Una noche entre los brazos de Nicolás Thompson, cambiará por completo la vida de Anna Brown.
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Cómo si quisieras comerme.
Pov Nicolás.
Son las siete de la mañana. Al despertar, me encuentro con Anna recostada sobre mi pecho y, es extraño, pero es una buena sensación. No entiendo porque no quiere darle una oportunidades a nuestro matrimonio, si bien no hay amor, no se puede negar que la química entre los dos es palpable en el ambiente.
Observo sus labios entre abiertos, su pequeña nariz, lo blanco de su piel, sus largas pestañas, al verla es como ver a una muñeca, es imposible ignorar lo hermosa que es, mentiría si digo que no muero por volver a hacerla mía, pero ella siempre pone un alto, eso me saca de mi zona de confort y es algo que me frustra.
Se acomoda un poco más sobre mí, levantando su muslo derecho llevándolo a la altura de mi entrepierna, y esto va a acabar conmigo, por más que hago acopio de todo mi autocontrol, es imposible no reaccionar ante su piel, mi dedo pulgar acaricia su labio inferior, al parecer siente mi tacto y aun dormida se saborea, eso es un detonante para mí, respiro el olor de su cabello, es una mezcla frutal, la abrazo y aunque debemos volar temprano, prefiero dormir junto a ella un poco más.
...***...
Pov. Anna.
Son las nueve de la mañana, al recordar, Nicolás me abraza fuertemente. Parece que me voy a escapar mientras duerme, Sonrió al no poderme soltar. Anoche lo estuve pensando y creo que podríamos intentar conocernos, salir como una pareja normal, tal vez las cosas fluyan entre los dos.
— Nicolás... Nicolás.
— Mhh — Solo emite un sonido de queja y me abraza aún más. fuerte.
— Debemos despertar, no olvides nuestro vuelo.
— No, quedémonos diez minutos más. — Correspondo a su abrazo y nos quedamos ahí, el silencio es cómodo, puedo sentir su aliento sobre mi cuero cabelludo inalalando el olor de mi cabello, podrá parecer extraño, pero el estar así me hace sentir protegida, como nunca antes me sentí, nisiquiera junto a mis padres.
Ha transcurrido media hora y vuelvo a llamarlo.
— Nicolás, es tarde, vamos. — Suspira pesadamente.
— Está bien, vamos. — Deposita un beso sobre mi cabeza y se levanta.
— ¿Quién se baña primero? — Pregunto.
— Podríamos hacerlo al tiempo. — Me mira con una sonrisa coqueta y niego con la cabeza.
— Iré primero, tu espera aquí. — Lo señalo con el dedo índice.
— De acuerdo, tú te lo pierdes. — Dice y yo vuelvo a negar.
Tomo algo de ropa e ingreso al baño, al hacerlo me percató de que ha tirado su perfume a la basura, y se dibuja una enorme sonrisa en mis labios, no puedo evitar preguntarme, ¿podré amar a Nicolás Thompson?
No tardo mucho en salir del baño ya vestida, posteriormente lo hace Nicolás, quien sale luego solo con un bóxer y procede a cambiarse delante de mí, cuando ya lleva puesto su pantalón y zapatos, una mujer llega con el desayuno de ambos, es él quien se dirige a la puerta y le abre. La mujer da los buenos días, y luego entra con los desayunos, es tan descarada que no disimula la forma tan lasciva en que lo mira.
— Sí ya terminó se puede retirar, mi esposo y yo necesitamos privacidad. — Le digo, ella se retira y sierra la puerta tras salir.
Nicolás se gira para mirarme y levanta una ceja divertido.
— ¿Qué? Solo te ayudé, te estaba terminando de desvestir con la mirada.
— Empiezo a considerar que con una esposa como tú, puedo despedir a todo mi equipo de seguridad. — Se acerca y me toma de la cintura atrayéndome hacia su cuerpo.
— No seas tonto. — Lo empujo un poco para ir a desayunar.
— Me encanta esa faceta de mujer celosa.
— No estoy celosa. — Lo miro molesta, mientras llevo un poco de papaya a mi boca.
— Como digas. Pero en el fondo ambos sabemos que lo estás.
Luego del desayuno partimos rumbo a la pista, donde toda la tripulación nos espera para darnos la bienvenida. Me siento como de la realeza.
