Un encuentro con un salvador desconocido provoca que Jaden recuerde su primer vida. Y se da cuenta de que en realidad es un carne de cañón, quien es sacrificado por el villano en la historia original.
No solo eso, sino que su salvador resulta ser su personaje favorito del libro, quien también muere traicionado por sus amigos.
Con esta nueva información Jaden toma una decisión, ¡destrozar la trama del libro!
¿Lo logrará? O, antes de que pueda hacer un movimiento, ¿será arrastrado de nuevo a lado del villano para ser sacrificado?
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Acercamientos
...
Dathan miró la caótica escena sin comprender cómo es que llegaron hasta ese punto. Aturdido, giró el rostro, justo a tiempo para ver como Fegan y Jaden caían por un barranco que el mismo derrumbe había creado. Ese corto vistazo le dio la ilusión de que aquellos dos eran tragados por la oscuridad.
Su corazón se detuvo por un segundo y extendió ambas manos para intentar atraparlos en un acto inconsciente, pero con las piedras cayendo a su alrededor, además del ruido ensordecedor, no fue una opción el ir a buscarlos o acercarse siquiera a la orilla.
El alfa apretó los puños, con la desgana atravesando su interior. Sin embargo, tuvo que moverse, de lo contrario sería aplastado por las enormes piedras al siguiente segundo.
En esa situación, era evidente que incluso a él, con la destreza y poder que lo caracterizaban, le inundó el miedo en su interior. Claro que no tuvo tiempo para entrar en pánico, pues antes debía preocuparse por ponerse a salvo, así como a quien estaba cerca de él, Lance.
Tomó al chico inconsciente entre sus brazos, y fue una suerte que lo hiciera, pues tan solo medio segundo después de que moviera al peliazul del suelo, una enorme piedra cayó sobre ese lugar.
Su corazón latió desbocado. Y apenas pudo preguntarse: “Si no hubiese movido a Lance justo ahora, ¿él habría muerto?”, cuando tuvo que volver a correr por el angosto pasillo de piedra. No obstante, sus movimientos estaban limitados por la naturaleza del terreno. Solo alcanzó a ver en la distancia a tres omega que se abrazaban unos a otros; y antes de siquiera poder abrir la boca, una enorme piedra cayó entre ellos, impidiéndole el paso, y fue así que dejó de verlos. Incluso el sonido de sus gritos pareció haber sido tragado con la piedra.
Lo más desesperado de todo es que los omega estaban a tan solo un par de pasos de la salida, por lo que si se apresuraban podrían salir sin problema. Pero él, que se había quedado atrapado del otro lado, no tenía esa posibilidad.
—¡Mierda! —gritó con desesperación. Quería golpear la pared de piedra; sin embargo, se limitó a tomar a Lance en sus brazos y abrazarlo con fuerza, como si el chico inconsciente fuera lo único que le impidiese enloquecer. Lo lamentaba por él, pero agradecía el no estar solo ahí.
No obstante, gracias a la cercanía entre ellos, pronto descubrió que el peliazul estaba ardiendo. Más que un humano, en ese momento parecía una pequeña estufa, tanto que resultaba un poco asfixiante sostenerlo. Aun así, no lo apartó. De cierta manera, el calor de Lance también le hacía sentir mejor en ese desolado lugar, y disipaba la frialdad que cubría su propio cuerpo.
Para él, ese calor era la certeza de que no estaba solo.
—Mierda… —volvió a decir. La desgana no había desaparecido. —¿Qué sucedió?
Al cabo de unos minutos, que se sintieron como siglos, el derrumbe se detuvo al fin. Al menos, ya no se escuchaba el sonido de las piedras colisionando con el suelo. Sin embargo, las antorchas que antes adornaban el camino, ahora habían desaparecido, dejando el interior de la cueva en una oscuridad total. Esto magnificaba el temor en su interior.
Sosteniendo a Lance con una mano, logró encender una luz en la palma de la otra. Al menos su atributo servía para eliminar la oscuridad, lo que era mejor que nada. Y se dio cuenta de que Lance y él estaban intactos milagrosamente. Salvo su ropa desordenada, no parecía haber nada malo con ellos.
