Grettel es una mujer pobre, que se enamora de un hombre rico, al que conoció desde niños.
Ese amor desencadena una serie de maltratos, odio y situaciones en las que de pronto te obligan a decir, ¡ella o yo, tienes qué decidir!
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No quiero su mugroso anillo
De la agencia de publicidad Axel fue a otra empresa, también propiedad de un amigo de su padre.
Donde tuvo el mismo resultado que la vez anterior.
"Valientes amigos de mi padre que no me quieren dar trabajo".
Axel regresó a su casa muy descorazonado.
¿Qué sucedió hijo, encontraste el trabajo?, le preguntó Josefina que se encontraba ahí.
No, mamá. Tal parece que los amigos de mi padre se han confabulado en mi contra.
No digas eso, hijito, lo que pasa es que como tienes prestigio no te quieren dar cualquier trabajo.
Pero a mí no me importa eso, mamá; yo lo único que quiero es trabajar, necesito mantener a mi novia que pronto será mi esposa.
Lo siento, hijo, yo no puedo hacer nada por ayudarte. Está claro que esa mujer solo te ha traído problemas. Lo que tienes que hacer es terminar tu carrera. Acuérdate que hasta ahorita la has llevado bien. No pierdas todo por esa mujer que no vale la pena.
Mamá, no te permito que hables así de Grettel, ella es la mujer que amo y será mi esposa con o sin tu consentimiento.
Comprende, hijo, no vas a llegar a ningún lado con esa actitud tuya. Solo vas a sufrir con esa mujer, por favor, apártate de ella.
Nunca, mamá, ¿lo entiendes?, nunca me voy a apartar de Grettel.
Lorenzo llegó en ese instante, ¿qué tal Axel, cómo te fue?
Mal, ¿qué clase de amigos tienes que no me quisieron dar el trabajo?
No te preocupes, hijo, hablaré con ellos. Oye y, ¿qué tal si te haces cargo de la empresa de Chiapas? Ganarías lo suficiente para poder juntar y casarte con tu "noviecita".
Pero papá, ¿cómo me voy a ir hasta Chiapas? ¿Y qué va a pasar con Grettel?
No te preocupes por ella, m'hijo deberá entender que es por el bien de los dos.
No tienes que contestarme hoy, tómate tu tiempo, pero que no sea demasiado porque puedo conseguir a otra persona que se quede en tu lugar.
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Pero amor, ¿cómo dices que te vas a ir a Chiapas, por qué?
Entiende, mi amor. Es por el bien de los dos, mi padre me consiguió ese trabajo allá. Podré juntar para poder vivir contigo definitivamente.
Chiapas está demasiado lejos, ¿cómo nos vamos a comunicar?
En cuanto esté instalado en Chiapas te mandaré la dirección y el teléfono. Te prometo que te llamaré todos los días y te mandaré una carta diariamente.
Axel, yo no quiero que te vayas, no me dejes aquí sola, por favor.
Mi amor, yo tampoco me quiero ir, pero es necesario si queremos juntar dinero.
Podremos salir adelante si le echamos ganas, pero aquí juntos los dos.
Qué más quisiera yo, pero para eso necesitamos dinero, ¿dónde vamos a vivir?, por favor, Grettel, no me la hagas más difícil.
Está bien. Y, ¿cuándo te vas?
Pasado mañana, ya tengo mi boleto de avión.
Te voy a extrañar mucho, Axel.
Y yo a ti, mi amor.
Ambos se dieron un beso lleno de amor y esperanzas...
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¿Cómo que ese riquillo se fue?, yo te dije que te iba a abandonar.
No empiece a molestarme doña Martha, no estoy de humor.
Eso te pasa por tonta. Todos los hombres son iguales y yo te lo decía.
¡Váyase al diablo! Grettel se metió a su cuarto y cerró de un portazo.
Una semana había pasado desde que se fue Axel y solamente recibió dos cartas.
"Me encargaré de que no recibas ninguna carta más", decía Martha para sus adentros. "Por lo pronto guardaré estas tres cartas en una caja que nada más yo sepa dónde está".
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Grettel estaba platicando con Romina. No sé si puede aguantar sin ver a Axel.
Ánimo, Grettel, piensa que todo es por el bien de los dos.
El problema es que ya no tengo dinero y necesito buscar un trabajo.
¿Y qué tal si entras a dónde estoy yo?, a Romina se le hizo fácil proponerle eso.
Pero, ¿qué podría yo hacer en un antro como ese?
Solamente vender cigarros, la muchacha que estaba antes renunció porque ya no quiso trabajar ahí, ya que se casó con un hombre muy machista y ya no la dejó trabajar.
¿Y tú crees que pueda hacerlo?
Por supuesto, mañana mismo hablaré con don Agustín. No creo que haya inconveniente en que entres a trabajar allí.
Está bien. Acepto. Pero, por favor, que no se entere nadie que estoy trabajando ahí contigo.
Por supuesto que no, Grettel, nadie se dará cuenta.
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Doña Martha recibió una visita inesperada.
Buenas tardes, soy Lorenzo Fuentes el padre de Axel. ¿se encuentra sola?
Sí, Grettel está arriba con la vecina.
Bueno, lo que le tengo que decir es muy fácil, ¿qué le parecería a usted ganarse $100,000 mensuales?
Fantástico, ¿qué tendría que hacer?
Lo único que le voy a pedir es que evite por todos los medios que Grettel reciba alguna carta de mi hijo Axel. Y mucho menos no quiero que reciba ninguna llamada de él. A cambio yo le daré la cantidad de $100,000 mensuales y para que vea que estoy siendo sincero aquí le entrego los primeros 100,000.
Martha abrió el sobre y vio todo el dinero que nunca había visto junto en toda su vida.
Téngalo por seguro que lo haré, don Lorenzo.
"Si de todos modos lo estaba haciendo gratis, pues mejor que me paguen, ¿no?", se dijo Martha para sus adentros.
"No cabe duda, con la despensa que le quite a Rodrigo, y con el dinero que me dé don Lorenzo, creo que ya salvé mi vida". Una sonrisa burlona iluminó su rostro.
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Al día siguiente, Romina habló con don Agustín.
¿Y está bonita la chava?
Claro que sí, ella es muy hermosa y está muy joven.
Bueno, pues que venga y a ver qué decido.
Gracias, don Agustín, sé que no se va a arrepentir.
Bueno ya, déjate de ridiculeces y ponte a trabajar que para eso te pago.
Sí, don Agustín.
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Don Rodrigo estaba en una joyería viendo algunos anillos. Decidió comprar uno muy bonito con un diamante que le encantó.
Este me gusta, por favor, me lo envuelve para regalo.
Claro que sí, dijo la dependienta.
Inmediatamente después de que hizo la compra se presentó en casa de Martha.
Buenas tardes, doña Martha, vengo a ver a Gretel, ¿está?
Justo viene llegando. Grettel, don Rodrigo vino a verte.
No me diga, ¿Y por qué viene a verme? ¿Con qué derecho?
No te enojes Grettel, solo vine a traerte este regalo.
Grettel tomó la cajita, e inmediatamente supo que era un anillo.
La abrió y dijo: Está muy bonito, pero no acepto su mugroso anillo y se lo aventó en la cara.
Después de eso se fue a su cuarto y cerró de un portazo.
Discúlpela, don Rodrigo, está muy triste porque se fue su novio Axel.
¿Cómo que se fue ese niño rico?
Pues sí, se fue y abandonó aquí Grettel, por eso es que está como gata enjaulada.
Pues qué mal, pero estoy yo aquí para consolarla.
Rodrigo tomó el anillo y salió de ahí.