Narra la historia de Victoria, una joven de 23 años que es forzada a contraer matrimonio por interés.
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Capitulo 12
Narra Victoria
- ¡Nos diste un gran susto eh! - Emré bromea conmigo mientras una enfermera quita la última aguja que quedaba en mi cuerpo.
- Lo siento - digo apenada. He intentado suicidarme y ni siquiera lo logré.
- Eres ruda como un león - dice apretando su puño y doblando su brazo, sus bíceps se marcan.
Emir se encuentra recargado en la pared y solo sonríe ante su comentario.
- Su alta ya está firmada, puede acompañarme? - el doctor se dirige a Emir.
- Sí por supuesto - y ambos salen de la habitación.
- Bueno Victoria, es hora de volver a casa - Emré acerca una silla de ruedas y me ayuda a subirme a ella.
Salimos de allí. Visto unas zapatillas Adidas color negras, unos joggings holgados color azul y una campera a juego. Mi cabello está recogido y mi rostro luce demacrado.
- Y llegamos - Emré me ayuda a subirme a la camioneta.
- No, quiero ir atrás - me quejo.
- Emir dijo que vayas en el lugar del copiloto, él conducirá - responde y encoge los hombros.
Luego de unos minutos esperando, aparece Emir con pasos apresurados.
Su cabello está despeinado, luce unos jeans negros con zapatillas vans negras y una chaqueta de cuero.
Sus negros ojos lucen cansados, ¿se habrá quedado toda la noche sin dormir?
- Estuvo aquí toda la noche, sin pegar un ojo - Emré parece leerme la mente, mientras observa a Emir acercarse a la camioneta.
No tuve tiempo de responder porque Emir ya está en el lugar del chofer. Me mira a los ojos y me lanza una sonrisa para luego comenzar a conducir.
Llegamos a la mansión Öskan.
Emir me ha ayudado a bajar de la camioneta, su suave agarre en mi cintura me hace sentir nervios. Camino pegada a él, su gran estatura me hace sentir muy pequeña.
- ¡Bienvenida señora! - exclaman Susan y Asli al mismo tiempo con una sonrisa.
- ¡Gracias! - digo con un hilo de voz.
Junto a ellas se encuentran Onur y Sihan, los custodias personales de Emir, ellos solo asienten una vez y me sonríen.
- Le preparé una sopa, está deliciosa. Si gusta pasar a la mesa le sirvo - Susan camina a mi lado.
- Quiero subir a mi habitación, mas tarde quizás - sonrío a Susan.
- Llévasela a su cuarto - le ordena Emir a Susan. Esta asiente y se dirige a la cocina.
Una vez en mi cuarto Emir me ayuda a quitar las zapatillas y me cubre con las cobijas.
- ¿Estarás bien? - pregunta dirigiendo su mirada hacia el baño.
- Lo estaré. No lo volveré a hacer - le digo tomando su mano.
- Por favor, no lo hagas - su mirada luce sincera.
...****************...
Han pasado dos días de mi intento de suicidio y apenas hoy Emré me ha dejado salir de mi cuarto.
Emir ha vuelto a su trabajo, pero ahora por las mañanas pasa a mi cuarto a preguntarme como estoy, también por las noches para ver si se me ofrece algo. Hace un hermoso día fuera y quiero salir a tomar el sol.
- Pero si te sientes mareada o algo parecido me llamas y vendré por ti, estaré en el despacho revisando unos documentos - Emré me señala con el dedo antes de retirarse. Me quedo allí en el jardín sentada en un banco observando los árboles y oyendo el canto de los pájaros.
Pasé bastante tiempo aquí, y me dio sed. Por lo que decido caminar hasta la casa, lentamente me pongo de pie y al no sentir ningún mareo, voy hacia casa luego a la cocina.
- ¿Susan tienes algo fresco para beber? - digo entrando a la cocina.
- Sí Victoria, tome asiento aquí - me prepara una silla alta junto a la isleta de la cocina. Tomo asiento y bebo el zumo de frutas que me sirve Susan.
- Tú debes ser la famosa Victoria, la que ha causado tanto revuelo en tan poco tiempo - una voz chillona hace que me voltee rápidamente. Me encuentro con una muchacha delgada, muy alta de cabello negro y lacio, piel morena, sus ojos negros y y grandes con sus pestañas maquilladas la hacen lucir muy bonita, sus labios gruesos traen un suave brillo color rosa y sonríe de costado.
- ¿Tú quién eres? - digo observando un lunar que resalta cerca de su boca.
- Mi nombre es Berna, Berna Dinçer - tiende su mano en mi dirección.
Respondo a su saludo. Y esta se queda observando las largas vendas en mis antebrazos. Me observa de pies a cabeza, me sonríe con una cara burlona y se retira.
- No le haga caso, esa muchacha es insoportable - dice Susan volteando los ojos hacia arriba.
- Pero qué hace aquí ? - pregunto confundida.
- Es la secretaria del señor Emir, es una resbalosa. No pierde oportunidad para coquetearle - menciona Susan y algo se mueve dentro de mí.
- Y su secretaria viene a esta casa? - pregunto frunciendo el ceño.
- Sí, siempre viene. De seguro le trajo algún documento al joven Emré - suelta Susan antes de volver a sus labores.
Me dirijo a las escaleras para subir a mi habitación y escucho risas, miro y la puerta del despacho se encuentra abierta. Puedo ver a Emré y Berna que hablan y ríen. Ella se percata de mi presencia, me observa con arrogancia y sonríe de lado.
No me gusta esa muchacha.
Subo a mi habitación me miro al espejo y no me gusta lo que veo. Ahora entiendo por qué esa muchacha me veía así.
Traigo pantalones de pijama, una playera dos talles mas grande que el mío y unas pantuflas rosas de ositos. ¡Ay Victoria, pareces una niña!