✨ EL DESEO POR RYLER Y LOS LOBOS ALFA ✨
"Cuando el deseo traspasa las barreras de la predestinación, no hay escapatoria. Aunque intentes resistirte, aunque el destino te obligue a huir, terminas cayendo... en sus brazos, en su poder, en su amor o en su condena."
"Soy Ryler Vaspieris, y así fue como conocí a los lobos Alfa.
Draven, Josh y Cauis... mis tesoros o mis verdugos."
🔥 Un amor prohibido, tres almas marcadas y un destino imposible de evitar.
🐺 ¿Hasta dónde llegarías por un deseo que lo consume todo?
➡️ ¿Te atreves a entrar en su mundo?
NovelToon tiene autorización de LUZ A FEDER para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Cap 20. Mía.
Desquiciado.
Pov Josh
El reflejo del espejo me devuelve la imagen de algo que había anhelado más de lo que quería admitir: la marca brillante en mi cuello, un símbolo inconfundible de que Ryler y yo nos pertenecemos completamente.
Hace algunos meses tuvimos una de las mejores noches de nuestras vidas. Nixara salió, y finalmente logré mi cometido. Soy suyo, completamente. Y ahora, ella es mía en cuerpo y alma.
Sin embargo, una parte de mí no puede dejar de sentirse inquieta. Siempre he tenido ese temor silencioso, una voz susurrante en mi mente que insiste en que Ryler no me pertenece del todo, o al menos, no en la forma en que quisiera.
Nunca he preguntado quién es el donador de esperma de Tharos y Eryan.
"Mis cachorros", el que cedió ese pequeño fragmento de sí mismo para que ellos existieran.
Mi temor siempre me puede, y solo espero que haya sido un error indiscutible y nada más.
Que tal vez, por su naturaleza híbrida, estuvo con un humano y quedó en estado, aunque lo que hago es mentirme a mí mismo.
Lo sé. Sé que el padre de Tharos y Eryan es un lobo y Alfa. Lo he comprobado con su olor, su fuerza y vitalidad en su sangre, y ese temor me carcome.
Espero que este lobo jamás los halle, pues los lobos no podemos procrear así de fácil. Pero muevo mi cabeza para sacar esas ideas.
Ryler es mía, y ahora, en su vientre está mi hijo, otro más, pero que la atará a mí de una forma increíble.
Duerme plácidamente desnuda en nuestra cama. El embarazo la ha mantenido exhausta; anoche nos amamos como nunca, aunque decir esto sería mentira. No pasa noche que no adore y ame a mi mujer.
Me visto y voy por mis chicos. La boda será mañana, pero estoy algo decepcionado. Esperé todo este tiempo para estar todos juntos, pero Caius me ha confirmado que no estará en nuestra boda, aunque llegará a la manada la próxima semana para su nombramiento como Alfa Supremo.
Papá, por otro lado, sí confirmó su presencia, al igual que mamá y su familia.
Salgo de nuestra habitación, y mis cachorros ya juegan en su cuarto. Los cargo y los llevo a preparar el desayuno. Mi hermosa debe alimentarse; una vida crece en su vientre.
Ya lo comprobé: mi oído es bueno, es solo uno, no como cuando cargaba a este par de terremotos.
Luego de alimentar a mis cachorros voy por mamita. La despierto con besos y flores; aún tiene pendientes para nuestra boda.
—Pero, padre, ¿cómo es posible? Lo habías prometido. ¿Cuándo conocerás a mi compañera y a mis cachorros? —le recrimino a mi padre. Me acaba de informar que tiene que salir por motivos importantes y no llegará a mi boda.
—Contaba contigo, Draven, lo sabías. ¡Caius tampoco vendrá! ¿No fuiste tú quien insistía tanto en hallar nuestra compañera? Además, te tengo una sorpresa. —le contesto a mi padre. Disculpándose. Según él, una amenaza de oscuros en un territorio aledaño requiere su presencia urgente.
La boda es en tres horas. Si no viene ya, no llegará a tiempo.
—Lo siento, hijo, lo sé. Pero llegaré... aunque sea para conocer a tu familia.
Niego, estoy molesto. Ahí está pintado nuestro padre, siempre poniendo todo primero antes que su familia. Así lo hizo toda su vida: se encerró en trabajo y amargura, y nunca rehizo su vida.
Aún espera su anhelada alma, su segunda oportunidad.
La puerta es tocada y termino la llamada.
—Toc, toc. Joven Torrerie, ya está todo listo —me avisa el personal que contraté para la boda.
—Adiós, padre —digo antes de cortar la llamada. Estoy molesto. Caius también se excusó y no vendrá. Pero no importa, lo importante es ella, mis hijos y ese cachorro que crece en su vientre.
Las horas pasan, y ahora estoy parado frente al altar, con un traje negro y mis dos cachorros a cada lado vestidos igual a mí.
Me es imposible no sonreír al ver una figura preciosa vestida de blanco caminando hacia el altar. Esperaba que mi madre la trajera del brazo, pero lo hace un amigo nuestro.
