Mi Razón De Vivir

Hui Ying: "Chén, si metes a Qiang en nuestra casa, te juro que te odiaré toda la vida", dice Hui Ying, con voz firme y decidida.

Chén se sorprende por la intensidad de las palabras de Hui Ying, pero intenta mantener la calma.

"Hui Ying, por favor, entiende", dice Chén. "Esto es lo mejor para todos. Qiang es el padre de Feiyu y tiene derecho a estar aquí."

Pero Hui Ying no se deja convencer.

"No me importa lo que digas", responde Hui Ying. "Si traes a Qiang a nuestra casa, te odiaré con todo mi corazón. No podré perdonarte por esto."

Chén se encoge de hombros y mira a Hui Ying con una expresión de indiferencia, pero su mirada es fría y distante. No dice nada, pero su silencio es más elocuente que cualquier palabra.

Hui Ying se siente incómoda bajo su mirada, y se da cuenta de que Chén no está dispuesto a ceder. Se siente una mezcla de rabia y desesperación, pero no sabe cómo reaccionar.

Chén se vuelve hacia la puerta y se dirige hacia ella, con una sonrisa egoísta y una mirada de superioridad.

"Si quieres, nos divorciamos", dice Chén con voz suave y despreocupada. "No tengo problema en dejarte ir."

Hui Ying se siente herida y humillada por las palabras de Chén. Sabe que él no está dispuesto a dejarla ir, que está jugando con ella.

"¿Por qué me dices eso?" pregunta Hui Ying, intentando mantener la calma.

Chén se encoge de hombros y sonríe de nuevo.

"Solo quiero que sepas que tengo opciones", dice Chén. "Y si no estás dispuesta a aceptar mis decisiones, entonces tal vez no eres la esposa adecuada para mí."

Hui Ying se siente acorralada y humillada por las palabras de Chén. Su rostro se vuelve rojo de rabia y su voz se vuelve fría y cortante.

"¿Crees que puedes jugar conmigo como si fuera una concubina?" pregunta Hui Ying, su voz llena de veneno. "¿Crees que puedes hacerme sentir como si no fuera nada para ti y luego ofrecerme un divorcio como si fuera un regalo?"

Chén se sorprende por la intensidad de la reacción de Hui Ying, pero no se deja intimidar.

"¿Qué pasa, Hui Ying?" pregunta Chén, su voz suave y burlona. "¿No puedes manejar la verdad?"

Hui Ying se acerca a Chén, su rostro a centímetros del suyo.

"La verdad es que eres un hombre cruel y egoísta", dice Hui Ying, su voz llena de odio. "La verdad es que me has estado utilizando para tus propios fines y ahora me estás desechando como si fuera basura."

Chén se ríe, una risa fría y sin humor.

"¿Eso es lo que crees?" pregunta Chén. "¿Eso es lo que realmente crees que soy?"

Hui Ying asiente, su rostro lleno de rabia y dolor.

"Sí, eso es lo que creo", dice Hui Ying. "Y si eso es lo que soy para ti, entonces tal vez es mejor que nos divorciemos."

Pero justo cuando Hui Ying piensa que ha ganado, Chén sonríe de nuevo y dice algo que la deja sin aliento.

"¿Divorciarnos? No, Hui Ying. Eso no va a pasar. Porque si nos divorciamos, te quedarás sin nada. Sin título, sin riqueza, sin nada."

Chén sale de la habitación, dejando a Hui Ying sin palabras. La puerta se cierra detrás de él con un sonido seco y definitivo.

Hui Ying se queda sola en la habitación, sintiendo una mezcla de rabia y miedo. Sabe que Chén es un hombre cruel y poderoso, y que puede destruirla si quiere.

Se sienta en una silla, intentando procesar lo que acaba de suceder. Sabe que no puede divorciarse de Chén, no sin perder todo lo que tiene.

La habitación se vuelve oscura y opresiva, y Hui Ying se siente atrapada. Sabe que no tiene salida, que está condenada a vivir con un hombre que la desprecia.

Se queda sentada en silencio, intentando encontrar una forma de escapar de esta situación. Pero sabe que no hay salida, que está atrapada en una vida que no quiere.

La oscuridad se cierne sobre ella, y Hui Ying se siente como si estuviera ahogándose. No sabe cómo va a sobrevivir a esto.

Se queda sentada en silencio durante un momento, su rostro una máscara de rabia y odio. Luego, con una voz baja y llena de maldad, dice:

"Entonces tendré que matarte."

Las palabras salen de su boca como un susurro, pero están llenas de veneno y determinación. Hui Ying se imagina a Chén muerto, y por un momento, se siente una sensación de alivio y satisfacción.

Hui Ying sonríe, una sonrisa fría y calculadora. Por fin tiene una solución a sus problemas, y está dispuesta a hacer lo que sea necesario para asegurarse de que Chén sea solo suyo.

"No habrá testigos", se dice a sí misma. "Lo haré sola, y nadie sabrá nunca lo que pasó."

La idea de matar a Chén es casi liberadora para ella.

Hui Ying: Prefiero verlo muerto antes que en los brazos de Qiang, estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para asegurarme de que eso no suceda.

Se siente una sensación de calma, y sabe que ha tomado la decisión correcta. No hay vuelta atrás, y está dispuesta a seguir adelante con su plan.

En el salón, Qiang se sienta en un sofá, con Feiyu dormido en su regazo. La luz de la lámpara ilumina su rostro, y Qiang no puede resistir la tentación de acariciar a su hijo.

Con dedos suaves, Qiang acaricia el cabello de Feiyu, sintiendo una sensación de ternura y amor. El niño se mueve ligeramente en su sueño, pero no se despierta.

Qiang sonríe, sintiendo una sensación de paz y felicidad. Por un momento, olvida sus problemas y se concentra en el amor que siente por su hijo.

Chén llega a la sala donde se encuentra Qiang.

"Qiang, estoy emocionado de decirte que he tomado una decisión", dice Chén, su voz llena de entusiasmo. "Vas a mudarte a la mansión como mi concubina."

Qiang se queda helado, su rostro pálido de sorpresa y disgusto. No puede creer lo que está escuchando.

"¿Qué... qué estás diciendo?" pregunta Qiang, su voz temblorosa.

Chén se encoge de hombros, sin notar la reacción de Qiang.

"Es la decisión correcta", dice Chén. "Tú eres el padre de Feiyu, y mereces un lugar en la mansión. Además, creo que serás una excelente concubina."