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Entre Luces De Seúl

Entre Luces De Seúl

Status: Terminada
Genre:Traiciones y engaños / Reencuentro / Poder equitativo / Pareja destinada / Completas
Popularitas:189
Nilai: 5
nombre de autor: Rose Marquez

En el corazón vibrante de Corea del Sur, donde las luces de neón se mezclan con templos ancestrales y algoritmos invisibles controlan emociones, dos jóvenes se encuentran por accidente… o por destino.

Jiwoo Han, un hacker ético perseguido por una corporación tecnológica corrupta, vive entre sombras y códigos. Sora Kim, una apasionada estudiante de arquitectura y fotógrafa urbana, captura con su lente un secreto que podría cambiar el país. Unidos por el peligro y separados por verdades ocultas, se embarcan en una aventura que los lleva desde los callejones de Bukchon hasta los rascacielos de Songdo, pasando por trenes bala, mercados nocturnos, templos milenarios y festivales de linternas.

Entre persecuciones, traiciones, y escenas de amor que desafían la lógica, Jiwoo y Sora descubren que el mayor sistema a hackear es el del corazón. ¿Puede el amor sobrevivir cuando la memoria se borra y el deseo se convierte en código?

NovelToon tiene autorización de Rose Marquez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Kimchi y secretos

—No te detengas. El mapa indica que está al fondo, junto al puesto de fermentos —dijo Sora, sin mirar atrás.

Jiwoo la seguía entre los pasillos del mercado de Gwangjang, esquivando turistas y vendedores con una mezcla de cautela y tensión. El aire estaba cargado de aromas intensos: aceite de sésamo, chile rojo, pescado seco. Las luces colgantes parpadeaban sobre montones de algas, coles y frascos de vidrio con líquidos oscuros.

Sora caminaba con paso firme, como si conociera el terreno. Vestía una chaqueta beige sobre una blusa negra, jeans ajustados y botas impermeables. Su cabello castaño estaba recogido en una coleta alta, y sus ojos escaneaban cada rincón con precisión quirúrgica.

Jiwoo, detrás de ella, vestía una sudadera gris con capucha y una gorra baja. Su rostro estaba parcialmente cubierto, pero sus ojos oscuros no dejaban de moverse. La cicatriz sobre su ceja izquierda parecía más marcada bajo la luz del mercado.

—¿Estás segura de que es aquí? —preguntó él, en voz baja.

—El vendedor de ramyeon dijo que su madre sabía más. Y que ella cocina el mejor kimchi de Seúl. Eso no se dice por casualidad.

Llegaron a un rincón del mercado donde una mujer de cabello plateado removía coles en una tina de barro. Su delantal estaba manchado de chile rojo, y sus manos se movían con la destreza de quien ha repetido el mismo gesto durante décadas. Al verlos, levantó la vista sin sorpresa.

—¿Buscan kimchi o respuestas? —preguntó, con voz firme.

Sora se inclinó con respeto.

—Ambas, halmoni.

La mujer los invitó a sentarse en dos bancos bajos junto a su puesto. Les sirvió banchan: pequeños platillos de rábano encurtido, tofu, algas y kimchi fermentado por tres años. Jiwoo dudó antes de probar. Sora comió con naturalidad, como si conociera cada sabor.

—Ese chip que fotografiaron… lo vi antes —dijo la mujer, sin rodeos—. Mi hijo trabajaba en Daesan. Murió en circunstancias que nadie quiso investigar.

Jiwoo apretó los puños.

—¿Qué sabe?

—Que el chip activa una red de control emocional. Lo llaman “Namsan”, como la montaña que vigila Seúl. Pero no es solo eso. Es una llave. Una puerta a algo más profundo.

Sora se tensó. Jiwoo la miró con preocupación.

—¿Estás bien?

—Sí —respondió ella, pero su voz era más fría que antes—. Esto confirma lo que sospechaba.

La mujer se levantó y sacó una caja de madera de debajo de la mesa. Dentro, un mapa antiguo con marcas digitales superpuestas. Líneas de conexión, símbolos en hanja, coordenadas cifradas.

—Mi hijo lo escondió aquí. Sabía que alguien vendría. Úsenlo bien.

Jiwoo tomó el mapa con reverencia. Sora lo observaba en silencio, pero sus ojos no eran de sorpresa. Eran de reconocimiento.

—¿Ya lo habías visto? —preguntó Jiwoo, en voz baja.

Sora dudó. Luego asintió.

—Una versión. En Daesan. En un archivo restringido. Nunca supe qué significaba… hasta ahora.

Jiwoo la miró con intensidad.

—¿Por qué no lo dijiste?

—Porque no sabía si podía confiar en ti. Y porque hay cosas que… aún no estoy lista para contar.

La mujer los observaba en silencio, como si midiera el peso de sus palabras.

—El mercado escucha más de lo que parece —dijo finalmente—. Y ustedes ya han sido escuchados.

Sora se levantó y se acercó a la halmoni.

—¿Hay alguien más que sepa esto?

—Solo los que han perdido algo por culpa de Daesan. Y los que aún tienen algo que proteger.

Jiwoo guardó el mapa en su mochila. Sora se despidió con una reverencia silenciosa. Mientras se alejaban entre los pasillos del mercado, Sora tomó la mano de Jiwoo. Su agarre era firme, decidido.

—Gracias por confiar en mí —dijo ella.

Jiwoo la miró, sin soltarla.

—Gracias por no rendirte.

Caminaron en silencio hasta la salida del mercado. Afuera, la lluvia había cesado, pero el cielo seguía cubierto. Jiwoo se detuvo bajo una marquesina y abrió el mapa. Sora se acercó, señalando una coordenada marcada en rojo.

—Esto no es solo un punto de acceso. Es un nodo de transferencia. Si interceptamos los datos aquí, podemos rastrear el núcleo del sistema.

Jiwoo la miró con asombro.

—¿Cómo sabes eso?

Sora lo miró sin vacilar.

—Porque ayudé a diseñar la arquitectura de red. No toda. Pero lo suficiente para saber cómo romperla.

Jiwoo guardó el mapa y se acercó a ella.

—¿Quién eres realmente?

Sora sostuvo su mirada.

—Alguien que está cansada de fingir.

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Rodrigo L
Me gustó este primer capítulo. Ojalá sigas publicando más, quiero saber cómo continúa esta historia.
Rose Marquez: Gracias Rodrigo. Por supuesto, pronto más capítulos 😂
total 1 replies
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