Evan y mamá me sonríen desde la primera banca de la iglesia humana, al igual que Jex, quien ya está más grande.
Llegaron antes de iniciar la boda, pero no los he presentado formalmente a mi hermosa compañera. Solo conocieron a mis pequeños terremotos.
Mi hermosa compañera sonríe, y puedo notar y sentir su alegría desbordante. Su vestido es espectacular, y a pesar de tener tres meses de embarazo, no se nota su pancita.
Ella llega a mi lado y la recibo con un beso dulce.
—Ahora sí, mía por siempre —le susurro al oído.
Ella sonríe y responde:
—Ya lo soy.
El padre inicia la eucaristía, y contraemos las anheladas nupcias. Nos decimos nuestros votos, y su parte final es maravillosa.
"Juntos para siempre."
Cuando salimos de la capilla, le presento a mi madre.
—Ven, hermosa. Familia, ella es mi vida, Ryler Vaspieris de Torrerife —digo sonriente.
Mamá sonríe y la abraza.
—Hija, es un gusto. Estoy feliz. Soy Lyra Frost —dice mi madre, aunque noto cierta incomodidad en su pecho.
—¿Lyra? —pregunta Ryler, algo dudosa. Pero mamá es muy agradable.
Le presento a Jex, mi hermanita, y a Adam, el esposo de mamá.
—Cuéntame, hija, ¿cómo está mi nieto?
Mi pequeña sonríe y le cuenta a mamá sus malestares.
Vamos todos a la recepción, en un hotel exclusivo.
El salón es inmenso y hermoso. Las charlas son increíbles. Hacemos nuestro primer baile, y Caius hace una videollamada para felicitarnos.
Mi pequeña y él ya bromean, aunque solo un poco; Caius es muy formal, la viva copia de mi padre.
Mis cachorros arrasan el lugar con gritos y travesuras, mientras Jex y su nana los persiguen. Todo es perfecto, pero sigo pendiente de la puerta. Necesito a mi padre aquí conmigo.
El primer baile es increíble. Eryan llora y viene en busca de Ryler. Ella lo carga y lo lleva a dormir en una sala especial.
Yo, mientras tanto, charlo y disfruto la velada.
De pronto, noto el desfile de guardias reales lobo. “Papá ha llegado”.
Su anillo de seguridad lo acompaña; no por nada es el Alfa Supremo. Claro que la fiesta ya está terminando, y algunos invitados se an ido.
Pero lo importante es que llegó.
Cuando entra, mi rostro se alegra, y una sonrisa brota.
Padre. Lo recibo con los brazos abiertos, pero noto algo extraño en sus ojos. Vince ha tomado el control. “Algo está pasando”.
Mi pequeño cachorro, Tharos, corre hacia mí, pero Vince actúa de inmediato.
Lo veo cargarlo y olerlo con una necesidad evidente. Por suerte, Tharos se deja abrazar, tal vez sintiendo mi olor en él.
Sin embargo, papá está raro, librando una lucha interna entre Vince y él. Definitivamente algo sucede, así que decido intervenir.
—Padre, te presento a mi cachorro, Tharos.
Vince sigue comportándose de forma extraña. Me mira fijamente y aprieta a Tharos en un abrazo firme, aunque sin hacerle daño.
—Mío. Es mi cachorro.
No entiendo a qué se refiere Draven. Me sorprende cuando comienza a olfatear y sigue el rastro de Eryan. ¿Será posible...? ¿O acaso está buscando a...?
Camina rápidamente hasta la puerta de la habitación donde mi pequeña descansa con Eryan y la abre bruscamente.
Ella se despierta asustada, sus ojos abiertos de par en par. Todo parece suceder en cámara lenta.
—Draven... —susurra, sorprendida.
—Mía... Mía.
Mi padre prácticamente se lanza sobre ella, la toma con fuerza, olfateándola mientras hunde su nariz en su cuello, abrazándola de manera posesiva.
—¡No... suéltame! —escucho a mi compañera intentar gritar, pero Draven está fuera de control.
Ve a mi otro cachorro, aún dormido, y lo carga bruscamente en brazos. Debo intervenir; no sé qué diablos está pasando, pero ella es mía, y él podría causarle daño.
—Padre, ¿qué pasa? ¡Ella es mía! Mi esposa, mi compañera.
Pero Draven sigue como loco, pronunciando palabras que me encienden de rabia.
—Es mía. Mi Ryler, mía. Mi bruja. Y me la llevaré.
Mi padre intenta salir con ella cargada, mientras mi pequeña está asustada. Vince está desquiciado. Cuando trato de tomarla en mis brazos, él llama a sus guardias.
—¡Guardias, reténganlo! —ordena con voz firme.
De inmediato, una cantidad considerable de guardias me sostiene. Ezra entra corriendo tras nosotros y presencia la escena.
Dos guardias toman a mis hijos y se los llevan. Solo puedo escuchar los gritos de mi hermosa compañera mientras lucho por liberarme.
...⋆⋆⋆✾ ⋆✪⋆ ✾ ⋆⋆⋆...
a la fuerzas