1000 Años

El reloj marca las tres de la mañana, el arqueólogo ha avanzado con el trabajo, no es mucho, pero la arqueología es una disciplina que exige delicadeza para limpiar y trasladar, y la paciencia para no dañar, inclusive tener tanto cuidado y conocimiento  de la química al hacer preparados cuando se necesita remover placas de tierra pegada, óxido, cera entre otros elementos que el artefacto tiene o de productos empleados para su protección contra la humedad y exposición al sol.

Ser arqueólogo no es solo remover tierra, sacar cosas, limpiar, estudiar la pieza, conocer de historia, unir cabos y se acabó, es como una ciencia, es una disciplina y abarca muchos campos. Muchas veces un arqueólogo no puede con todo él solo, necesita de ayuda de otros especialistas, como historiadores, sociólogos, médicos forenses, analistas de laboratorio, entre otros.

 Ante un hallazgo siempre hay un grupo de especialistas y pronto el arqueólogo tendrá que convocar la segunda parte de su equipo.

Pero son las tres de la mañana y el arqueólogo Kong tiene la vista cansada, pese a la, iluminación, los lentes, debe hacer un alto, debe ir a descansar. Guarda sus herramientas, se estira para liberar el, cuerpo del estrés, guarda sus anteojos y se acuesta sobre su catre. Está tan cansado que queda dormido de inmediato.

De repente, una voz grave busca a alguien.

- Mei. Mei.

¿Quién busca a Mei si no hay nadie más que Lin Kong durmiendo? ¿Quién es Mei? ¿Dónde está la persona que la busca? ¿Será verdad la leyenda que comentó el obrero? ¿Acaso es el espíritu de mal augurio que viene por alguien? Si viene por alguien ¿Por qué busca a Mei y no al arqueólogo?

El arqueólogo no duerme bien, ya son las seis de la mañana, empieza a dar vueltas, tiene el ceño fruncido, percibe una voz, pero cree que es su conciencia y la ignora.

Poco después despierta y reacciona a la voz, se sienta sobre su catre y observa a su alrededor, se frota los ojos y nada, busca sus lentes, se los pone, está buen despierto y se da cuenta de que la voz no es una alucinación, es real, alguien en efecto busca a Mei.

Sale de la carpa para buscar a la persona, pero se da con la sorpresa que nadie está a su alrededor, y cerca de su carpa. Está intrigado, y tanto, que él mismo pronuncia el nombre de Mei.

- ¿Quién es Mei? – se pregunta a media voz – Yo no conozco a ninguna Mei, nunca que yo sepa.

- Mei.

- ¿Eres Mei? – intenta  conversar – a parte de decir Mei ¿Puedes decir otra cosa? Pareces un disco rayado.

Silencio total, eso le sorprende mucho a Lin Kong, ¿Se habrá ofendido el espíritu al decirle disco rayado? No se sabe, pero lo que si se sabe es que ya no busca a Mei. Ya es algo, así que, Lin Kong puede realizar su rutina de aseo, para luego ir a buscar algo de comer.

Son las siete de la mañana, el arqueólogo está listo para ir a buscar algo de comer, sale del área de trabajo y explora por las calles donde hay un puesto de comida, encuentra regular diversidad de menú en los puestos callejeros, ya hay obreros comiendo algo antes de ir a trabajar.

Su desayuno lo disfruta, está en paz y en compañía de los obreros. Después de eso con su celular escribe a sus contactos, los especialistas para que lo ayuden tanto con las investigaciones como el transporte de todas las cosas encontradas, el tiempo de licencia para las excavaciones están terminando.

Lo normal son tres meses para poder explorar como es debido, pero dadas las circunstancias del caso, el ministerio de cultura con el gobierno nacional, solo le dieron dos semanas, las obras de saneamiento no pueden suspenderse por tanto tiempo, es considerado como una obstrucción.

El equipo adicional que envío el ministerio de cultura ha ayudado considerablemente, el avance fue significativo, han recuperado muchos cuerpos, artefactos ceremoniales, armas, tejido y hasta residuos de comida.

Se han acumulado decenas de cajas de pruebas, los cuerpos han sido llevados casi todos, están en un laboratorio nadie puede tocarlos hasta que el arqueólogo de la autorización, a demás el estudio profundo de los cuerpos debe ser en presencia del arqueólogo y el historiador, para explicar como deben proceder con la extracción de las envolturas.

Poco a poco, durante el transcurso de la mañana, los contactos le van respondiendo el mensaje, y van confirmando su asistencia para el estudio del nuevo tesoro. Pero Lin Kong se queda con el guerrero, ya lo ha limpiado en parte y quiere él mismo terminar con ese trabajo.

Falta una semana, el equipo de arqueología, quiere avanzar lo más rápido para no dejar tantos restos y no ser obstáculo con la obra.

- Señor Buenos días ¿Amaneció bien? – el empleado de anoche lo saluda.

- Buenos días, se podría decir que sí, he amanecido bien.

- ¡Que bueno escuchar eso! Pensé mucho en el mal augurio por la manera en como oscureció el cielo. – habla con convicción.

- De eso te quería hacer una pregunta. – no lo piensa dejar fácilmente para esclarecer sus dudas.

- Dígame. – se ofrece a ayudar.

- ¿Qué relación tiene la repentina oscuridad del cielo con el mal augurio? Estuve pensando en eso y no le encuentro sentido. – Buscó una manera inteligente de ocultar el miedo que tuvo al oír esa voz.

- Cuenta la leyenda que cuando se encuentra un cuerpo maldito y lo profanan, es decir que lo sacan de dónde está,  hace caer la noche rápido y busca a los vivos para vengarse. Por eso lo relacionamos con el mal augurio, al muerto que fue maldito en el día de su muerte, despierta el día que le perturban su sueño para tomar venganza contra los vivos. – le narra la historia.

- Me estás diciendo que entre los cuerpos que hemos recuperado ¿Uno de ellos está maldito por el acontecimiento de anoche? – intenta razonar y sobretodo calmar sus nervios para no levantar sospechas

- Puede ser, señor. Quizás uno de los cuerpos que fueron llevados al laboratorio. – el obrero intenta ayudar.

- Si la persona fue maldecida al morir, entre sus pertenencias debería tener un amuleto. Siempre se han usado ese tipo de cosas, y desde la dinastía Han que se hace eso. – concluye  con calma, confiando en sus conocimientos de historia.

- También sé que hay pueblos donde maldice sin usar amuletos. – le aclara el obrero y deja en dudas al arqueólogo.

- Estaríamos ante un caso de brujería. Ahora mi pregunta es ¿Cuál de todos es el maldecido?

- ¡Ay señor! No sé que decir. – se lamenta por no poder ayudar más – Señor , ya empezó la jornada. Me retiro.

- Te puedes ir.