Por esta pequeña suerte, su corazón se alivió apenas un poco.
El protagonista miró alrededor, pero pronto se dio cuenta de que a la derecha el camino estaba obstruido. A la izquierda no había señal alguna de luz que proviniese del exterior. Y enfrente solo había oscuridad sin fin. No sabía cuantos metros había hasta llegar al fondo.
Esto le hizo pensar en cómo Fegan y Jaden habían caído hace unos minutos.
—¿Por qué..? —Con mil preguntas, y temiendo que un solo movimiento brusco de su parte provocara un segundo derrumbe, se quedó en el suelo, sosteniendo al peliazul con fuerza.
Sin nada más que hacer, rememoró todo lo sucedido por el siguiente par de horas. Una y otra vez repitió las escenas en su mente, hasta que por fin comprendió un poco la causa y el efecto de todo.
Aquel chico que quiso tomarle del brazo, y en su lugar había tomado a Lance. Un segundo después, el peliazul dejaba escapar una ola de agua que los golpeó a todos. Y esto, a su vez, provocó el derrumbe.
Entendía el orden, pero no el por qué. ¿Por qué Lance había perdido el control de su elemento apenas ese chico le tocó el brazo?
Su amigo no se sentía muy bien, debido a la naturaleza de su magia chocando contra la naturaleza de la cueva. Y si recordaba bien, aquel omega parecía ser un mago de fuego. Siendo así, ¿aquel inofensivo toque había provocado la reacción en cadena?
—Fegan… y Jaden… —El alfa detuvo sus palabras. No se atrevió a pensar más en aquella escena, porque quizás el miedo le paralizaría entonces. Uno era su primer y mejor amigo. El otro, en poco tiempo se había convertido en un buen amigo… y los dos…
Sin poder culpar a nadie, Dathan apretó al chico entre sus brazos. Tan solo quería confirmar que no estaba solo. Eso le daba un poco de esperanza en la oscuridad que parecía querer tragarse todo.
—Seremos rescatados dentro de poco… —susurró, y sus palabras fueron tragadas en el espacio. Ignoró el hecho de que ya habían pasado al menos dos horas desde que el derrumbe se había detenido, y no percibía ningún movimiento del exterior.
Sin embargo, no tuvo tiempo de auto engañarse, pues con ese abrazo se dio cuenta de que la temperatura de Lance había vuelto a aumentar.
—Hey, Lance. ¡Despierta! —El pánico se extendió en su interior por alguna razón. Tuvo que apagar la luz en su mano, para poder golpear al chico en la mejilla.
Al cabo de unos minutos el peliazul por fin reaccionó, pero lo que sorprendió a Dathan fue que en cuanto los ojos azules se abrieron, un dulce olor pareció desbordarse a su alrededor. Esta esencia era cítrica, característica de alfa; pero al segundo siguiente se volvía dulce…
Era extraño. Parecía haber una lucha entre la acidez y la dulzura de la esencia, la cual era fácilmente perceptible por su nariz sensible. No obstante, algo no dejaba de ser cierto, era en verdad atrayente.
Dathan tembló… no de miedo, simplemente era una reacción fisiológica de alfa… a las feromonas de… ¿omega?
“¿Qué rayos está pasando?”
Su corazón se detuvo en ese momento, pues fue consciente como nunca antes de la cercanía entre ambos. Quiso retirarse, pero ya era tarde. Una delicada mano se acercó a su pecho, y la alta temperatura pareció quemarle incluso sobre la tela de la camisa.
Fue inevitable que tragara saliva en ese momento. Su boca estaba seca como nunca antes… Lo que más le sorprendió fue que ni siquiera cuando olió por accidente la feromona de Bel se sintió ni remotamente así de tentado.
…
Hace dos horas.
Un par de brazos envolvieron a Jaden y protegieron su cabeza. En ese momento, apenas comprendió que estaban cayendo al vacío, cuando la sensación de ingravidez ya estaba revolviendo su estómago.
El chico ni siquiera se atrevió a abrir los ojos para mirar a su alrededor, temiendo lo que podría descubrir al fondo de esa caída. Aunque de haberlo hecho, tampoco habría visto nada realmente, salvo un profundo negro, lo que hubiese sido más inquietante.
