¿Qué pasaría si el amor de tu vida fuera un hombre lobo? ¿Y si tú también lo fueras, pero no lo supieras? Esta es la premisa de esta novela romántica y fantástica, donde dos almas gemelas se encuentran en un mundo donde la realidad y la magia se mezclan.
Ella es una mujer tranquila y amante de los libros, que vive una vida normal y aburrida. Él es un hombre lobo misterioso y posesivo, que ha escapado de un pasado oscuro y violento. Cuando sus destinos se cruzan, la chispa salta y la pasión los consume. Pero no todo es tan simple como parece. Ella guarda un secreto que pronto ella conoce: también es una mujer lobo, pero lo ignora por completo. Él lo descubre y se propone protegerla. Pero no son los únicos que ocultan secretos. Hay otros que los acechan y quieren separarlos, por motivos que van más allá de lo que ellos imaginan.
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Capitulo 19
...Contigo, cada día es una nueva página en nuestro cuento de hadas....
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Cristal:
Voy manejando por las calles, tratando de no llamar la atención. Mi amiga va a mi lado, mirando el mapa que Deimos nos dio. Él nos dijo que nos esperaba en una cabaña, en medio del bosque. Un lugar seguro, donde podríamos escondernos de mi padre y sus secuaces. No sé qué pensar, qué sentir, qué hacer. Pero tampoco tengo otra opción. Así que sigo sus instrucciones, esperando que no sea una trampa.
Llegamos a una calle rocosa, pero con árboles grandes. El sol cada vez se oculta más, dejando el cielo teñido de rojo y naranja. Me parqueo cerca de una cabaña, que parece abandonada. Es de madera, con un techo de paja y una chimenea. Tiene una pequeña ventana y una puerta de metal. No parece muy acogedora, pero tampoco muy peligrosa. Salgo del carro y luego le abro la puerta a mi amiga. Obviamente, mi herida cada vez palpitaba más. Pero no iba a dejar que una simple herida me dominara así de fácil. Entro a la cabaña y lo primero que hago es abrazar a mi madre. Ella me recibe con lágrimas en los ojos y me aprieta fuerte. Me dice que está bien, que Deimos la salvó, que me extrañó mucho. Yo le digo lo mismo, que la amo. Luego me siento en el sofá, que está cubierto por una manta vieja. Mi amiga me sigue y se sienta a mi lado. Ella me cura la herida con un botiquín que encontró en la cabaña. Me dice que no es grave, que solo necesito reposo y antibióticos. Yo le agradezco, y le digo que es la mejor amiga que he tenido. Ella me sonríe, y me dice que yo también soy la suya. Nos abrazamos, y sentimos el calor de nuestra amistad.
Deimos entra a la cabaña, cerrando la puerta con llave. Se acerca a nosotros, y nos mira con seriedad. Nos dice que debemos irnos a otra parte, que aquí no es seguro ni para mí ni para mi madre. Mi madre le pregunta que para dónde, que no tenemos dónde ir. Deimos le dice que él sabe dónde, pero que el trayecto será muy largo. Yo solo observo y escucho, mientras ellos planean todo.
Escucho a Deimos decir que debemos ir a Mulberrycross, es allí donde él nació y que debemos irnos ya antes de que aparezca mi padre. Yo solo asiento y luego me pongo de pie. Deimos dice que ya le avisó a un amigo para que traiga algunas de nuestras cosas. Yo salgo nuevamente y me subo al coche. Mi amiga hace lo mismo y voy conduciendo hasta la casa del novio de mi amiga. Mi amiga se baja y al rato él viene con una maleta. La sube y se suben juntos. Yo doy la vuelta y veo el carro de Deimos adelante. Él me hace una seña que lo siga y eso hago. Conduzco por las calles, pero veo que nos siguen otro auto. Y cuando veo bien, es el auto de Liam. No me sorprende mucho, ya que Liam es muy amigo de Deimos.
_ ¿Qué tal, amor? - le dice mi amiga a su novio, con una voz dulce.
_ Bien, bien, ¿y tú? - le dice él, con una voz nerviosa.
_Bien, también, solo que... - mi amiga se interrumpe, sin saber cómo explicarle lo que ha pasado.
_ ¿Solo que qué? - le pregunta él, con curiosidad.
_Bueno, verás, es que... - mi amiga vuelve a titubear, buscando las palabras adecuadas.
_¿Es que qué? - insiste él, con impaciencia.
_Es que... estoy embarazada - suelta mi amiga, de golpe, y yo me sorprendo.
_¿Qué? - exclama él, con sorpresa.
_Sí, sí, estoy embarazada - repite mi amiga, con firmeza.
_¿De quién? - pregunta él, con incredulidad.
_¿De quién va a ser? - responde mi amiga, con indignación - De ti, idiota.
_¿De mí? - pregunta él, con confusión.
_Sí, de ti, ¿de quién más? - dice mi amiga, con sarcasmo.
_ Pero, pero, ¿cómo? - balbucea él, sin entender.
_ ¿Cómo va a ser? - dice mi amiga, con ironía - Pues como siempre, ¿no? ¿O es que no te acuerdas de aquella noche?
_ Ah, esa noche - dice él, con memoria - Sí, sí, me acuerdo, me acuerdo.
_Pues de esa noche, de esa noche estoy embarazada - dice mi amiga, con orgullo.
_Ah, pues... felicidades - dice él, con torpeza.
_¿Felicidades? - dice mi amiga, con desilusión - ¿Eso es todo lo que tienes que decir? ¿Felicidades?
_Bueno, no, no, también... - dice él, tratando de arreglarlo - También te quiero, te quiero mucho, y estoy feliz, muy feliz, de que vayamos a tener un hijo, o una hija, o lo que sea, lo que sea me da igual, lo que sea lo voy a querer, lo voy a querer como a ti, como a nadie, porque tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida, y este bebé es un regalo, un regalo del cielo, un regalo de nuestro amor, y yo voy a estar contigo, siempre, siempre voy a estar contigo, y voy a cuidarte, y voy a protegerte, y voy a hacerte feliz, muy feliz, la más feliz del mundo, porque tú te lo mereces, te lo mereces todo, porque yo te amo, te amo con toda mi alma, con todo mi corazón, con todo mi ser, te amo, te amo, te amo...
_Ay, amor, qué bonito - dice mi amiga, conmovida - Yo también te amo, te amo mucho, y estoy feliz, muy feliz, de que vayamos a tener un bebé, y de que estés conmigo, y de que me digas esas cosas, y de que seas tan lindo.
Yo los miro, y siento una mezcla de emociones. Siento alegría, por verlos tan felices, tan enamorados, tan unidos. Siento envidia, por no tener lo que ellos tienen, por no sentir lo que ellos sienten, por no vivir lo que ellos viven. Siento tristeza, por saber que todo puede cambiar, por saber que nada es seguro, por saber que el amor puede doler. Siento miedo, por lo que nos espera, por lo que nos puede pasar, por lo que podemos perder. Siento todo eso, y más. Pero no digo nada, no hago nada, no puedo nada. Solo conduzco, detrás de Deimos, conduzco hacia mi destino. Conduzco, y espero, y rezo por ellos, rezo por mí, rezo por todos. Rezo por que todo salga bien, por que todo se arregle, por que todo termine.