10 años han pasado en la familia YANKELEVICH, se vivía una paz y cada vez eran menos sus enemigos. El control lo tenían, la seguridad era mucho mejor que en años pasados, habían aprendido de sus errores.
Hasta que uno de los 4 principales maestros murió, junto con el dolor de su pérdida, llegaron nuevos enemigos; algunos aliados empezaron a darles la espada, a querer el poder que el maestro había dejado libre.
Hijos, nietos y bisnietos tendrán que estar más unidos que nunca para poder mantener a la familia a salvo; pero en medio del caos, de su desgracia y del dolor, nuevos amores, nuevas pasiones, nuevas intrigas, nuevos aliados surgirán.
¿Qué pasará cuando el último de los 4 maestros muera?
¿La familia YANKELEVICH, podrá mantenerse a salvo?
¿Podrán mantener esa unión que los cuatro maestros inculcaron en ellos?
¿Podrán manter el poder que los cuatro maestros les dejaron de herencia?
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CAPÍTULO 21 para mayores de 18 años (+18 años)
Nasir trataba de concentrarse en el trabajo de organizar los documentos y los reportes que estaban llegando; había demasiados reportes de problemas en los diferentes países.
Pero él no podía concentrarse, no dejaba de pensar en Ilazki e Iker, sus dos pequeños hijos estaban en puntos calientes, donde sabía que algo malo podía pasar en cualquier momento.
Nasir termina levantándose, se acerca a la ventana y empieza a ver al cielo mientras pensaba en su hija Ilazki, solo deseaba hablar con ella ¿Saber cómo estaba? Aunque lo que realmente quería escuchar era "papá, quiero regresar a casa" pero bien sabía que eso no iba a pasar.
Arturo, que ya le había dado el reporte, le contó lo bien que lo hizo su hija y que fue ella quien atrapó al líder, pero sobre todo le comentó que ella estaba realmente emocionada.
Pero peor le fue con Iker, que cuando llegó a decirle, su hijo realmente estaba emocionado por esa misión y claro que le dio algunos consejos como a su hija. También le dijo que, si en algún punto deseaba regresar, él lo estaría apoyando, pero su hijo no iba a renunciar; le habló con seriedad y le dijo que, como su hijo nunca lo dejaría en mal, sería su digno representante.
Esas palabras lo dejaron algo preocupado y pensativo, realmente no quería que su hijo fuera a hacer algo tan imprudente que pusiera su vida en peligro; tuvo que ser muy serio con Adal y la pequeña Maritza, para que lo cuidaran bien, que no le dejaran hacer algo loco.
Nasir estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando Janet llegó; entró sin hacer ruido y al verlo solo cerró la puerta con seguro.
Ella sabía que su esposo estaba triste por sus hijos, no quería dejarlo así, quería hacerle algo especial y, antes de ir ahí, le preguntó a Paola, sobre qué le aconsejaba para poder animar a su esposo.
Paola le dio algunos consejos, también le dio algunos de sus juguetes especiales, para que los usaran juntos; ella terminó arrepentida de haberle pedido consejos, le dijo cosas que realmente no sabía si lo iba a poder hacer.
Pero al entrar a esa oficina y ver a su esposo tan pensativo y triste, no le gustó, realmente ella solo pensaba en que tenía que animarlo, ayudarlo a no deprimirse o estar pensando en que algo malo les iba a pasar.
Una vez que cerró la puerta con seguro, aprovechó que su guapo esposo tenía sus manos en la espalada Juntas.
Toma las esposas de la bolsa que Paola le entregó, con los juguetes y aprovechando las técnicas que Dasha le había enseñado para usarlas, logra ponérselas.
Nasir al sentir las esposas en sus muñecas, se altera y voltea a toda prisa. Nunca se esperó algo así, pero peor fue su desesperación al no poder mover sus manos; al ver a su esposa enfrente sonriendo como una niña malvada, se sorprende y algo inseguro le dice. — ¡Janet! ¡Mi amor! ¿Qué estás haciendo? No puedo mover mis manos, ¿qué me pusiste? ¿Puedes soltarme?