Lo único que pudo hacer para soportar la sensación de ser tragado por la oscuridad… fue aferrarse a la persona que estaba a su lado, Fegan.
Cubierto con las feromonas amaderadas, una parte de él se resignó a su destino. Si moría junto a su favorito… no se sentía como un desperdicio de vida. Fue curioso, ¿no estaba luchando con fuerza para romper con la trama?
Bueno, dado que Fegan era quien le abrazaba… no se sintió tan mal si ese era el final para él. Parecía una buena forma de irse, después de todo, ¿quién tenía la oportunidad de morir en los brazos de su favorito?
Eso fue lo que pensó durante un segundo —mientras se aferraba con presteza al torso del alfa—, pero pronto se arrepintió. De verdad quería que su favorito viviera una vida plena y feliz, y solo muriera hasta la vejez. Sobre todo, quería estar ahí para verlo.
Con desgana hacia el destino incierto y frustrado por su pésima suerte, enterró su carita en el cuello del pelirrojo. No obstante, antes de que su mente siguiera girando, ambos cayeron con estrépito a lo que parecía ser un río.
El lugar estaba en penumbra, por lo que no podía asegurarlo, pero la ropa empapada y la incapacidad para respirar… todo indicaba que así era.
Moviendo sus extremidades, salió a la superficie y exhaló con violencia.
Claro que antes de poder alegrarse por no haber muerto estrellado contra alguna roca, cayó en cuenta que el impacto contra el agua lo había separado de Fegan.
Su primer instinto fue el de gritar su nombre para encontrarlo. Aunque antes de hacerlo, el cauce del río se tornó violento sin la menor advertencia y por un tiempo no pudo más que luchar por salir a la superficie con torpeza.
La corriente era caótica, sin darle el tiempo suficiente para reaccionar, o siquiera sentir pánico por haberse alejado del alfa. Apenas salía a la superficie para respirar, cuando era arrastrado por la corriente nuevamente al interior del río.
En el camino ajetreado, se golpeó un par de veces contra las rocas, quedándose sin aliento. Así mismo, tragó tanta agua, que bien podría convertirse en un pez. E incluso, hubo momentos en los que ni siquiera sabía dónde era arriba y dónde abajo.
Llegó un punto en que su cuerpo, agotado por sus vanos intentos de mantenerse a flote, se hundió con pesadez. No ayudaba en nada que el agua del río no estaba fría, lo que hubiese servido para mantenerlo despierto. Sino que más bien el agua casi se podía describir como cálida, lo que adormecía un poco sus sentidos y lo volvía letárgico.
Y justo cuando su consciencia se estaba desdibujando, una mano le tomó del brazo, jalándolo hacia la superficie otra vez.
Con violencia, escupió una bocanada de agua. Y llenó sus pulmones, los cuales ya ardían por la falta de oxígeno.
La persona que le había salvado no podía ser nadie más que Fegan. Apenas supo que era él, no perdió el tiempo y envolvió sus delgados brazos en el cuello del alfa, temiendo que se separaran al segundo siguiente. La acción fue en exceso dependiente, así como íntima, sin dejar espacio entre sus cuerpos. Pero ciertamente, para ninguno de los dos esto fue importante. Sentir la presencia de un conocido era igual a aferrarse a una pajita salvavidas.
—¿Estás bien? —inquirió una fuerte voz en su oído. A pesar de que el pelirrojo apenas y podía mantenerlos a ambos a flote, no se olvidó de preguntar por su estado.
—Hmm… —Su garganta ardía ligeramente, por lo que fue la única respuesta que pudo dar.
—¿Estás herido? Dime si duele en algún lugar.
El omega no sabía si era debido a la experiencia cercana a la muerte, o la adrenalina del momento, pero en cuanto escuchó la preocupación de su favorito se sintió sumamente agraviado. Se enterró aún más en los brazos de Fegan, casi queriendo fusionarse con él.
—Duele… —musitó, y al final de su voz se escuchó un lamento que preocuparía a cualquier alfa. Lo que decía no era una mentira, en realidad se había golpeado con varias piedras y los músculos de sus extremidades dolían. Estaba agotado y tenía miedo.
