Se Mi Esposa Por Favor

Elizabeth

-Si no hacemos eso, no llegaremos al partido de beisbol de Gustavo- Margarita nos insistía en ir al partido de su novio y aunque yo quería ir el partido iniciaba justo en nuestra última hora de clase, teníamos que saltarnos la clase de Biología.

-Chicas si nos descubren nos llamarán al representante- Dice nerviosa Rosa.

- Allá estarán los amigos de Gustavo y quieren verlas- nos dice pícaramente.

-No tenemos examen ni nada importante que entregar hoy- agregue sin darle importancia.

-Ya está dicho, vamos a ese partido- dijo con firmeza María.

Nos escapamos sin problemas y llegamos a tiempo para el partido, Margarita saluda a Gustavo con un beso bastante largo que nos incomodó un poco, pero al mismo tiempo hasta tierna nos pareció, al terminar de besar a Gustavo se acercaron a nosotras- Chicas les presento a Gustavo- él nos regaló una sonrisa- Ella es Rosa, María y Elizabeth- nos señaló a cada una, no dudamos en corresponderle a su sonrisa.

Gustavo nos presentó algunos de sus amigos y debo decir que están muy lindos, algunos de ellos nos coquetearon, pero uno de ellos puso mucho el ojo en María, ella se sonrojaba, pero no hacía más que evitar su mirada, aunque le gustaba mucho tener el carro esa atención y quien no le gusta tener la atención de un chico tan lindo.

El partido terminó con una victoria y los amigos de Gustavo nos invitaron a comer un helado que gustosamente accedimos. La pasamos muy bien, aunque el chico que me acompañaba era lindo, de verdad no me atraía en nada, aunque vi muy interesada a María y eso me alegra mucho.

Al regresar a casa, Rosa me acompaño, pues teníamos que terminar un proyecto y decidimos hacerlo hoy mismo, ya que no fuimos a la biblioteca por ir al partido. Vi el carro de Andrés estacionado.

-Otra vez llego temprano- le comenté. Entramos y vi a Andrés y Pablo en la sala un poco preocupado- Hola- dije nerviosa- ¿Pasa algo?- pregunté,

-Pasa que me llamaron del colegio diciendo que te fugaste y regreso a casa preocupado de que algo pasa y no te encuentro- me dice alterado, me puse roja de la vergüenza, que sepa que me escape del colegio era primera vez que lo hago y definitivamente sería la última- ¿Dónde estabas?- pregunto molesto.

-Yo mejor me voy, esto es problema de casados- dice Rosa con ironía y de verdad quiero matarla tanto por dejarme sola como por hacer ese comentario tan fuera de lugar.

-Tienes toda la razón niña bonita, yo también me voy es cosa de casados- dijo Pablo haciéndome poner más roja- ¿Quieres que te lleve?- le pregunto a mi amiga, ella se sonrojó y me miro pidiendo mi aprobación.

-Ve con él, Pablo es el mejor amigo de Andrés y es de confianza- ella asintió y Pablo camino junto a ella hasta la puerta- Pablo cuídala por favor- le pedí.

-Con mucho gusto- me responde, Rosa no podía estar más roja y eso me causo risa, pero se borró al ver a Andrés que me miraba furioso- Andrés, yo salí con mis amigas y nos saltamos la clase. Pero te juro que solo ha sido esta vez no volverá a pasar- le suplique.

- Liz estuve preocupado por ti tenías que avisarme- aunque se calmó un poquito igual no me gusta verlo molesto.

-Lo sé, pensé que no se darían cuenta- suelte, me miro fijamente y entendí que no le gusto lo que dije- quiero decir que lo siento no pasara de nuevo- le sonreí lo más tierna que pude.

-¿Dónde estuviste?- su pregunta me hizo cuestionar su responder o no, pero no le quise mentir.

-El novio de Margarita tenía juego de beisbol y fuimos a ver el partido- explique aunque no creo que haya sido lo mejor.

-¿Faltaste a clase por ir a ver a unos chicos jugar?- lo dije, no era buena idea.

- Si lo ves así, si suena mal, pero te juro que fue por acompañar a mi amiga, ¿Acaso nunca has hecho una locura para apoyar a Pablo?- pregunte con seguridad, aunque dudaba que este argumento me ayudara a salirme de este lío.

- Sabes bien que eso no te salvara- suspiro- Déjalo Liz, no quiero discutir- se va a su habitación sin decir nada más, me sentí muy culpable porque el dejo el trabajo por mí y yo estaba disfrutando con mis amigas, estuvo mal, claro que lo sé, ahora debo hacer algo para que me perdone.

Andrés no salió de su habitación por toda la tarde y ya era de noche, así que decidí entrar y pedirle perdón como se merece. Toque un par de veces y me dejo entrar.

-Hola- dije nerviosa- ¿Podemos hablar?- él asintió.

- Lo siento, de verdad lo siento, no pensé que te enterarías y estuvo mal de mi parte, te prometo... te prometo que no volverá a pasar, pero por favor ya no estés molesto conmigo, odio que estés así por mi culpa- hice puchero, él me miro y sonrió, eso quiere decir que al menos ya no está tan molesto como antes.

- Está bien Liz, pero prométeme que no volverá a pasar- me pide, yo asiento en seguida dando un salto a su cama donde está recostado, lo abrazo muy fuerte y él me corresponde quedándonos unos minutos así sin decir nada, pero no hace falta, este abrazo de Andrés significa más que muchas palabras, me aleje un poco sin dejar de abrazarlo solo lo suficiente para mirarnos a los ojos y sentir esas mariposas que dicen tener cuando estamos enamorados.

-Puedo...

-Puedes...- dijimos al mismo tiempo dándonos cuenta de que pediríamos lo mismo.

-¿Puedes quedarte conmigo esta noche Liz?- al escucharlo mi piel se erizó, me sentí deseada aunque no sea así o al menos no estoy segura de eso.

-Me encantaría- Nos hundimos en un abrazo más fuerte y a los pocos minutos quede dormida en sus brazos.