Pero Janet no le contestó nada, se acercó a la ventana y bajó las cortinas rojas que estaban en ese momento, para que nadie viera lo que pensaba hacer; Nasir no dejaba de verla, se sentía confundido, se quedó callado, aunque algo en sus gestos de su rostro, que parecía malicioso, como si fuera una niña a punto de hacer alguna maldad, lo hacía sentir tenso, algo inseguro.
Janet, después de cubrir las ventanas, se dio media vuelta y empezó a caminar hacia Nasir. Inconscientemente, él empezó a caminar atrás; ella lo estaba poniendo realmente nervioso, no entendía qué era lo que quería, ni por qué estaba así.
Nasir mientras caminaba atrás, nervioso, empezó a decir. — ¡Janet! ¿Qué haces? ¿Qué quieres? Por favor, desata mis manos, me estás poniendo nervioso.
Nasir salta cuando sus piernas se pegaron con el escritorio. Realmente había logrado ponerlo nervioso y, en ese momento en que voltea a ver con qué choco, ella se acerca, ágilmente empieza a desabotonar la presilla del cinto, después sus botones, hasta dejar a la vista su bóxer.
Nasir traga saliva al verla a ella en cuclillas, con su cabeza muy cerca de su hombría; quería mover sus manos para detenerla, pero las esposas solo se ajustaron más a sus manos; miraba a todos lados, estaban en el despacho eso que ella estaba amenazando hacer, sentía que no podían hacerlo ahí, empezó a pensar.
«Ella no puede estar pensando en hacerlo aquí, esto no está bien. Si alguien llega a venir y se da cuenta, podrían pensar muy mal de nosotros.
Mis padres pueden regañarnos; no puedo dejarla, esto es algo inmoral. Si ella quiere, «podemos ir a la habitación.»
Janet lo podía ver nervioso y, en el momento en que ella mete su mano bajo su bóxer, de un movimiento rápido, saca su enorme hombría. En ese momento, el desesperado y alterado dijo. - ¡Janet! Detente, esto no está bien.
Si tú lo quieres hacer, vamos a nuestra habitación, pero aquí alguien puede llegar. Sería malo si mis padres se enteran.
Pero Janet no pensaba detenerse, estaba dispuesta a hacer lo que sea para que él no estuviera deprimido, lo prefería enojado o avergonzado; sin pensarlo, empezó a usar su boca, su lengua y sus labios para darle placer.
Él decía que se detuviera, pero su hombría estaba realmente alterada, reaccionando a las atenciones de su esposa y, después de un momento, ya no pudo decir nada, solo cerró los ojos para disfrutar de lo que le hacía.
Janet había logrado deshacerse de la conciencia de Nasir, de su moralidad; verlos gestos en su rostro, solo le indicaban que realmente lo estaba disfrutando; ella fue realmente intensa, que rápido lo hizo llegar.
Se levantó y se empieza a reír, se miraba como una niña traviesa, que acababa de hacer una maldad; él la miraba atento mientras ella limpiaba su boca, lo había dejado indefenso y se podía ver que lo estaba disfrutando.
Pero él no pensaba dejar eso así, tranquilo le dice. - ¡Janet! ¿Me puedes soltar las manos?
Janet acaricia un poco más su hombría, levanta su vestido y lo frota en sus piernas, divertida le dice. — Pero aún no terminamos, quiero violarte aquí mismo.
Nasir se sorprende al escuchar lo que le dice, abre sus ojos de más, parecía que se le iban a salir y con sorpresa le dice. ¿Qué…?
No pudo terminar la pregunta, porque ella jaló su cuello y lo besó con una pasión, lo fue presionando hasta que él terminó sentado en el escritorio. Janet no dejaba de besarlo, mientras quitaba sus bragas y ágilmente subía sobre él, dejándolo en medio de sus piernas.
