El Legado De AKVY: La Profecía De Poseidón
Hace mucho tiempo, en una ciudad como cualquier otra, existió un grupo de amigos bastante peculiar. La singularidad de su círculo radicaba en su diversidad: una sirena-bruja, un vampiro, un dragón, un lobo, un semidiós y una humana, todos conviviendo en armonía. La vida parecía fluir tranquilamente para ellos, hasta que un día, Liz Asiria, la sirena-bruja, descubrió algo que lo cambiaría todo.
Esa tarde, Liz, con el corazón latiendo con fuerza, decidió enviar un mensaje al grupo que compartía con sus amigos:
“Hola, ¿hay alguien ahí?” escribió, tratando de mantener la calma mientras sus dedos temblaban levemente.
Sirius fue el primero en responder: “¿Qué sucede?”
“Estoy aquí,” añadió Demian, seguido rápidamente por Melissa, quien saludó con un “Hola, Liz”.
Liz respiró hondo antes de continuar: “Necesito decirles algo importante.”
Kai, siempre atento, preguntó con curiosidad: “¿Qué pasó?”
“¿De qué se trata?” añadió Basil, preocupado.
Liz dudó por un momento, pero finalmente se armó de valor: “Bueno... Verán, hace un rato, al salir de la universidad, fui al arrecife.”
“Ajá,” comentó Melissa, animándola a seguir.
“¿Qué tiene de extraño?” preguntó Sirius, captando la tensión en el aire.
“¿Qué viste?” inquirió Demian, inquieto por la pausa en el relato.
Sin decir más, Liz envió una imagen al grupo. En la fotografía, bajo el resplandor del sol que se filtraba a través del agua, se veía una misteriosa puerta incrustada en el arrecife de coral.
La imagen que Liz envió al grupo mostraba una puerta tallada directamente en el arrecife de coral, fusionándose casi de manera orgánica con la vida marina que la rodeaba. La puerta, desgastada por el tiempo y las corrientes oceánicas, estaba adornada con intrincados patrones que parecían representar antiguas criaturas marinas y ondas que se desvanecían en la superficie rocosa del arrecife. El color del coral, una mezcla de tonos rosados y naranjas, se entrelazaba con la piedra de la puerta, creando una ilusión de que la estructura había sido esculpida por la misma naturaleza.
Los bordes de la puerta estaban cubiertos de pequeñas algas y crustáceos, dando la impresión de que llevaba siglos oculta bajo el mar. A pesar de estar en el fondo del océano, un débil resplandor azul emanaba de las grietas de la puerta, como si algo al otro lado emitiera una luz suave y misteriosa. El sol que se filtraba desde la superficie del agua iluminaba la escena, haciendo brillar las partículas suspendidas en el agua y resaltando aún más los detalles ocultos en la puerta.
En el centro de la puerta, donde normalmente habría un pomo o cerradura, había un símbolo en forma de concha marina, casi imperceptible, como si la puerta estuviera esperando ser descubierta y abierta por alguien que entendiera su significado.
“¿Una puerta? ¿Es en serio, Liz?” exclamó Basil, incrédulo.
Liz sintió cómo sus manos se apretaban contra su teléfono. “¡Esa puerta no estaba ahí antes, Basil!” insistió, su tono cargado de emoción.
“¡Bueno, bueno! Cálmate, cariño,” respondió Basil con un guiño juguetón, intentando aliviar la tensión.
“¿Cuál es el punto de esto?” intervino Kai, aún confuso por la situación.
Liz tomó un profundo respiro antes de continuar: “Es que cuando me acerqué, sentí que algo me arrastraba... apenas pude escapar. Alcancé a tomar una foto para mostrarles que no estoy mintiendo.” Su voz temblaba al recordar la experiencia, sintiendo una mezcla de miedo y alivio.
Melissa no tardó en mostrar su apoyo: “Sabes que te creo, Liz. No necesitabas arriesgarte de esa manera.”
