Última Parada

No podía dormir, así que me he plantado acá en la base para poder entrar el primero.

Ya lo creo, incluso el guardia de seguridad me ha dejado fuera y hasta que no sea la hora de inicio, no abren las puertas para entradas a camiones.

Esto es una gran nave industrial, de esas que hay varias entradas para varios departamentos. Digamos que se encargan de recibir los pedidos grandes y deben después de gestionarlos, pero ese no es mi problema.

Miro mi teléfono. ¿Debería de llamar ahora a esa idiota que tengo por suegra? Sí, claro que sí. ¿No decía que pasaba de todo? Pues ahora voy a ser pesado.

La llamo... Tono tras tono... ¿Esa debe de ser capaz de no atender el teléfono aposta?

Pues seguiré un rato más, insistiendo, tono tras tono, y otro, y otro...

-" ¿Eres consciente de la hora que es?".

-" Para ti las 7:39, supongo".

-" Estoy yendo al trabajo. ¿Quieres conseguir que tenga un accidente o problemas con la policía?".

-" Llevas el manos libre Margarita. ¿Imagino que estás contenta al salirte con la tuya, cierto?".

¡-" Oh!! Llamas por eso. Es lo más sensato dado que no vas a estar en casa y así poder ver a mi hijo cuando quiera, sin nadie que me diga si puedo entrar o no".

-" Te equivocas, has tenido que esperar a que dijera yo que si, si no tu hijo no se mueve de casa y si, lo he hecho por él, para que no se sienta solo. Además, creo que ... La sorpresa de no poder casarnos, pero dejar firmado quebsi sucedía algo el otro se encargaría de todo, te está costando de digerir...".

-" ¡Ja! Pues veo que siendo pesada, he conseguido que mi hijo esté bien atendido, no crees?".

-" Tan solo no he querido más dolores de cabeza, simplemente. ¿Oh crees que iba a declinar la idea de seguir trabajando porque aún hay dinero en la cuenta?".

-" ¿Qué te vas a quejar si la fundación se hará cargo de la mayoría de los gastos? Siempre y cuando, no ganes demasiado dinero, que te conozco".

-" No, no lo haces". -- Veo que Jorge intenta llamarme. -" Además, en lo que me gaste el dinero, es asunto mío. Pero claro, cuando compraba buena ropa para tu hijo, ... De eso no te acuerdas, verdad?".

-" ¡Tonterías!! ¡Mi hijo si ha trabajado duro en el taller! No como tú, todo el día de un lado para otro, incluso días. ¡Asaber que habrás estado haciendo tú por esos lugares!!". -- Jorge intenta llamarme de nuevo. -" Ya hablaremos, o... nos veremos a la vuelta... Porque otro remedio no me queda". -- El guarda me hace señales y las puertas se empiezan a abrir. -" Chao Margarita". -- No escucho las últimas palabras que me dice e inicio la marcha para entrar en el muelle y tras de mí algún otro camíón.

Sigo las indicaciones del guarda para ir a la zona de descarga para camiones grandes. Esto me dará unos segundos para devolver la llamada a Jorge.

-" ¡ Tú! No te muevas de allá. Termino de descargar y paso a buscarte".

-" ¿ Porque me haces esto?". -- El jefe de descarga me hace señales para que aparque el camión para la descarga.

-" ¿ Hacerte el qué? No podía dormir y tu estabas cansado, cuál es el problema?".

-" ¡ Pues hubiera dormido en el camión! Pero tu a tu estilo, como si nada. Sabes, te guste o no, voy también en ese camión!". -- Mientras termino de aparcar, un escalofrío recorre mi cuerpo.

-" Lo sé, lo sé. Espérate allá, te recojo cuando descarguen y... te debo una".

-" ¿ Como dices? Me debes una... Pues si, me la debes, porque si le digo esto al señor Willow dudo mucho que le haga gracia!".

-" Sabes, retiro lo dicho. ¿ Le cuento al señor Willow como te gustan los problemas nocturnos y como me toca resolverlos?".

-" Eso no vale, hablé bien de ti".

- Ya. Pero necesitaba estar solo y esta ha sido mi oportunidad. ¿ Nos llevamos bien y ya te compensaré o nos ponemos a discutir sobre todo el asunto y quizás nos quedemos sin trabajo?". -- Le escucho resoplar. -" Quédate allá. Lo que gastes luego te lo pago y no hagas nada raro. Y si deseas una chica, te esperas a llegar a casa, no vaya a suceder como la otra noche, chao". -- Le cuelgo y bajo del camión para entregar la documentación y asegurarme que bajan bien la carga.

Son unos paneles de neones. La mayoría son bien largos, casi como el remolque, peroo hay algunos pequeños. Por lo que decía en la documentación son para unos grandes almacenes y algunos para unos locales. Esto es Las Vegas, aquí hay que tener luz y poner luz a todo.

-" Bien camionero. En cuanto terminen podrás marcharte. Y toma, una propina por estar en dia acordado y a primera hora". -- Me da un sonre con unos 209 dólares. Si que tenía prisa en que llegáramos a tiempo. La verdad, no me lo esperaba, ya que este tipo de transportes es a precio cerrado.

-" Es mí trabajo, muchas gracias por esto". -- Me da un golpe en la espalda y espero paciente al lado del remolque como descargan lo poco que les queda.

Lo bueno de éstos chicos, es que saben como hacerlo, bien y rápido y más con la ayuda de las máquinas para poder llevar los paneles sin necesidad de cargar ellos el peso.

Una vez han terminado, cierro las puertas y pongo el precinto de seguridad para que no se le ocurra a ningún gracioso abrir las puertas y entrar dentro.

Me subo al camión, más tranquilo, como si me hubiera quitado un peso de encima.

-" Camionero, cuando quieras!". -- Me hacen señales para que pueda salir del muelle.

Ahora de regreso a por él. Ese... bebé, niño... buf. No es que no tenga ganas de verle, es que no quiero más charlas, pero si fuera él, es decir, si él hubiera hecho esto,... Seguramente no habría estado tan calmado como con él.

Sigo el camino lo más rápido que puedo, pero con precaución: el camión es ahora más ligero.

Lo malo es que a medida que voy llegando, me doy cuenta que me será complicado aparcar, pero aún así, busco entre ese aparcamiento y veo un lugar la fondo. Bueno, así camino, bastante más bien. Si condujera un auto, ya habría llegado y aparcado hace rato.

Nada más bajarme, camino rápido y al llegar a esos apartamentos de una noche, compro un cafe y una botella de cacao con leche. Se supone que esto debería de gustarle, si no es que ha tomado ya y al ir a pagar, veo un colgador de Las Vegas con colores dorados y decido cómpralo también.

Camino por la acera, incluso entre algún auto para ir más rápido y subir para ir arriba.

Llamo a la puerta y en segundos me abre, con los ojos bien abiertos y le enseño el colgador.

-" Para ti. Bien Dorado como esa chaqueta fea tuya". -- Lo agarra. -" Bien, bien... Lo siento. Ten". -- Le doy la botella de cacao. -" Voy a sentarme un rato en la cama...". -- Lo hago y ese no para de mirar el colgador. -" Cierras la puerta o lo hago yo?".

-" No, no, ya... La cierro...". -- Se ha quedado embobado.

-" En dos minutos nos vamos". -- Bostezo y el camina hacia mí, se sienta y acaricia mi cara.

-" Gracias". -- Me pierdo entre el color oscuro de esos ojos.