Lucia es una escritora en ascenso que debe presentarse a la boda de su ex amor platónico que se casara nada más y nada menos que con su hermana Amanda.
viviendo separada de su familia y los caprichos de su madre es obligada a asistir a la reunión familiar para la organización y reencuentro familiar.
el destino le mando un impresionante ejemplar masculino que no solo enciende su creatividad como escritora, sino que otras partes que creía dormidas.
Naguel un motero alto con fuertes músculos que hace suspirar a muchas mujeres se obsesiona con su momentánea pasajera. su cabello rojo como el fuego no solo despierta en deseo en él, sino que también su instinto protector.
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libertad de expresión
Naguel
Mi abuelo era una persona especial. Amaba a mi abuela con toda su alma, pero sus apetitos sexuales eran
muy grandes y no solo se conformaba con una sala mujer.
En la época en la que crecieron estaba mal visto que un padre de familia junto con su esposa acuda a diferentes
lugares juntos en busca de cierto tipo de diversión.
Eran juzgados y vistos de mala forma por no decir señalados al pasar como un ar de perversos, pervertidos o
mal de la cabeza.
Por eso me crie con cierto aire de libertad con respecto al sexo, porque mi padre se crio en un ambiente donde
el sexo era una experiencia placentera y no un tabú.
Para poder sentirse libres en cuanto a sus placeres mis abuelos decidieron crear este lugar.
Esta alejado de la ciudad por el solo hecho que está cerca de todos los pueblos que lo rodean, en realidad la
ubicación es estratégica con ese fin.
Aquí no solo puedes ser libre en cuanto al sexo, sino que también en cuanto a los gustos culinarios. La carta
es extensa y se puede degustar cualquier tipo de comida. Desde italiana hasta japonesa.
Ese era otro tipo de placeres que ellos disfrutaban y decidieron hacer uno de ambos. Una combinación del
placer de comer con el placer sexual.
Y como toque divertido ellos disfrutaban mucho comiendo mientras lo hacían o simplemente estar sobre una
mesa, silla o lo que sea que la imaginación en ese momento te invitaba.
Actualmente del negocio se ocupan mis tíos, como ya dije anteriormente, soy el jefe fantasma, el que solo
se presenta en momentos justos y solo cuando necesitan m presencia.
Desde que he tomado la dirección del restorán, por llamarlo de alguna manera, la atención paso a ser
completamente virtual, por lo que cada cliente goza de la suma intimidad una vez que atraviesa las puertas dándole a los comensales la ocasión de hacer los que más desean mientras esperan su comida que se pide desde una pantalla y llega a través de unos conductos conectados a la habitación.
También cuentan con baño privado y la climatización va de acuerdo con la preferencia del cliente a
partir de cada estación. Nunca falta los fanáticos al fio o al calor por lo que es desacuerdo con cada uno si quiere sudar a lo loco o solo llevar el momento cómodo.
También se cuentan con diferentes habitaciones dependiendo de cada gusto en lo referente al sexo. Hay
habitaciones con temáticas y otras con variedad de objetos y juguetes además de una heladera equipada con bebidas de todo tipo.
Para poder salir de la habitación solo se hace después del pago del servicio una vez que los presentes
están completos. Hay habitaciones que se arman unas fiestas tremendas. Como ya dije las preferencias sexuales son varias y aquí no se juzga a nadie.
Aquí uno puede ser libre de hacer lo que mas sienten en sus corazones y porque no en sus mentes perversas.
La idea de esta noche no es asustar a mi princesa, pero sí que se suelte, noto un poco de reticencia por
parte de ella en cuando me llama “Papi” y solo quiero que comprenda que puede llegar a ser muy placentero los juegos de roll. Como la noche en la que me sorprendió luciendo como una colegiala, una muy caliente.
Esa noche fue fabulosa y quisiera miles a como esas junto a ella. Me encanta como su imaginación vuela y
se presta para todo lo que propongo, pero siento que le falta soltarse solo un poco más.
Aunque esta noche solo necesito que terminemos lo que no pudimos esta tarde por las dichosas clases. Clases que despertaron algo del animal posesivo que habita en mi al verla bailar con mi hermano.
Po mas que sea mi familia y tenga un cien por ciento de mi confianza en el tanto como en ella, solo de ver
unas manos que no son las mías la que la rodeaban, guían, sostenían, me hacía hervir la sangre en mi interior queriendo despejar todo el lugar solo para tenerla entre mis manos.
Lo peor de todo que mis miradas de suplicas y pedidos sordos para que venga a mí no surgían efecto en ella y seguí torturando a mi hermano, por mas divertida que era la escena yo seguía queriendo tenerla conmigo, como debía de ser.
No fue hasta que mi hermano se dio por vencido que aproveche el momento para reclamarla, dejando plantada a la
insistente profesora que no dejaba de hacer comentarios sugerentes y en más de una vez obvios.
Poder tomarla de la mano y sentir que mi guía era la apropiada me hizo no querer soltarla jamás.
No soy de esas personas que creen en el amor y todas esas payasadas, pero desde que mis ojos se toparon con
ella todas esas cosas comenzaron a tener sentido para mi y puedo afirmar que soy un idiota enamorado, un tonto que ama a esta mujer.
Además de enamorado, cachondo. No hago mas que pensar en como la quiero tener las veinticuatro horas del día
debajo, sobre, de lado, atada o como sea a mi lado. Y acá estoy mientras sorbo a sorbo de mi vaso de agua, porque considero descortés estar bebiendo ese champan que nos espera en la hielera sin su presencia, esperando a que llegue sin dejar de ver a cada rato la hora en mi reloj.
