El Último Contratado

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En la mañana, cuando Carolina despertó Ethan ya se había ido, suspiró aliviada mientras caminaba hacia el baño, luego de lavarse los dientes, se quitó la ropa y se metió a la ducha, tenía los ojos cerrados frotándose el cuerpo, así que entretenido que ni siquiera notó la entrada de Ethan.

De pie junto al cubículo del baño, Ethan miró a Carolina de pies a cabeza, ni en sus sueños más locos había visto un cuerpo tan hermoso como el de Carolina, cuando ella notó su presencia, trató de cubrir parte de su cuerpo con sus manos. y con el rostro rojo de ira dijo con firmeza:

Carolina- Vete de aquí idiota, ¿no sabes respetar a una mujer? Me vestiré y te mostraré cómo se hace.

Estaba poseída, ningún otro hombre la vio desnuda, ni siquiera Liam, no es que ella no quisiera, sino porque no podía debido a su pasado. Ethan esbozó una leve sonrisa y habló en tono burlón:

Ethan- ¿Qué me vas a hacer? ¿Me vas a matar como lo hizo tu madre con ese hombre hace 5 años?

En ese momento, a Carolina le costó levantarse y simplemente cayó de rodillas llorando, con la voz ahogada por el llanto, miró a Ethan y luego le dijo:

Carolina- Estás mintiendo, estuve con ella esa noche, ella golpeó al hombre haciéndolo caer, luego rápidamente nos fuimos de allí, deja de inventar historias sobre mi madre, no podrás manchar su imagen.

Ella pronunció las últimas palabras mirándolo fijamente, para entonces ya estaba de pie, tomó la toalla y cubrió su cuerpo, se acercó a Ethan y volvió a hablar:

Carolina- Ahora ya sé por qué pagas tanto dinero sólo para mantener una farsa, te gusta humillar a la gente, te lo advierto sólo por esta vez, nunca más vuelvas a entrar al baño cuando yo esté aquí.

Dicho esto, Carolina planeó salir rápidamente del baño, pero Ethan la agarró de la muñeca y pronto habló, mirándola a los ojos:

Ethan- ¿Te molesta la verdad? Lo sé todo sobre ti, admite tu participación en el crimen.

Carolina- Yo no cometí ningún delito y mucho menos mi madre, el hombre estaba vivo y si investigaste debes saber eso, a veces te miro y trato de encontrar algo bueno, pero siempre fracaso estrepitosamente, estás podrida. Por dentro, debes haber destruido mentalmente a todos los que pasaban por aquí, pero yo no caigo en sus trucos.

Ethan- Para ser una persona que no tiene dónde morir, eres muy petulante.

Carolina no dijo nada, solo sonrió levemente, no tiene argumentos para defenderse de su ignorancia, tomó su brazo con fuerza y ​​salió del baño dando un portazo, mientras tanto Ethan sentía una mezcla de sentimientos indescifrables apoderarse de su cuerpo.

Recibió un correo electrónico del investigador conteniendo información de Carolina y al no encontrar nada que manchara su reputación decidió meterse con su psicóloga para sacudir sus estructuras sólo para verla llorar.

Cuando Ethan salió del baño Carolina ya estaba vestida, llevaba un vestido sencillo hasta la rodilla, usando la cámara frontal de su celular se maquilló ligeramente, al terminar sonrió para sí misma mientras guardaba sus cosas en un bolsa.

Al ver que Ethan se dio cuenta de que había fallado, se acercó a ella, sacó su billetera del bolsillo y sacó una tarjeta de crédito y luego le dijo:

Ethan- Ve de compras, compra todo lo que quieras, recuerda que hoy tenemos fiesta, prepárate a las 7:00 pm.

Mientras hablaba puso la tarjeta en las manos de Carolina y se preparó para salir, Carolina lo siguió y al rato dijo:

Carolina- No necesito tu dinero, hoy voy a resolver el tema de mis documentos y así podré comprar todo lo que necesito.

Ella habló y luego le devolvió la tarjeta a Ethan, quien a su vez solo sonrió levemente y luego dijo:

Ethan- Está bien, mira si no me haces sentir avergonzado.

Mientras hablaba, Ethan miró su ropa, pareció disgustado y luego la dejó sola. En el silencio de la habitación, Carolina lloraba suavemente mientras hablaba consigo misma:

Carolina- Necesito mantenerme firme, quiere humillarme, pero no puedo bajar la cabeza ante este tonto.

Luego de sus palabras, se secó las lágrimas, se retocó el maquillaje y salió de la habitación y caminó hacia el comedor, planeando desayunar, pero en el pasillo se encontró con Levi, quien sonrió levemente y dijo:

Levi- Buenos días flor del día jajaja.

Carolina- Buenos días señor Levi.

Ella respondió fríamente sin siquiera dejar de caminar, al ver su reacción Levi suspiró derrotado y siguió sus pasos, cuando llegaron juntos al comedor, Ethan miró a sus padres y sonrió.

Luego de saludar a todos, Carolina se sentó con Ethan, después de todo a ella le pagan por actuar, con una hermosa sonrisa, Carolina miró a Ethan y le dijo:

Carolina- Veo que no has comido casi nada, ¿quieres que te prepare algo especial?

Ethan- No quiero nada, necesito irme ya, discúlpame.

Habló fríamente mientras se alejaba hacia la salida, Carolina dio una sonrisa amarga y pronto comenzó a comer, un silencio ambiguo reinó en el lugar, un tiempo después, Miranda miró a Carolina y luego dijo:

Miranda- Ethan me dijo que tienes varios cuadros, ¿es cierto?

Carolina- Sí, están en casa de una amiga.

Como Carolina respondía con poco interés, Miranda pensó que su hijo tenía razón, Carolina miente, pensando de esa manera Miranda dio una leve sonrisa y luego habló con sinceridad:

Miranda- Trabajo vendiendo relojes de lujo online, si quieres podemos poner a la venta tus cuadros, ¿qué te parece?

Carolina- La idea es buena, pero no sé si alguien pagaría algo de dinero por mis cuadros, mi madre los vendía en la feria donde trabajaba, pero eran ridículamente caros.

Al escuchar estas palabras Miranda dio marcha atrás en su opinión, ya no está de acuerdo con su hijo, pues él es un amante del arte, Miranda sonrió y luego dijo:

Miranda- Entonces seré tu primera clienta, elegiré la más bonita que tengas y te pagaré muy bien, ¿qué opinas de eso?

Carolina- Estoy muy contenta, podemos programar un día la semana que viene y os lo enseño todo.

Siguieron hablando por un buen rato, en este punto Daniel y Levi ya se habían levantado de la mesa porque no podían soportar la letanía de Miranda, Carolina ya estaba en agonía, porque quería irse, pero la mayor hablaba por los codos. Al no ver otra salida, Carolina esbozó una tímida sonrisa y dijo:

Carolina- Lo siento señora Miranda, pero realmente necesito irme ahora, nos vemos luego.