Amanda joven mexicana que sale de su pais a Estados Unidos como indocumentada, vende su virginidad y sale embarazada, su bebe cambiara su vida para siempre
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capitulo 6: Como hermanas
Mi amistad con Lupita creció con el paso del tiempo, llegando a querernos como hermanas, somos cómplices de travesuras, mi abuelo es nuestro alcagueto.
La relación con mi madre está peor, la tensión en mi hogar es tal que se puede cortar con un cuchillo, es desesperante y asfixiante.
Los meses han pasado y con ellos, momentos de tristezas, desiluciones, pero tambien de alegrias y diversion.
Mi maestra tuvo una linda bebe que llamo Lucia, como la madre de su esposo, me dio mucha alegría saber esa noticia son muy buenas personas y merecen ser felices.
Mi abuelo ha estado muy decaído, su problema con la hipertensión se ha intensificado, trato de que siempre se tome su pastilla y coma sano.
Mis hermanitos, estan creciendo rapidicimo, David me quiere mucho, todo lo contrario de Daniel que mi madre se ha encargado de ponerlo en mi contra al punto y hacer que me odie, no se como un pequeño de 9 años pueda albergar esos horribles sentimientos.
Dario volvio a entrar en prision, su problema con el trago empeoro al punto de herir a un honbre con un arma blanca, esto sucedio porque el señor defendio a su novia que era ultrajada por Dario.
Ya vamos terminando el tercer año de prepa nuestras notas son estupendas, Lupita subio considerablemente su promedio, dejando muy contenta a su mama.
Estas vacaciones nos vamos para el rio, mi familia por parte de papa tienen una hermosa cabaña, y vamos a pasar unos dias.
Ven con nosotras.
No se si sea conveniente amiga.
Ana deja de pensar en tu mama, ella te ha estancado, amiga vamos y nos gozaremos tu abuelo va a ir.
Está bien amiga, creo que es hora de divertirme sin la sombra de mi madre amargándome la existencia.
Así es amiga, te quiero gracias a ti soy una mejor persona.
El día de irnos de vacaciones llego, mi abue y yo empacamos equipaje para una semana, estos momentos de felicidad son cortos y fugases pero los disfrutamos al máximo, mi abuelo es mi héroe, lo super amo.
Mi madre casi pega el grito al cielo pues quería que yo trabajase, esa semana para ella poder descansar e ir a visitar a Darío a la cárcel, en verdad no sé que tiene en la cabeza para aún querer ver a ese bastardo, pero son cosas de ella y no me meteré.
Mi abuelo habló diciendo que esas vacaciones nos las merecíamos los dos y que me las había ganado por las excelentes calificaciones que obtuve. No estamos pudiendo tu autorización solo te estamos informando que nos vamos, así que adiós.
Mi madre cambiaba de colores de la ira que tenía, cosa que me dio mucha gracia.
Llegamos a la cabaña era un lugar precioso, casi mágico se podía sentir una paz inimaginable, el aire era tan puro, el césped tan verde lleno de flores de diversos colores y aromas, un deleite total para los sentidos, es imposible no sentirse desconectado de la realidad en este ambiente tan hermoso.
La cabaña era toda de madera, se notaba el amor y esfuerzo que hicieron al construirla, era hermosa por dentro, muebles perfectamente ubicados en una preciosa estancia de concepto abierto que consistía de sala, cocina y un pequeño comedor, un sitio demasiado acogedor, en el piso superior había 3 habitaciones y 2 baños, Lupita y yo compartimos habitación, me sentí amada y aceptada en una familia.
Paseamos por el hermoso y pintoresco pueblo, siempre nos preguntaban si éramos hermanas a lo que decíamos que si porque así lo sentíamos, aunque por nuestras venas no corriera la misma sangre.
Mi abuelo disfrutó mucho esos días se veía rejuvenecido no se, será la paz que reinaba en ese lugar o el aire tan puro de la montaña, pero su tensión estaba estable y los dolores en su pecho y cabeza no se hicieron presente, fueron mis primeras vacaciones, los primeros días lejos de la maldad y crueldad de mi insoportable madre, no quería que se terminara, podría vivir para siempre ahí.
En el pueblo conocimos a 2 chicos muy lindos, eran primos Ramón era alto y delgado pero con un trasero provocador, tenía ojos color café y una sonrisa que me desarmaba completamente, Ray era mas bajo y rellenito, pero tanto para decirle gordo era blanco, ojos verdes mas serio y reservado que Ramón, pero se notaba a lejos la atracción que sentía por Lupita y a ella no le era indiferente.
Paseamos varias veces por el parque, donde nos invitaron a comer helados, fuimos un día a nadar al río, hay ambos nos confesaron su amor... Un amor inocente, puro y sincero... Tanto Lupita y yo tuvimos nuestro primer beso a la orilla del río de aquel mágico lugar.
No queríamos que las vacaciones terminaran y volver a la cruda realidad, pero todo lo bueno llega a su final, nos regresamos con el corazón roto, dejando atrás nuestros primeros novios, lloramos camino a casa ante la mirada desconcertada de su madre y mi abuelo, que pensaban que era porque nos volvíamos y no nos queríamos ir.
Los meses pasaron y con ellos los cambios en nuestros cuerpos que dejaron de ser los de unas niñas para convertirnos en 2 hermosas chicas con curvas y una figura como de modelo.
Teníamos a los chicos de la prepa tras nosotras, pero nos parecían demasiado infantiles e inmaduros, o creo que era que solo pensábamos en aquellos hermosos primos que robaron nuestros corazones.
Lupita cumplió 15 años y su padre vino a felicitarla, tenía años que no venía desde que se divorció de su madre, ella estaba muy dolida y no quería verlo, pero la convencí de acercase a él, nunca conocí a mi padre, pero espero algún día poder hacerlo.
Celebramos los 15 años de Lupita, en un enorme salón, pues su padre poseía una gran empresa de productos de limpieza, donde elaboraban detergentes, mi amiga se venía bellísima con un vestido azul celeste que le había hecho su mamá.
Toda la decoración de la fiesta era en ese tono, pues ese era su color favorito, se notaba la alegría en su rostro y eso me hacía inmensamente feliz.
La música comenzó a sonar y mi amiga bailo el vals de la quinceañera con su padre, su rostro irradiaba de felicidad al punto que lágrimas surcaban de sus radiantes ojos, y su padre sonreía orgulloso de ver a su pequeña que se había convertido en mujer.
Un sentimiento nostálgico golpeo mi corazón al ver esa escena, y saber que pronto cumpliría 15 años y no viviría esa experiencia, porque mi padre no estuvo nunca para mí. Mi abuelo notó mi tristeza y me dio un abrazo que reconforto mi corazón, sin decir una palabra el sabía perfectamente lo que ocurría en mi mente.