Luego de los saludos, Nicolás, me ayuda a subir, me trata como si fuese de cristal.
Al ingresar, quedo perpleja al ver el interior del avión, aunque estoy acostumbrada a viajar en primera clase, cada vez que lo hacía con mis padres, no se parece en nada a esto, es el Airbus A330 VIP, Aunque no sé mucho de aviones, Matt, delira por uno así, no hacía nada más que hablar de que algún día tendría uno.
— Hasta donde tenía entendido no había sido lanzado al mercado, es realmente enorme — Le digo a Nicolás. —
— Aún no lo hacen, y sí es grande— Afirma.
Tiene un estilo contemporáneo con un toque clásico, está amoblado de color champagne, es realmente hermoso. Nicolás me lleva a conocer la habitación, y no exagero si digo que una suite de hotel cinco estrellas se quedaría corta si la comparamos.
— Me gusta, quiero uno. — Digo dejándome caer sobre la cama.
— A mí me gustas tú, te quiero a ti. — Dice acostándose a mi lado tendiendo ambos brazos por encima de su cabeza imitando mi posición. — Giro la cabeza para mirarlo, su perfil es perfecto, sin duda mi hijo va a ser hermoso si se parece a él.
— ¿Por qué me ves así? — Pregunta manteniendo su posición.
— ¿Cómo?
— Cómo si quisieras comerme. — Ruedo los ojos ante su comentario.
— ¿Siempre eres así?
— ¿Cómo?
— Creyendo que todas se mueren por ti.
— No. — Responde a secas. — Algunas han muerto sin tener el gusto de conocerme — Ambos estallamos en carcajadas.
Somos interrumpidos por una sobrecargo, que entra sin anunciarse. Su falda es realmente corta, y su blusa se encuentra abierta prácticamente a la mitad mostrando sus atributos, un moño alto recoge su cabello castaño. Asiente en mi dirección en forma de saludo y luego se dirige a Nicolás, con una amplia sonrisa marcada en su rostro.
— Señor, es hora de despegar, el piloto solicita que vayan a sus puestos.
— De acuerdo. — Responde él y esta sale contoneando sus caderas. — Me levanto y voy sin decir una palabra a uno de los puestos, segundos después Nicolás se sienta a mi lado.
— ¿Sucede algo? — Pregunta, no sé si es tonto o solo es para pasar el rato.
— No, ¿Qué podría pasar?
— No lo sé, por eso te pregunto.
— Tengo un poco de mareo eso es todo.
— ¿Quieres que detenga el vuelo? — Lo miro sorprendida.
— No, no es necesario.
— Si no estás en condiciones, es mejor que no viajemos.
— Ya te dije que no es para tanto.
— llamaré al doctor, siempre viene uno, en caso de que haga falta.
— No lo hagas, debe ser un síntoma del embarazo.
— Está bien, pero si te sientes mal, házmelo saber.
— Lo haré. — Sonrío y parece calmarse un poco.
El vuelo es largo, así que luego de despegar, decido ir a dormir. Nicolás me acompaña y se sienta en un mueble con el portátil. Me dice que debe adelantar trabajo.
Al poco tiempo me quedo dormida.
No sé cuanto llevamos del viaje, pero espero que falte poco, ya que justo en este momento, al abrir mis ojos lo primero que veo es a la sobrecargo, sentada sobre las piernas de Nicolás, él la está rechazando, lo puedo notar.
Me siento de golpe, y Nicolás se sorprende.
— ¡Largo de aquí! — Espeta él dirigiéndose a la mujer.
— Pero... — Empieza a hablar, pero Nicolás la corta.
— Una vez aterrice el avión no la quiero volver a ver entre mi tripulación.
— Señor...
— La mujer que ve allí es mi esposa y merece respeto.
...***...
Nota Autora:
Hola, hola.
Espero hayan tenido un bonito fin de semana, les regalo una foto de como estuvo el mío.
No se alejen, el capítulo de mañana vendrá cargado de emociones, nos leemos.
Comenten, no las leo y eso sí que me rompe el ❤
Cambiaré al protagonista ayúdenme a decidir.
Actual 1.
Nuevo 2.
¿Qué dicen? ¿1 o 2? Voten.