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Renaciendo De Fuego Libro #2

Renaciendo De Fuego Libro #2

Status: Terminada
Genre:Mafia / Malentendidos / Traiciones y engaños / Completas
Popularitas:568
Nilai: 5
nombre de autor: Mar-4538

La miro, estupefacto. Se ve tan hermosa con esa bata blanca, y la blancura de la habitación contrasta con su hermoso cuerpo latino que me enloquece. Siento que estoy soñando, pero se ve muy real. Cuando ella nota mi mirada, me quedo helado. La mirada que me daba antes era de amor... ahora es como si estuviera viendo a su peor enemigo.

—Por tu culpa mi vida se jodió —me dice, con la voz llena de rencor.

—No, Morgan, nena, yo traté de salvarte, te amo. Fui lo más sincero que pude contigo a pesar de lo que pasó con Madison —le respondo, desesperado.

—Por tu culpa estoy así.

—No, sabes que no es verdad —le insisto.

—Sí, estoy muerta por tu culpa. Solo tú tienes la culpa por haber entrado en mi vida. ¡TE ODIO! —me grita con todas sus fuerzas.

Trato de acercarme para abrazarla, pero cuando al fin la tengo entre mis brazos, se deshace, como si fuera de humo.

Me despierto sobresaltado, empapado en sudor. Mi respiración está agitada y siento mis mejillas mojadas por las lágrimas

NovelToon tiene autorización de Mar-4538 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo: 21

MADISSON.

—No, lo amo.

Megan me dedicó una mirada de profunda tristeza y compresión.

Justo cuando se disponía a hablar, la puerta de mi habitación se abrió, revelando a Dylan.

—Oh, perdón. No sabía…

Su frase se cortó de golpe.

Cuando su mirada se encontró con la de Megan, sus ojos se abrieron de par en par, al igual que su boca, formando una perfecta "o".

—¡¡¡Ositooo!!! Te extrañé demasiado.

Megan saltó de la cama y se abalanzó sobre los brazos de Dylan.

—Bueno, creo que aquí sobro, así que me voy.

—Oh, espera. Venía a decirte que Connor y su prometida ya llegaron.

Me detuve en seco. Mierda. Sabía que estaba comprometido, pero jamás se me ocurrió que la traería aquí. Él nunca mencionó que vendría con ella… ¿O sí lo hizo?

—Madi, ¿estás bien?

—Yo… sí, estoy bien. No te preocupes por mí.

—Pero tus ojos están…

—Dylan, mi osito, ¿por qué no vas a decirle a Connor que ya bajamos?

No supe si Dylan asintió o no. Solo escuché el sonido de la puerta al cerrarse.

—Madisson, ¿segura que estás bien?

Una lágrima solitaria se escapó de mi ojo, pero la limpié con furia antes de que pudiera completar su camino.

—Sí, estoy bien. Ahora vamos a recibir a la pareja.

Salí de la habitación con una sonrisa forzada y la barbilla en alto. Justo como lo haría Morgan.

Aunque pasé poco tiempo con ella, me enseñó una cosa fundamental: nunca dejó que nadie la viera miserable. Tal vez se permitía llorar en soledad, pero frente a todos, se mantenía inquebrantable. Y hoy, yo sería igual. Levantaré la cabeza y no permitiré que nadie vea cuánto me afecta que Connor se case con esa mujer.

Al llegar a la sala, Connor y su prometida estaban sentados en el sofá, charlando tranquilamente. Carraspeé para llamar su atención. Ambos voltearon, y la mirada de ella fue instantáneamente despectiva.

Era evidente que no le caía bien.

—Creí que habías dicho que ella estaba muerta.

Le lanzó a Connor una mirada fulminante. Sus ojos brillaban con algo que me provocó curiosidad: celos.

—No, cariño. Ella es Madisson. Es la… era la hermana de Morgan.

—Oh, vaya. Creo que se te olvidó mencionarme eso.

—Vamos, Dani, no seas grosera. Saluda a Madisson.

La cara de la chica, llamada Daniela, cambió de una expresión de desagrado a una de forzada alegría.

—Mucho gusto, Madisson. Soy Daniela, la prometida de Connor.

—El gusto es mío.

Justo cuando terminé de hablar,

Megan y Dylan entraron a la sala, riendo y jugando como de costumbre.

—¡Chicos, les tenemos una noticia enorme! —exclamó Dylan con genuina emoción. Todos lo miramos, esperando a que hablara.

—¡Voy a ser papá!

—¿QUÉ?

—¡Wow, felicidades, Megan! ¿Por qué no me habías dicho nada cuando llegaste?

—Perdón, quería ver la reacción de Dylan primero.

—Felicidades, chicos —dijo Daniela, sin mucha emoción.

—Me alegro mucho por ustedes. Un bebé en medio de tanta desgracia le hará muy bien a esta familia tan extraña y disfuncional —añadió Connor con una sonrisa.

—Amor, creo que ya es hora de que tus amigos… digo, tu familia, sepa lo que estábamos hablando, ¿no?

CONNOR.

Cuando Daniela soltó esa frase, me sentí completamente acorralado. No pensé que se atrevería a decir algo así frente a todos. Busqué una excusa rápida y creíble para escapar de esa situación, pero, por suerte,

Sofía apareció con una expresión de confusión.

—Chicos, ¿qué hacen todos reunidos aquí?

—Pues Connor nos va a decir algo importante, ¿verdad, amigo?

Maldito Dylan. Por mucho que sea mi amigo y vaya a ser papá, no voy a dudar en patearle el trasero si se atreve a seguir con esto.

—Yyy… ¿vas a decir algo, Connor?

—Yo… chicos, sé que todos ustedes se vieron muy afectados por la muerte de Morgan. Y lo que les diré probablemente les caiga mal o los haga enojarse y entristecerse conmigo, pero… ya tenemos la fecha para la boda.

Un silencio sepulcral cayó sobre la habitación. Me dio pánico tan solo respirar, pues sentí que todos podían escuchar el ritmo acelerado de mi corazón.

—Bueno, pero… ¿qué tiene que ver eso? —preguntó Madisson, sonando curiosa y divertida, al menos por ahora. Ojalá que su reacción al final fuera igual, o esto se convertiría en un escándalo.

—Vamos, Connor. No es como si tú fueras el asesino de Morgan —bromeó Dylan. En ese momento, realmente quise golpearlo.

—La boda será el mismo día en que se cumple el primer aniversario de la muerte de Morgan.

En ese instante, la sonrisa y la alegría se borraron del rostro de todos. Sus miradas se perdieron y el silencio se hizo aún más pesado. Pensé que nadie diría nada, pero Sofía rompió la tensión.

—¿Y? Eso no es tan grave. Vamos, chicos, hay que dejar descansar a los muertos. Los vivos tenemos que disfrutar.

Madisson le lanzó a Sofía una mirada fría y mortífera. Luego, dijo con una voz helada:

—Claro. ¿Por qué no te matamos y después seguimos disfrutando de la vida? En fin, hay que dejar descansar a los muertos, ¿no?

Sin decir una palabra más, pasó entre Daniela y yo, empujándonos a ambos al hacerlo.

—Creo que fue peor de lo que pensé —dije, mirando la dirección por donde se había ido Madisson.

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