– ¡ESE NO ES MI HIJO!.
Eso fue lo último que Jake le dijo a Natasha, su esposa. Así la hecho de la mansión y de su vida, estando embarazada de su bebé, haciéndole caso a las malas lenguas que decían que lo había engañado.
Pero la vida le jugaría una doble jugada y literalmente doble.
Natasha decidió irse al campo a iniciar una vida nueva, criando sola a sus dos hijos Adler y Nicole, mellizos. Muchos años más tarde, a la mansión vecina a su granja se muda Jake con su nueva mujer e hijo de la misma edad que los suyos.
Intentará luchar por su perdón pero... ¿Que pasará cuando el corazón de Natasha se vea invadido por otro hombre?.
Oliver, un hijo ilegítimo del padre de Jake, un guapo hombre que creo su propio y exitoso negocio con el cual se hizo conocido además de ser llamado "El Vassil ilegítimo".
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Capítulo 9: *Cobarde...*
NATASHA
Mierda.
Adler y Nicole nos miran desde lejos, sorprendidos. Nos miran uno a uno.
– ¿Mamá? ¿De que esta hablando? –me pregunta Nicole–. ¡Mamá!
Me quedé helada, sin saber que hacer o que responder.
– Hijos... –digo y miro a Jake–. Creo que... Tenemos que hablar. Ahora.
– ¿Que es lo que está diciendo este tipo? –pregunta Adler–. ¿Que es nuestro padre? ¡ESTA LOCO!
– No estoy loco –dice Jake–. Soy su padre, ex esposo de su madre.
Adler y Nicole me miran. Después estamos todos en el comedor, Adler está enojado sin lugar a duda mientras que Nicole está helada.
– Soy su padre –les dice–. Me enteré hace poco.
– No te enteraste hace poco –le digo molesta–. Siempre lo supiste... Lo sabes.
– ¡NO ENTIENDO! –dice Adler–. ¿Sabías o no sabías?
– Lo sabía, siempre lo supo –lo miro y luego a Jake–. Cuentales la verdad... toda la historia, no omitas ningún detalle.
– Se que me odiarán –dice Jake.
– No hace falta más... –dice Adler–. Habla ahora estás aquí, habla.
– Paso hace años como imaginarán –dice–. Nos enamoramos jóvenes, nos casamos a los dos años de conocernos, todo parecía ir bien aún más cuando descubrimos el embarazo –se detiene.
– Sigue... –le dice Nicole–. ¿Que esperas? ¿Que paso después?.
Jake mira al suelo con los ojos cerrados.
– Pensó que lo engañe –digo enojada–. Creyó un cuento que le dijeron pensando que lo engañe con su mecánico. ¿No lo acuerdas acaso?
– Natasha... –dice Jake en un susurro–. Perdón.
– Me echo de la casa sabiendo que estaba embarazada –lo fulminó con la mirada–. Después se casó con su actual esposa...
– El enojo, la furia... todo actuó por si solo –dice apenado–. No pude escucharla.
Le seguimos contando toda la historia. Miro a los chicos, ambos están llorando, Adler no puede esconder su enojo y patea una mesita haciendo que todos nos sobresaltamos.
– ¡NO SOLO ECHASTE A MI MADRE! –grita Adler–. ¡SINO A NOSOTROS TAMBIEN!.
– Perdón –dice Jake apenado–. Me equivoque terriblemente. Lo siento.
– ¿Perdón? –dice Nicole–. Nos dijiste "bastardos" y ni siquiera habíamos nacido.
– Fui un idiota, perdón –dice Jake.
– ¿Un idiota nada más? –Adler aprieta los puños–. ¡Largo de nuestra casa!
– Hubiera preferido que nos haya abando pero no... –dice Nicole–. Nos echaste...
Miramos a Nicole quien, además de llorar, muestra una expresión de enojo. Empieza a alejarse y mirando a Jake suelta sin más:
– ¡NO ERES MI PADRE! –sale de la sala golpeando la puerta.