“Estoy de acuerdo con Melissa,” añadió Sirius, con un tono protector. “No debiste arriesgarte, mi frágil pececito.”
“¡No soy frágil, Sirius!” respondió Liz con un destello de indignación.
Demian, incapaz de contenerse, estalló: “¡Ya cállense todos! Y tú, Sirius, si vuelves a ofender a mi preciosa Liz, lo pagarás muy caro.”
Sirius, sin inmutarse, replicó con sarcasmo: “Cuando quieras. Además, jamás la ofendí, solo es mi forma de expresar cariño, ¡tarado!”
Basil, intentando calmar los ánimos, intercedió: “Liz, por favor, continúa e ignora a estos tontos.”
Liz sonrió ligeramente ante la situación, pero rápidamente recuperó la seriedad: “Lo que quiero decir es que algo extraño está ocurriendo bajo el mar. ¿Alguno de ustedes me acompañaría esta noche, después de la universidad?”
Kai fue el primero en ofrecerse, aunque con una advertencia: “Por supuesto, pero no puedo mantenerme mucho tiempo en el agua...”
“Yo sí te acompañaré,” dijo Basil. “No tengo problema con eso. Hace muchísimo tiempo, viví en el mar, ¿recuerdas?”
Melissa se unió a la oferta: “Yo también puedo acompañarte, pero... tampoco resisto mucho tiempo dentro del agua, Liz.”
Liz sintió un cálido agradecimiento hacia sus amigos. “Gracias a todos. No se preocupen, la puerta no está tan lejos de la costa.”
Sirius, con una mezcla de entusiasmo y resignación, agregó: “Yo también iré contigo, pececito, aunque no me guste mucho el mar.”
“¡Te dije que dejes de llamarla así!” exclamó Demian, visiblemente molesto. “Igual me apunto a ir contigo, aunque no sé si sea buena idea.”
“Les agradezco mucho,” respondió Liz con una sonrisa que ocultaba su nerviosismo. “Les prometo que todo saldrá bien.”
El día en la universidad Gladius-B parecía arrastrarse con una lentitud exasperante. Las horas pasaban pesadamente, cada minuto cargado con la expectativa de lo que estaba por venir. Las aulas, normalmente vibrantes con la energía de los estudiantes, estaban llenas de una tensión silenciosa. Los murmullos de las conversaciones eran más suaves, los pasos en los pasillos más lentos, como si todos estuvieran atrapados en la anticipación de la noche que se acercaba.
Finalmente, cuando el sol comenzó a hundirse en el horizonte y las sombras se alargaron, las clases llegaron a su fin. El sonido de las campanas señalando el fin de la jornada fue recibido con alivio, pero también con un nerviosismo palpable. Los estudiantes, con rostros serios y miradas cargadas de determinación, se congregaron en la entrada principal de la universidad, una estructura imponente de piedra gris que ahora parecía un gigante vigilante en la penumbra.
Las luces amarillas de las farolas iluminaban tenuemente la escena, proyectando sombras que se mezclaban con la creciente oscuridad. Algunos estudiantes hablaban en voz baja, mientras otros revisaban nerviosamente sus mochilas, asegurándose de que todo estaba en orden para la travesía que les aguardaba. El aire estaba impregnado de un sentido de propósito, la certeza de que aquella noche no sería como las demás.
Conscientes de la importancia del momento, Liz y sus amigos se prepararon para emprender el viaje hacia el arrecife, sabiendo que lo que descubrirían bajo las olas podría cambiarlo todo. La luna ya asomaba tímidamente en el cielo, y bajo su pálido resplandor, se preparaban para dejar atrás la seguridad de Gladius-B y adentrarse en lo desconocido.
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Updated 63 Episodes
Comments
Ailisec Riana
no me contuve y bueno aquí estoy de vuelta...
buenooo...ya sabes... Liz provocando ese vaiven de emociones en esos hombres..
buen comienzo😊😊
2024-08-30
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