Fegan, angustiado por la debilidad que estaba mostrando el chico que casi todo el tiempo sonreía, llevó un brazo a rodear la delgada cintura, en un intento de consolarlo. Tampoco utilizó demasiada fuerza, pues temía lastimar su cuerpo.
Su visión era mejor que la del chico, por lo que pronto vislumbró la orilla del río.
—Espera, primero salgamos del agua —dijo.
Con rapidez, los llevó a ambos a la orilla.
Cuando por fin sintieron el suelo bajo sus pies, fue como si pudiesen respirar por primera vez desde que habían caído. Tierra firme era mejor que aguas desconocidas. Claro que no podían cantar victoria, así que con el chico bajo su brazo, Fegan encendió una luz en su mano libre.
Viendo alrededor no encontraron más que hierba seca y piedras. Y aunque el lugar frente a ellos parecía tranquilo, no se relajaron. Puesto que no sabían qué tanto se habían alejado de la entrada de la cueva, o si había peligros ocultos en este lugar.
Por suerte, no había signos de alguna bestia que frecuentara esa parte de la orilla, por lo que fue una preocupación menos.
No obstante, Fegan apenas pudo sentir que la tensión disminuía un poco en su interior, cuando Jaden comenzó a temblar de frío en sus brazos. Y cayó en cuenta, dado que el agua era cálida, salir al exterior sería más difícil para alguien tan pequeño como el omega.
Así que supo que antes de cualquier otra cosa, debían secar sus cuerpos.
—Espera un poco.
En menos de diez minutos, alfa hizo una improvisada hoguera, y pronto, ambos estuvieron calentándose.
Fegan le dio la espalda con decisión, permitiendo así que Jaden se quitara la ropa para secarla con mayor rapidez.
Las pequeñas mejillas estaban ardiendo, y miraba de reojo cada diez segundos la espalda del pelirrojo. Desde luego que no temía ser visto sin permiso… pero estar tan cerca… era realmente vergonzoso.
“¿Por qué es tan cálido?”, se quejó. Sin embargo, no podía ignorar la dulzura que se extendía poco a poco en su interior. Jaden quería ver el rostro de Fegan en ese momento y comprobar su expresión, pero no se atrevió a moverse. Se quedó obedientemente en su lugar.
—Gracias… —dijo en medio del crepitar de la hoguera. —Por protegerme durante la caída… y salvarme cuando estaba a punto de ahogarme…
Una parte de él sabía que las acciones de Fegan nada tenían que ver con romance… y a pesar de ello, se sorprendió un poco al encontrar una emoción sutil en su corazón…
Jaden alzó el rostro para ver la espalda de alfa. Fue una lástima que en esa posición no pudiese ver qué había en los ojos rubíes al escucharlo. No obstante, no se vio afectado por esto, dado que la preocupación que expresaba la voz de alfa era suficiente para hacerlo sentir satisfecho.
—No tienes que agradecer —respondió Fegan con una sonrisa. —Eres mi amigo, así que desde luego, voy a intentar protegerte.
La razón le decía que las palabras que salían de la boca de alfa y que entraban en sus oídos, podían ser las mismas, pero no por ello tenían el mismo significado. Lo sabía… y a pesar de ello, el latido de su corazón no podía reprimirse.
—¿Te preocupas…por mí? —Con torpeza, se atrevió a preguntar. Y de inmediato, sus mejillas ardieron.
“¿Qué estás diciendo justo ahora?”, se recriminó. “Caíste de un barranco y estuviste a punto de ahogarte… no es momento para pensar en nada más que en salir de este lugar.”
Lo sabía, pero la pregunta ya se había hecho. Y escuchar una respuesta no haría mal a nadie, ¿cierto?
—¿Qué? ¡Por supuesto que me preocupo por ti, Jaden! —confirmó Fegan con seguridad.
Esto, por supuesto, calentó el pecho del omega aún en dicha situación.
En medio de la oscuridad que les rodeaba, los ojos del menor brillaron con una emoción de la que ni él mismo fue consciente del todo. Sin embargo, entendió que esa calidez en su corazón no se trataba de simple fanatismo.
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gracias autora
Animo, mi papá falleció apenas, pero si, la vida sigue.