Ella no solo se apoderó de sus besos, su hombría reaccionó a lo que estaba haciendo y sin ningún problema, entró haciendo que los dos disfrutaran de un momento lleno de pasión, de deseo y placer.
Nasir no podía negar que su mujer realmente lo estaba haciendo olvidar hasta su nombre y esa desesperación de soltar sus manos para poder sujetarla y tomar él mismo la rienda de ese momento, solo hacía que se excitara más de lo que ya estaba.
Janet dejó de besar sus labios y empezó a besar su cuello, hasta llegar a su oído. En ese momento en que los dos llegaban a su punto final, ella, con su voz entrecortada, le dice. — quiero tener otro bebé.
Nasir llegó dentro de ella, pero al escucharla decir eso, su liberación fue mucho más intensa. Nunca se esperó que le dijera algo como eso, lo hizo perder todo su control y lo dejó sin palabras.
Pero antes de que pudiera decir algo, ella ya se había bajado. Se estaba acomodando el vestido, sus bragas las metió en la bolsa de su pantalón, y rápido tomó la bolsa que le había dado Paola, sacó las llaves de las esposas, la dejó sobre el escritorio, rápido dejó un beso en su esposo, que no dejaba de verla, se podía ver que estaba sorprendido.
Janet se acerca a su oído y le susurra. — Mi amor, si tú quieres más de esto, te espero abajo en la camioneta, quiero hacerlo en otro lugar.
Nasir la mira salir del despacho, fue casi un minuto lo que necesito para salir de la sorpresa en que lo dejo; realmente daba gracias a que nadie llegara, ya que su hombría aún seguía a la vista.
De un salto pasa sus manos por sus pies para dejarlas enfrente, toma la llave, abre las esposas y se acomoda el pantalón, saca sus bragas de la bolsa de su pantalón, se le quedo mirando, mientras las tocaba con sus dos manos, en ese momento la puerta se abre.
Nasir alterado las vuelve a meter en la bolsa de su pantalón, era Dulía que al verlo empieza a decirle. -bien Nasir, ya mi tío JEAN, nos dijo que te diéramos un respiro, ve con tu esposa que esta en la camioneta esperándote y tienes todo el día de mañana, para que la pasen juntos.
Nasir se sentía algo incómodo, realmente no se atrevía a ver a Dulía a la cara, no después de lo que había hecho con Janet y su incomodidad aumentó cuando ella le preguntó. — ¡Nasir! ¿Por qué traes esas esposas? Guau…
¿Usted qué estuvieron haciendo? Sí que eres un atrevido, mira que hacerlo aquí en el despacho y, por lo que me doy cuenta, se la pasaron muy bien, solo tengo que ver tu rostro para darme cuenta.
Nasir carraspeó la garganta, para hacerla callar, nervioso le dijo. — Por favor, Dulía, no sigas con eso.
Yo ya estoy muy avergonzado y no fue mi idea. Janet prácticamente me violó, me tomó por sorpresa; solo no se lo digas a nadie, como un favor para mí.
Dulía, al verlo tan avergonzado y a la vez se podía ver una culpa sin sentido, no pudo seguir burlándose de él; se pone seria y tranquila, le dice. — Primo, deja esos sentimientos negativos.
Mejor piensa en lo bien que te la pasaste y ve con tu esposa, para que le agradezca lo que hizo por ti.
Solo para que no te sientas mal, quiero que sepas que no eres el único que lo ha hecho aquí, mi tío JEAN, sí que lo hizo más de una vez aquí, mis padres, sí que eran tremendos y más bien, creo que la mayoría de nuestra familia ha disfrutado haciéndolo aquí, hasta yo.
Nasir voltea a verla, inseguro le dice. —Realmente yo no quería saber eso y menos de mis padres.
Prima, mejor me voy. Creo que tienes razón, tengo que ir con mi adorable esposa y darle su merecido por lo que me hizo.
