La Hija Del Capo Mayor.

______ ¿Quién te dejó entrar?

Mi voz se escuchó tranquila. Aunque por dentro sintiera quedarme.

A ninguna de mis amantes la he traído a mi departamento y mucho menos se acostado en mi cama.

Para mí este departamento era sagrado. Era mi refugio, el único lugar donde puedo estar solo y pensar.

Saqué un cigarro de la bolsa de mi pantalón y lo coloqué entre mis labios. Lentamente, el olor a tabaco se extendió por toda la habitación.

Cristal se levanta de la cama. Mostrando su espectacular cuerpo. En cada paso que da, mueve sensualmente sus caderas. Provocando tantas emociones en mi cuerpo.

Sale de la recámara, al volver trae una botella de vino y dos copas. Se acerca a mí.

_______ Debes estar cansado. Esta copa te ayudará a relajarte.

Tomé la copa de las manos de Cristal, la llena un poco con el vino y se pone de rodillas delante de mí.

Deja la botella de vino sobre el piso, al igual que su copa. Sus manos comienzan a subir por mis piernas, hasta detenerse en medio de ellas.

_______ Dejame darte placer con mis labios. ___ Susurró.

La veo a los ojos, el humo del cigarro se escapa por mis fosas nasales.

_______ Vuelve a la cama. ____ Ordenó.

Cristal sonríe y vuelve a la cama. Pasa sus manos por su cuerpo. Invitándome a ir a la cama.

________ ¿Eso es todo? ____ Dije, sin quitarle la mirada de encima.

________ Claro qué no. ___ Contesta, bajando su mano por su vientre, hasta llegar a medio de sus piernas.

Suelta un ligero gemido de placer.

______ Maximiliano, ven, hazlo tú. ____ Suplica, con una voz agitada.

Me quedé callado, observando en silencio aquella escena delante de mí. No podía negar que Cristal era una mujer sumamente atractiva.

_____ ¿Cómo entraste a mi departamento? ____ Volví a preguntar.

_______ Qué importa quién me dejó entrar.

_________ ¡Hazme tuya! ___ Contesta, excitada.

Abre sus piernas aún más, metiendo dos de sus dedos hasta lo más profundo.

Era hombre y mi debilidad siempre han sido las mujeres. Nunca he negado que siempre he sido un mujeriego.

Cristal sabía bien lo que me gusta. Fue mi amante durante mucho tiempo, hemos hecho de todo en la cama.

Sigue masturbándose, sus gemidos se escapan de sus labios continuamente, son música para mis oídos.

Solté los botones de mi camisa, dejándola caer sobre el piso. Caminé hasta mi cama, tirando la colilla del cigarro.

Al verme acercar a ella, Cristal desliza su vestido por su cuerpo y lo deja caer al suelo.

______ Sabía que no te resistirías a mis encantos. ___ Murmuró, con una sonrisa enorme entre sus labios.

Subí a la cama, sin quitarle la mirada de encima. Pasé mi mano por sus pechos hasta llegar a su cuello.

Su piel era muy suave, siempre ha cuidado de ella. Es como el pétalo de una rosa blanca. Cierra los ojos, esperando a que la haga mía.

Poco a poco fui ejerciendo fuerza en su cuello, hasta que el aire le comenzó hacer falta.

Asustada, Cristal abre los ojos, mirándome fijamente. Podía ver el miedo en ellos.

_____ ¿Quién te dio el valor para venir a meterte en mi cama sin mi permiso? ____ Pregunté, apretando los dientes.

_______ Me... Me estás... Me estás lastimando. ____ Cristal se esfuerza demasiado para decir esas cuantas palabras.

______ Te estoy, ¿Qué? ____ Solté una carcajada.

_______ ¿Crees que me importa lastimarte?

______ ¡No seas estúpida!

Mi mano cubría casi por completo su cuello. Para mí hubiera sido muy sencillo quitarle la vida.

_______ Maxi... Maxili.... Maximiliano...

Fui soltando mi mano de su cuello, permitiendo que pueda respirar.

Cristal comenzó a toser violentamente, tratando de recuperarse. Me aleje de ella y dije.

______ Por última vez te haré esta pregunta. ¿Quién te dio permiso de entrar a mi departamento?

Saque el arma detrás de mi cintura y el ruido que hace al quitarle el seguro, asustó aún más a Cristal.

_______ ¡Por Dios, Maximiliano. Solo quería darte una sorpresa! ____ Dice bajando de la cama con torpeza.

Se arrastra hasta mis pies, suplicando por su vida.

______ 1... 2...

Antes que cuente hasta tres, ella grita.

______ ¡Fue Pablo!

______ ¡Pablo!

______ ¡Pablo!

Pablo, era uno de mis mejores hombres. Lamentablemente, cometió un terrible error.

_______ Recoge tu vestido y lárgate...

Dispare a la pared, haciendo que Cristal se arrastre por el piso en busca de su vestido. Rápidamente, lo encuentra y como puede se lo pone.

Sale de la habitación entre lágrimas. Al poco tiempo de escucharse el disparo, entran mis hombres. Entre ellos estaba Pablo.

______ Señor, ¿Está bien?

_______ ¿Quién la dejó entrar? ____ Todos sabían a quién me refería.

Pablo dio un paso adelante, a diferencia de los demás hombres él se había quedado a custodiar mi departamento.

Nadie ajeno a mí tenía permiso de entrar.

Inclinó la cabeza, sabiendo lo que le esperaba... Todos saben que odio los errores. Tomé el arma que tenía a mi lado, sin ninguna piedad la levanté y le dispare en la cabeza.

Ninguno de los presentes hizo nada para evitarlo. Me levanté del sofá, y con voz alta, dije.

________ ¡Todo aquel que se tome atribuciones que no le correspondan. Tendrán el mismo final que él!

Todos los hombres bajaron la cabeza. Pasé a un lado de ellos y salí de mi dormitorio. Salí del departamento, subiendo a mi auto.

Maneje hasta la mansión de mis padres. Subí a mi recámara y me di un baño, luego fui por Paola a su cuarto.

Estaba profundamente dormida que no se dio cuenta de que la llevé a mi recámara. La dejé cuidadosamente encima de mi cama, cubriendo su cuerpo con una manta.

No sé que demonios me pasa, nunca en toda mi vida había sido tan generoso con una mujer. Tampoco había rechazado a una mujer, como lo hice con Cristal.

No podía controlar mis emociones. Lo que estaba sintiendo por Paola era demasiado fuerte. Se estaba volviendo mi maldita debilidad.

Me acosté a su lado, cubriendo su cuerpo con mis manos. Pronto quedé profundamente dormido a su lado.

Al día siguiente, me desperté temprano, solo dormí un par de horas. Tenía mucho trabajo que hacer.

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