Una dama multimillonaria odiada por muchos y amada por pocos, envidiada por su poder y dinero así como su belleza, debería vivir muy feliz en la vida ¿No?
Al contrario de lo esperado, Shue Leilei es perseguida por muchos enemigos, con tantos accidentes que solo la apuntaban, tuvo que considerar la orden de su padre.
-¡No quiero un guardaespaldas! o mejor lo pensaré ¡Quiero al más feo, sí ese!
Resulta que el guardaespaldas más feo, tenía los ojos más hermosos que jamás haya visto.
Con una maestra loca y algo psicópata, el pobre guardaespaldas se vio obligado a cumplir todos sus caprichos, pero él, un hombre de corazón oscuro y sentimientos muertos ¿Cómo logró conquistar a la loca Presiente?
¿Qué tiene de especial?
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¿Enojado?
-La Señorita es una mujer muy amable, al menos cuando ella realmente quiere serlo, veo que a ti te trata muy bien, le agradas más de lo habitual.- Dijo la joven en voz baja, tratando de reconfortar al guardaespaldas.
Feng Lanxi miró ligeramente a la chica e ignoró sus palabras, sabía perfectamente que era un tabú para los empleados sentir algo por sus maestros. Por lo tanto, conocía su lugar en este tipo de situación, como un juguete sexual, no podía juzgar y mucho menos regañar a su Maestra por una simple verdad sincera.
Niang Xi'er estaba a punto de decir algunas cosas más cuando la voz de la Nana Mu vino desde la puerta de la cocina -Señor Feng, la Señorita quiere que vaya a su habitación.- Dijo la mujer de mediana edad antes de lanzarle una mirada de reojo a Niang Xi'er, quién bajo asustada la cabeza.
Feng Lanxi no respondió y se puso de pie, caminando con pasos fríos hacia las escaleras, dejó solas a las dos mujeres en el comedor.
Al estar completamente solas, la Nana Mu se volvió con una expresión seria hacia Niang Xi'er, ella se acercó a la joven y la tomó de las manos con cariño -Mantente alejada del Señor Feng, la Señorita tiene sus ojos puestos en él, sí ella te ve como una amenaza, podría echarte o incluso matarte, así que no la provoques.- Le aconsejo con un tono preocupado.
Niang Xi'er frunció los labios en una mueca de tristeza y bajo los ojos con una luz de conflicto brillando en ellos, solo luego de unos minutos de silencio, asintió obedientemente con la cabeza -Haré lo que madre dice.- Respondió suavemente.
Sí, ella es la hija de la Nana Mu, sin embargo, esto era un hecho que solo Shue Leilei conocía en toda la villa.
-Solo me preocupó por ti, el Señor Feng también es algo impulsivo con respecto a la Señorita, así que cuida tu boca delante de él, por favor, hija.- Le dijo con seriedad antes de dar la vuelta y alejarse.
Niang Xi'er bajo la cabeza con tristeza y frunció los labios ¿Hasta cuando podría estar con alguien que le gustase? Ella soltó un suspiro pesado y se apresuró a llevarse los platos para calentarlos luego.
En el piso superior, Feng Lanxi subió a la habitación de Shue Leilei y tocó cortésmente la puerta, solo al escuchar la respuesta de su Maestra, la abrió y entró, encontrando a la mujer envuelta en una bata de baño sentada al borde de la cama.
-Entra en el baño y toma una ducha.- Le dijo con frialdad sin mirarlo desde el momento en el que el hombre entró en su habitación.
- Cómo ordene, Señorita.- Respondió respetuosamente Feng Lanxi antes de caminar hacia el baño en la habitación de la mujer.
Luego de cerrar la puerta, llevo sus manos al borde de su pantalón, sin embargo, en ese momento, la puerta detrás de él se abrió y la figura de Shue Leilei ingresó en el baño.
-Yo también estaba a punto de tomar una ducha, de paso te ayudó y ahorramos agua.- Una brillante sonrisa apareció en el rostro de la joven, mostrando la ropa interior en su mano a Feng Lanxi.
¿Ahorrar agua? ¿Acaso una persona que tiene una piscina de al menos 10 metros cuadrados en el jardín se puede preocupar por ahorrar agua? Esa era una de las excusas más falsas que Feng Lanxi había escuchado.
Sin deseos de prestarle atención, sé bajo el pantalón y el bóxer, dejando a la vista su trasero tonificado, al verlo, Shue Leilei no pudo evitar darle una nalgada, haciendo que las orejas del hombre enrojecieran involuntariamente.
-Está bien firme.- Murmuró la joven con satisfacción -Ahora entiendo por qué tanta fuerza en las caderas.- Continuó, sintiendo que el mal humor de antes se esfumaba. Se aseguraría de que solo ella pudiese tener esta vista.
-¡Divirtámonos mientras nos duchamos!- Exclamó mientras aplaudía, apresurándose a meterse en la ducha con el hombre.
Al entrar, rodeó con sus brazos el cuello del hombre y salto sobre él, siendo atrapada y sostenida por las piernas, su espalda se pegó a la pared. Una nube de neblina envolvió el baño, mientras el chapoteo del agua acompañaba el vaivén de los cuerpos en el interior.
Las exclamaciones y jadeos de Shue Leilei salieron desde el interior de la ducha, esta vez sonando con más fuerza que en ocasiones anteriores.
Mientras se movía, Feng Lanxi mantuvo sus ojos cerrados, sus manos apretaron con fuerza los muslos de Shue Leilei, dejando la clara marca de sus palmas sobre la piel lechosa de la mujer. Su respiración era pesada, pero firme, sus piernas se tensaron cada vez que profundizaba en ella, mostrando la fuerza que aplicaba con cada estocada.
-¡Lan... Lanxi, lo estás... haciendo muy fuerte!- Gritó de repente Shue Leilei con los ojos llorosos, haciendo volver al hombre en sí. Él se detuvo y la miró, al verla tan roja como una manzana y una expresión de dolor en su rostro, su agarre sobre sus piernas se detuvo.
Al ver sus ojos llorosos como si estuviese a punto de llorar, no pudo evitar sentirse un poco dolido, inconscientemente, acercó sus labios a los hermosos ojos de la mujer y los beso con ternura y susurrando sobre ellos -Lo siento...
Shue Leilei quedó en shock cuando escuchó ese tono tan tierno y dulce salir de los sabios de este hombre frío.
-¿Estás enojado? Parece que estás enojado y yo soy tu desahogo, que grosero.- Dijo ella con un tono desbordante de tristeza y queja, sus hermosos ojos parpadearon dolorosamente, como si buscase consuelo por parte del hombre.
Feng Lanxi se quedó en silencio y solo la miró, sorprendido interiormente de sí mismo ¿Por qué acaba de besar a su Maestra en los ojos como si quisiera limpiarle las lágrimas?
-¿Estás enojado por lo que dije hace rato?- Le preguntó suavemente.
-¿Usted que cree?- Preguntó devuelta Feng Lanxi.