Nasir sale del despacho y se va afuera de la casa, agradeció que no había nadie en la sala, parecía que toda la familia se había ido a descansar; cuando salió de la casa, miró la camioneta enfrente de la casa.
Ella estaba en el asiento del conductor, pero esta vez Nasir no la pensaba dejar en paz, la hace cambiar al asiento del copiloto y empieza a conducir; la llevó a la playa, el mismo lugar que ella tenía en mente.
Pero al parar la camioneta enfrente de la casa que tenían en la playa, Nasir se voltea y ferozmente la besa; después de unos minutos, emocionado, le dice. — ¡Janet! Realmente deseo estar molesto por lo que me hiciste, me tomaste por sorpresa, pero no puedo negar que lo disfruté; pero hay algo que quiero saber ¿Fue cierto lo que me dijiste? ¿Podemos tener un bebé?
Janet le sonríe y emocionada le dice. — ¡sí! Me encantaría poder tener otro hijo, no somos tan mayores, tu hermano Max JEAN tuvo a sus últimos hijos a nuestra edad y tus padres te tuvieron a ti a esta edad; yo creo que nos hace falta otro pequeño, quiero otro hijo de nosotros en mis brazos.
Nasir vuelve a besarla, sale de la camioneta, da la vuelta, abre su puerta y la toma en sus brazos; él empieza a caminar a la casa, hasta que llegó a una de las habitaciones, la recuesta en la cama y antes de besarla nuevamente le dice. — Yo también deseo otro hijo contigo.
Solo le dijo eso, la besó y pronto se quedaron sin ropa. Los dos se entregaron a ese amor, a su pasión; así estuvieron toda la noche y el día también se disfrutaron, olvidaron todos sus problemas, en esos momentos solo existían ellos.
La pequeña Daila no había tomado muy bien la salida de Gregori trató de hacerlo cambiar de opinión, pero su hijo también deseaba ir; para ella esa noche no fue nada grata.
Kim tuvo que darle consuelo, aunque no fue nada de pasión, ella realmente estaba asustada pensando en lo que podía pasarle a su hijo, sabia de los peligros que se estaban dando y solo de imaginar lo que podía pesarle, la ponía mal.
Kim sí sentía un poco de ansiedad por su hijo, pero también recordaba, cuando tenía su edad, todo lo que tuvo que hacer para tener su primera misión porque sus padres no querían darle esa confianza; las locuras que él y su hermana Kira tuvieron que hacer para poder ganarse su primera misión apoyada por sus padres.
Por esa razón pensaba apoyar a sus hijos, aunque eso significara que en su camino salieran heridos, pero lo prefería si era desde la parte segura de su familia a que lo llegaran a hacer como en su momento él lo hizo.
A las 2 a. m. su hermosa esposa se pudo quedar dormida en sus brazos, pero él no tenía sueño. Pensó en tomar agua, pero al ver la jarra para el agua que estaba en el buró al lado de la cama, se dio cuenta de que no tenía. Se levanta en silencio, la toma y va a la cocina.
En el momento en que entró, se encontró a su hijo Gary, que estaba sentado en la barra que estaba en medio de la cocina; tenía enfrente un vaso de leche y él no dejaba de verla, se podía ver muy pensativo.
Kim se acercó y puso su mano en su hombro, eso lo exalta, no se dio cuenta en el momento en que su padre llegó; al verlo algo nervioso, le dice. — Padre, no lo escuché llegar.
Kim se sienta a su lado, suspira profundamente y con una tranquilidad le dice. —Hijo, no tienes que sentirte mal, te prometo que ya va a llegar el día en que te toque salir a una misión; el que tu hermano Gregori haya ido primero no significa que sea porque no se confíe en ti.
Solo que las misiones son así, se planean por el tipo de problema que hay y tus habilidades.
Gary estaba celoso de su hermano, porque él no fue llevado a esa misión y molesto le contestó a su padre. — Padre, yo puedo servir más que mi hermano en una misión. Sé pelear, y mi tío Gadiel JEAN y mi tía Maritza me han educado bien a mis 20 años, ya soy un médico general, porque desde pequeño mostré tener habilidades para esto.