Pasando los veinte minutos de las ocho de la noche la puerta de la habitación donde nos daremos un festín se
abre y me deja a la vista a la diosa de la lujuria, mi princesa, la reina de todas mis fantasías.
Ella junto a esa melena salvaje que me tiene hechizado atraviesa la puerta con algo de timidez y yo no hago mas
que morder mis labios, se ve tan bella, pero me pregunto porque lleva tanta ropa encima si la quiero desnuda.
ꟷHola ꟷsusurra ni bien la puerta suena anunciando que estamos encerrados.
Me levanto para acercarme a ella y tomando su cara beso sus labios conteniendo las ansias de arrancarle ese
vestido que lo único que hace es desear verla sin él.
ꟷHola ꟷrespondo a su saludo ni bien decido soltar sus labios.
ꟷNo se que me has hecho, pero que ahora odio los autos ꟷdice cuando su mirada se dirige a la habitación inspeccionando el lugarꟷ. Me sentí atrapada dentro de el y solo deseaba estar sobre tu motocicleta ꟷfinaliza volviendo a encontrarse con mi mirada.
Cada segundo que pasa la amo un poco mas y con esos comentarios solo me pregunto que me detiene para traer ese tipito vestido de Elvis Presley y ponerle un anillo en ese dedo que me grita que lo haga ahora o calle para siempre.
ꟷPrincesa, solo logras que quiera atarte a mi ꟷadmito tomando sus manos, son tan delicadas.
ꟷPues hazlo ꟷmurmura y colocándose de puntas de pies rosa sus labios con los míos sin apartar la mirada, retándome a que ese demonio que habita en mi quiera salir.
Mis manos que ya se encontraban en su cintura bajan por sus caderas y llegan al borde se esa pecaminosa tela
que cubre sus encantos y cruzando la barrera la levanto con la idea de sacarla de su cuerpo, es como si la tela le causara urticaria, porque se mueve de manera apresurada para que la libere de ella.
De un solo tirón mis manos levantan y sacan el vestido de su cuerpo, apartándome un poco noto que no lleva ropa
interior y verla para ante mí, solo con tacones, mordiendo sus labios esperando a que le de un premio o un castigo solo hace que quiera rugir ante mi presa.
Pero es mi princesa, mi reina, mi diosa y solo recibirá halagos y alabanzas de mi parte, por lo que caigo de
pie y le hago un homenaje a sus partes sensibles notando como sus manos se apoderan de mis cabellos y viendo desde abajo ese valle, esas montañas que se alzan al horizonte y ese gemido que desprende sus labios logran que mi lengua actúe en sincronización con sus necesidades.
Todo lo que necesito esta aquí, entre mis manos y cuando su cuerpo me da ese dulce néctar que llena mi boca lo
tomo como un premio a todas mis plegarias.
Besando su ombligo, siguiendo el camino que dibuja su estomago hasta sus pechos turgente los saludo y sigo mi paseo hasta su boca para tomarla, caliente, sedienta, necesitada.
Sin apartar un milímetro de nuestro contacto me deshago de la ropa con ayuda de sus manos desesperadas. Tomo
sus caderas y sus piernas en un acto mecánico se adhieren a ellas. Camino unos pasos de espalda para caer sobre la silla donde ella sin dejar de besar mis labios se acopla a mi longitud y comienza a danzar con sus caderas pegadas a las mías en una simple sincronización.
Mientas disgustamos los diferentes platillos que nos presenta el menú no dejamos de conversar en todo momento. Su risa estridente llena el lugar y es una música que me encanta escuchar.
Ella escucha atenta la historia del lugar y se queda extasiada al saber cómo es que todo empezó.
—¿Es eso cierto? —pregunta, pero no me deja decir nada—. Increíble, este lugar me da muchas ideas para mis
historias. ¿Me dejarías incluirlo en mis historias? Obvio que no utilizaría el nombre solo la idea.
—En absoluto, te doy permiso para que tu mente divague como hasta ahora, es lo que más me gusta de ti. Igualmente, no me avergüenza nada de este lugar por lo que puedes utilizar el nombre —respondo y sirvo nuevamente un poco de vino en nuestras copas.
El champan termino siendo bebido mientras nos disgustábamos. Me gusta que cada cosa que yo quiera hacer mientras tenemos intimidad no la escandalice y las acepte bienvenida.
Desnudos y sin ningún tipo de vergüenza, comimos diferentes platillos y disfrutamos de nuestros cuerpos y el espacio por el resto de la noche.
Al momento de regresar al hotel lo hicimos caminando, de la mano como cualquier pareja normal. Sus comentarios
variaban desde sus novelas hasta los diferentes tipos editoriales que tubo que pasar hasta que encontró la indicada para realizar su trabajo en completa armonía.
Su editora es una buena amiga que llego en el momento indicado. Todavía le cuesta aceptar que su popularidad
la detiene cada cierto momento para aceptar halagos y dejar uno que otro autógrafo.
Me siento privilegiado de llevarme su completa atención, porque sin dejar de conversar o sacarse fotos con sus fans no deja de mirarme o sonreírme. Antes de llegar al hotel ya le pedí a mi asistente que busque un Elvis Presley. Necesito atarla a mi después de la boda de su hermana, mas no podre esperar.
Felicidades autora!
me encantó
muy entretenida