– Cobarde –dice Adler y lo toma del cuello–. ¡Mí madre durmió en la banca de una plaza por tu cobardía! ¿¡QUE TAL SI ALGO LE PASABA!? ¿¡EH!?.
Adler empuja a Jake hacia la puerta y lo lleva hasta su auto.
– ¡Vete! ¡Vuelve con tu familia, con tu dinero! –le dice–. Aquí no te necesitamos.
– Me equivoque, no merezco ser su padre –dice triste–. Pero quiero estar cerca de ustedes, hijo.
– ¡NO ME DIGAS ASI! –le grita–. ¡No eres mí padre! ¡JAMAS LO SERÁS!. Jamás seré hijo de un cobarde.
– ¡Adler por favor! –le súplica–. Solo una oportunidad de enmendar mí error.
– ¿Una oportunidad? –le pregunta–. ¿Quieres la oportunidad que jamás le diste a mí mamá?. Que equivocado que estás.
– Hijo... –dice en una súplica.
– ¡VETE! –lo empuja–. ¡No quiero saber nunca más de ti!. No vuelvas más –se gira hacia mí–. Vamos adentro, mamá.
Entramos a la casa dejando a Jake solo con sus penas. Cerramos la puerta y Adler me abraza con todas sus fuerzas enterrando su rostro en mí cuello.
– Te amo, mamá –me dice entre lágrimas–. Eres la mejor..
– Yo también te amo, hijo –le digo–. A los dos.
– ¡Mami! –Nicole baja y me abraza–. Todo lo que pasaste por nosotros.
– Sshh... se acabó –les digo abrazándolos–. Tranquilos.
...****************...
JAKE
Llego a la mansión y frente frente a la reja. Cierro los ojos y pienso a lo que pasó, las miradas de odio de mis hijos y del amor de mí vida.
El arrepentimiento y el enojo hacia mí mismo me consume, golpeó el volante.
– ¡CON UN DEMONIO! –grito–. ¡MALDITA SEA!
Lloro en el auto. Estoy perdiendo la cabeza y todo es mí culpa... Adler tiene razón, fui y soy un cobarde. Una vez más calmado, bajo de mí auto y entro a la mansión.
– Jake –Alina se acerca a mí–. Me tenías preocupada, mí amor. ¿Donde estabas?.
– ¿Erick ya llegó? –le pregunto cortante.
– Si, está en su habitación. Se peleó con Ethan –me dice–. Pero. ¿Tu estás bien?
– Quiero estar solo –le digo–. No molestes por favor.
Me encierro en mí oficina, sintiéndome el ser humano más despreciable de la existencia. Sigo bebiendo mientras miro hacia la nada.
Recuerdo la mañana después de enterarnos del embarazo de Natasha, estábamos hablando de lo que sería y sus nombres.
• DIECISÉIS AÑOS ATRÁS •
Ella se reía por los nombres que yo decía de broma. Verla reír era lo mejor de la vida, nada más precioso que verla sonreír.
– ¡Basta, mí amor! –me dijo–. Por favor, tomate algo en cerio.
– Está bien, está bien –le digo–. Si es niño se llamará Erick y si es niña... Elige tu.
– Me gusta, si –asiente–. Bueno si es niña... se llamará Nicole.
– Me gusta bastante –dije dándole un beso–. Te amo.
Ella me miró, esa mirada oscura brillante... Era más brillante que todas las estrellas juntas. Más hermosa que cualquier otra mujer que haya visto en mí vida.
Me sonrío y me dijo.
– Yo también te amo –me dio otro beso.
• ACTUALIDAD •
Bajo la mirada llorando con ganas.
– No te merecía, mí amor –digo–. Y no te merecere jamás, ni a nuestros hijos. Dios mio. Todo paso por mí culpa.