También fui entrenado por ellos, conozco sus técnicas, más las de mi tío Gadiel, que ha perfeccionado alguna de las técnicas de mi tía Maritza. La verdad es que yo creo que sirvo más que mi hermano en una misión, puedo ayudar de las dos formas.
Kim frotó la cabeza de su hijo, lo miraba molesto, celoso de su hermano, sentía que eso no era bueno, se pone serio y empieza a decirle. — Gary, es cierto que tú tienes dos habilidades y muy útiles en una misión, pero sabes por qué siempre va alguien que solo se va a dedicar a estar en el área médica y otros se encargan de las estrategias, de pelear, otros de la seguridad metidos en las computadoras.
Esto es porque cada uno debe tener un rol en una misión y cada uno es importante, para que nadie salga lastimado. Si el que va de medido se pone a pelear y es herido, ¿quién lo va a ayudar? ¿Quién ayudaría al equipo?
Para la misión en su momento, tú tendrás que tomar un rol y será el que más necesitan en ese momento; pero si tanto es tu deseo de ir a una misión, te prometo que en la siguiente salida vas a ir tú, aunque eso volverá loca a tu madre y sé que se va a enojar conmigo.
Pero si es tu deseo, pienso apoyarte. Lo que, si no quiero volver a ver en ti, son celos de tus hermanos o de algún otro miembro de nuestra familia; hijo, eso no es bueno, entre nosotros nunca ha habido ese tipo de sentimientos, son negativos y solo hacen que las familias se dividan.
Esos sentimientos no quiero ver en mis hijos, harías que me desilusione de ti y hasta ahora ha sido un niño prodigio, digno de admiración; solo espera tu momento, ya verás que será algo increíble.
Gary se sintió algo avergonzado al saber que su padre había visto los celos hacia su hermano, le prometió que no volvería a tener ese tipo de sentimientos y después de una larga plática se fueron a dormir.
Eran las 10 pm cuando llegaron a Rusia, fue un vuelo de dos horas.
Gregori e Iker habían tomado una actitud seria, de la misma manera que lo hacía Brandas JEAN y eso lo miró Adal. Al ver a esos dos jóvenes, solo pensó que estaba viendo a su padre.
Cuando estuvieron hablando de la estrategia que se llevaría en Rusia, los miró atentos, serios en cada decisión, hablaban con prudencia, sugerían algunas estrategias, pero se podía ver que las habían razonado antes de hablar y esa propiedad con la que hablaban era la misma de Brandas JEAN.
Adal se quedó sorprendido al verlo, realmente no esperaba que alguien de la familia, pudiera llegar a tener los mismos pensamientos que su padre, su moralidad, sus valores y su forma de actuar tan recta; pero ahí estaba viendo el reflejo de él en dos jóvenes que solo eran sus sobrinos, porque sus nietos e hijos ninguno saco alguna característica.
En el momento en que llegaron a Rusia se fueron al hotel. Ese país estaba muy bien controlado, lo único que se preocupaban, era sobre algunos que trataban de reorganizarse y trataban de volver a formar la red de la trata de personas; por lo general, el presidente del país podía controlarlo, pero había ocasiones, que no lo podía hacer, era cuando terminaban yendo ellos.
JEAN siempre mandaba a Dasha y a Adal a resolver el problema de ese país. Sabía muy bien, que a ella le gustaba regresar a su país, recorrer esas calles donde se creció, aunque no eran buenos recuerdos, tambien sentía que había sido algo bueno, porque fue la manera de como llego a estar con Adal.
Dasha cada vez que llegaba a Rusia, esperaba a que Adal se durmiera y salía del hotel; iba a esa colonia donde vivió su infancia y adolescencia. Le gustaba recorrer esas calles, que, a pesar de los años que habían pasado, no dejaban de ser peligrosas.
