La historia gira en torno a dos amigos-enemigos que por errores del pasado tuvieron un futuro casi desvanecido.
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Capítulo 24: Dudas tras Dudas.
Después de aquellas extrañas preguntas por parte de Sayer, su amigo y él continuaron con la velada. La jirafa de cerveza bajaba mientras las horas iban avanzando. Aidan fue al baño por lo que su amigo aprovechó de enviarle un mensaje a Odris para decirle que todo estaba bien. Aunque para ser sincero no sabía si el pelinegro quería continuar bebiendo, y sí era así sería mejor que los chicos los fueran a buscar, pero pensándolo bien tal vez Indigo se negaría para dejarle su espacio a Aidan. Se supone que Odris hablaría con él, y si es lo que suponía entonces Indigo comenzaría a alejarse de Aidan para dejar de agobiarlo. Esa sería su manera de mantenerlo cerca, pero sin que el chico lo odiara más.
—Supongo que nos iremos en taxi— se dijo Sayer mirando hacia el pasillo del baño. Odris le había dicho que Indigo no respondía los mensajes, seguramente estaba dormido.
Aidan salió del baño tambaleándose un poco, se rió al darse cuenta que tenía las piernas algo dormidas. Llegó a la mesa y se sentó.
—Queda sólo un vaso más— le dijo Sayer sirviendo el resto de licor—. ¿Quieres qué vaya a buscar más?.
Por inercia Aidan miró a su alrededor como si buscara una persona, o más bien como si sintiera que había alguien que lo cuidaba desde las sombras. Pero esta vez no había nadie y eso se sintió algo vacío, y por aquel extraño sentimiento prefirió parar.
—No, creo ha sido suficiente. Me la he pasado muy bien— le sonrió Aidan—. Nos tomamos este vaso y llamamos un taxi.
—Claro— le dijo Sayer. Comenzó a beber del último trago de cerveza, para ser sincero creyó que tendría que llevarse a su amigo en calidad de bulto, pero realmente lo había tomado por sorpresa al decirle que no quería seguir bebiendo. Por él mejor, así no tendría preocupado a Odris.
—¿Ahora qué queda?— le preguntó de pronto Aidan a su amigo—. La obra de teatro ya fue y en la tarde fue el concurso de baile.
—El lunes comienza el evento deportivo, fútbol, básquetbol, natación y vóleibol, se enfrentarán los cursos superiores entre clases. Odris me dijo que él participa en fútbol— le dijo Sayer—. Y me contó que Indigo participará en el evento de natación.
Aidan se quedó callado, en realidad no le interesaba si el idiota participaba y se lucía frente a las chicas. Por él que se ahogara, ante la idea se rió.
—¿De qué te ríes?— le preguntó el pelirrojo.
—No es nada. ¿Y bueno se supone que es un día por evento?— le dijo Aidan desviando el asunto de la risa.
—Sí, y el viernes es el día del paseo a la parcela de Indigo, será por tres días. Creo que quieren ir a acampar, pero no sé si se puede— dijo Sayer.
—Si caminas detrás del cerro donde está la parcela hay un río, bosques y mucha naturaleza. Es propicio para acampar— le respondió Aidan con desinterés. A decir verdad él siempre había ido a esos lugares cuando eran niños, Indigo lo llevó a conocer la parte alta del río, donde la luna se podía ver de cerca. Ese fue un recuerdo que le agradó y por eso sonrió.
—¿Y ahora por qué sonríes?. Me podrías compartir un poco de tus pensamientos— le dijo Sayer.
—¡No molestes!— dijo Aidan sacándole la lengua.
Continuaron bebiendo. Cerca de las dos de la mañana los chicos decidieron terminar en el pub, salieron y llamaron un taxi. La noche había sido tranquila y bien conversada. El auto llegó y los amigos subieron, fueron primero a la casa de Aidan que estaba más cerca.
—Te veo el lunes— le dijo el pelinegro bajándose del auto.
—Nos vemos— se despidió Sayer.
Aidan estaba frente a su casa para abrir el portón, miró hacia atrás viendo la casa de Indigo y que extrañamente la luz de la habitación del chico seguía encendida.
—¿Qué carajos?. ¿Estás estudiando?— dijo el pelinegro mientras abría, entró y volvió a mirar antes de cerrar—. Ya estoy en casa si es que me estabas esperando.
Apenas terminó de decir esa frase las luces en la casa de Indigo se apagaron, Aidan quedó algo sorprendido pero supuso que sólo había sido coincidencia. Cerró y luego entró a su casa sin hacer ruidos, fue hasta su habitación y se sacó las ropas, fue al baño antes de acostarse. Esa había sido una buena velada con su mejor amigo, aunque las palabras del pelirrojo le retumbaban en la cabeza. No entendía porque a Sayer le había dado con defender a Indigo, aunque no le extrañaría que fuera por la influencia de Odris. No quiso seguir pensando y se fue a la cama, se refugió bajo las sábanas cerrando los ojos.
