para cuando estén listos, comenzar a recorrer el resto de la casa.
Dejo a sus amigos descansando y bajo las escaleras hasta la sala. Escucho ruido en el despacho de su hermano y se acercó para ver si todo estaba bien.
-¿Giovanni? -Dijo empujando la puerta suavemente.
Al abrirla. Vio una imagen que le rompió el corazón en mil pedazos y solo ahí, pudo darse cuenta de que aún seguía amándolo con todas sus fuerzas.
Massimo estaba sentado en la silla detrás del escritorio e Ivana está sentada sobre él. Massimo la tenía sostenida por la cintura fuertemente mientras ella lo besaba con rudeza.
-¿Se puede saber qué mierda es esto? -pregunto ella, interrumpiendo la escena.
-Camila. -Dijo Massimo.
-Tienes una hora para sacar a tu prostituta de esta casa e irte tú mismo. -exclamo ella. -No quiero volver a verles la cara a ninguno de los dos. Me dan asco.
-Camila espera… -Dijo Massimo, tirando a Ivana y siguiéndola.
La chica se dirigió al patio de la casa, seguida por Massimo, a quien comenzaba a dolerle la herida por correr detrás de ella.
-Camila. -Volvió a llamarla. -Camila, para. Hablemos. -exclamo él tomando su mano intentando detenerla.
En un acto de furia, Camila se giró en sus talones y le estampo una fuerte cachetada, dejando a Massimo impactado sin poder moverse. La chica siguió su camino. Ivana se acercó a Massimo y puso su mano en el hombro.
-Auch. -Dijo.
Massimo se soltó de ella y se dirigió a su cuarto. Se encerró en él y allí desquito su furia.