Mientras caminaba, llegó a esa cantina donde se metía, donde estaban esas mujeres que vendían sus cuerpos y que muchas veces la ayudaban en sus problemas. Algunas siempre trataron de protegerla, esos eran recuerdos que atesoraba y, a pesar de la pobreza, de lo malo, hubo momentos buenos.
El lugar estaba cerrado, abandonado y eso le causó algo de tristeza. Era cierto que otras veces había estado en el país y que había caminado por esas calles, pero a donde siempre iba era a la casa donde vivió con su padre, nunca había llegado hasta ahí.
Se quedó un momento mirando el lugar, se había vuelto mucho más inseguro de lo que recordaba; miró gente drogándose en los callejones, jóvenes que se podían ver estaban perdidos, le tocó ver cómo robaban a unos turistas perdidos.
Por un momento pensó en ayudar, pero no pudo, ya que eso le recordó su propio pasado, lo que ella hacía para poder vivir, solo se quedó parada viendo cómo esos niños asaltaban a los turistas; pensó que tal vez podría hacer algo para ayudarles, pero luego recordó, que ella misma no creía en la ayuda, que siempre se alejó de quien le tendía la mano, por miedo a que fuera alguien malo.
Eran casi las 3 a. m. cuando decidió regresar a casa y entonces pasó algo que no se esperaba; dos hombres armados le salieron al frente, y ella se alertó, empezó a pensar en cómo los atacaría, cómo los iba a desarmar.
Pero antes que pudiera hacer algo, alguien por la parte de atrás, se le acercó sin que se diera cuenta, encajó una jeringa en su cuello, todo fue muy rápido; Dasha volteaba a verlo mientras se alejaba, pero en el momento en que dio unos pasos, se empezó a sentir mareada.
Ella se empezaba a doblar, sujetaba su cabeza y mientras caía al suelo, escuchaba que los hombres empiezan a decir.
Primera voz. — ¿No creen que es vieja?
Segunda voz. —Si estaba algo mayor, ¿qué edad debe tener? Unos 30 y tantos
los tres hombres se empezaron a reír y en ese momento dice el tercer hombre. — Está mayor, pero ya vieron el cuerpo que tiene, es realmente hermoso. Les aseguro que nos van a dar una buena cantidad por ella y no sé ustedes, pero yo sí pienso disfrutarla antes de entregarla.
Dasha no podía creer que había caído en una trampa tan tonta como y sin querer había dado con la red que iban a buscar, pero antes que pudiera decir o hacer lago, quedó inconsciente; ellos le habían inyectado algo que la había dejado inconsciente.
Personajes del capítulo.
Nasir.
Hijo de JEAN Y NEYLANE
Esposo de Janet
Gemelo de Nashira.
Paola.
Hija de Brandas JEAN Y Zuria.
Esposa de Joshua
Nieta de JEAN Y NEYLANE
Iker.
Hijo de Nasir y Janet
Nieto de JEAN Y NEYLANE
Hermano trillizo de Ilazki y Izanami
Janet.
Esposa de Nasir
Nuera de JEAN Y NEYLANE
Gregori
Hijo de Kim y Amelia, cuidado por la pequeña Daila que era como su madre.
Nieto de Max JEAN Y Daila
Bisnieto de JEAN Y NEYLANE
Hermano gemelo de Gary.
Gary
Hijo de Kim y Amelia, cuidado por la pequeña Daila que era como su madre.
Nieto de Max JEAN Y Daila
Bisnieto de JEAN Y NEYLANE
Hermano gemelo de Gregori.
Kim
Hijo de Max JEAN y Daila
Nieto de JEAN Y NEYLANE
Esposo de la pequeña Daila
Trillizo de Kira y Kilian
Pequeña Daila
Hija de Miller y Marha
Nieta no de sangre de JEAN Y NEYLANE
Esposa de Kim
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
Muchas gracias a todas espero que el capítulo les haya gustado ☺️
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Niñas saben que su opinión es importante para mí, déjenme su comentario y de corazón mil gracias por el apoyo que me dan.