El día domingo fue de completo descanso, no tenía tareas ni nada por hacer. Se quedó jugando play con Sayer por online, algo de Battlefield, Days Gone para luego retamar sus camp en el Fallout.
El pelirrojo se había comunicado por mensajes con Odris, después del episodio en el salón ambos chicos sólo querían estar juntos. Y el campamento sería el lugar perfecto para esconderse entre los matorrales. Todo eso lo tenía bien guardado con Odris, ninguno le diría nada a sus amigos por obvias razones.
Lunes por la mañana y Aidan pasaba a buscar a su mejor amigo en la moto, esa semana comenzaba el evento deportivo.
—¡Buenos días bambi!—le saludó el pelirrojo con una sonrisa, y como no estarlo si vería a Odris, lo había extrañado mucho.
—Supongo que hoy querrás ir a ver jugar a Odris— le dijo Aidan mientras Sayer se acomodaba el casco.
—¿Qué comes que adivinas?— sonrió más—. Es obvio que me tienes que acompañar.
—A Dios gracias que estamos en democracia— le dijo el pelinegro en tono de burla—. Te acompañaré sólo porque eres tú.
Salieron hacia la universidad. Minutos más tarde llegaban a Crisol, entraron en el estacionamiento, ahí estaba el Audi estacionado y ambos amigos. Aidan estacionó y bajaron.
Se sacaron los cascos, ambos caminaron hacia los mayores, Sayer los saludó con una sonrisa.
—Buenos días chicos— dijo yendo donde Odris para darle un beso. El pelinegro tampoco se oponía a ese lindo saludo.
Indigo se quedó sólo unos segundos más y luego salió del lugar sin decir una palabra. Ni siquiera saludó a Aidan que quedó perplejo ante ese actuar. Sayer y Odris lo notaron.
—¿A qué hora juegas?— le preguntó el pelirrojo.
—Mediodía, me tienes que ir a apoyar— le dijo Odris sosteniendo su cintura.
Aidan los miraba, de pronto sintió algo extraño en su pecho como si tuviera un ápice de ¿envidia?. Aunque estaba feliz de ver a su amigo bien, de igual manera se sentía con ese vacío y la pregunta ¿cuándo seré yo feliz?. Mejor se dio media vuelta y salió del estacionamiento, camino hacia el edificio principal, su mente iba divagando en lo tierno que se veía Odris con Sayer.
—Yo también quisiera a alguien que me tratara así, se nota que Odris es un chico muy dulce y romántico— pensó mientras caminaba.
—Aidan.
Aquella voz lo hizo darse vuelta.
—Kilian— dijo el chico retrocediendo por inercia.
—Como estás— se acercó—. Después de la obra te busqué para hablar contigo, pero al parecer había mucha gente y nos perdimos.
—Sí, debió ser— le dijo Aidan con una sonrisa algo nerviosa. No es que le tuviera miedo al rubio, pero Kilian se había descontrolado la última vez y para ser sincero no quería repetir lo mismo. Además que ahora no contaba con la presencia de Indigo. ¿Por qué pensaba de pronto en él?.
—Te quería preguntar algo, si no estás muy apurado— le dijo Kilian acercándose más.
El pelinegro sabía perfectamente para donde iba todo eso.
—Dime.
—¿Es cierto lo qué dijo Indigo esa vez?— le preguntó el rubio haciendo referencia al asunto del matrimonio.
Aidan lo pensó por microsegundos, no era que quisiera que todos supieran algo que era una mentira de proporciones mayúsculas, según él, puesto que el compromiso era por la empresa. Sin embargo ahora sentía una desconfianza enorme por Kilian. A pesar de haber hablado y dejar las cosas claras, de igual manera el mayor había pasado sobre sus decisiones besándolo a la fuerza. No, eso no lo quería para él, nunca le había gustado que lo presionaran.
—Sí es verdad— era todo lo que necesitaba para que dejara de insistir en su conquista—. Nos vamos a casar pronto— le dijo Aidan.
Kilian se quedó unos segundos en silencio tratando de procesar aquella afirmación, para él debía haber una explicación lógica.
—Ustedes no lo escogieron, ¿verdad?. ¿Qué fue, una imposición de sus padres?— los ojos del rubio se veían algo alterados.
—Eso no es problema tuyo— le dijo Aidan con cortesía—. Me tengo que ir.
Pasó por el lado del chico rápidamente, eso había sido una situación bastante estresante y extraña, Kilian se estaba pasando un poco con sus actitudes tan controladoras. Caminó rápidamente a su salón, tenía una clase antes que iniciaran los eventos deportivos de ese día.