Viviana Smith, ha estado enamorada de Tomás Jhonson desde su primer año en la universidad, fue para ella amor a primera vista, lastimosamente el solo tiene ojos para su novia Kendall, vivían se ha resignado, está segura que nunca va a tener una oportunidad con él, pero debido a una trampa puesta por Jeimy su mejor amiga y hermana de Tomás, ellos terminan casados, durante varios meses Vivían sufre por los desplantes y desprecios de Tomás, pero un día, después de un fatal accidente, ella decide olvidarse de él marcharse lejos, pero jura vengarse de las personas que le hicieron daño y acabaron con lo más preciado para ella.
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Capítulo 21
¡Por favor Dios, no lo permitas!
Vivian.
Han pasado varios días desde que tome la decisión de aceptar la ayuda del señor Salvatierra, nadie sabe nada de esto, es algo entre él y yo.
El señor Salvatierra ha estado arreglando todo estos días, los papeles de mi nueva identidad e incluso el lugar donde voy a vivir.
Me mudare a España, y me estableceré en Madrid, que es la ciudad natal del señor Salvatierra, estando ahí creo que no seré más su asistente, según él, trabajare con uno de sus conocidos, esta persona ya sabe que estoy embarazada, él dijo que es una empresa pequeña en dónde a invertido, no sé muy bien que puesto ocuparé, pero la verdad no me importa, estoy feliz sabiendo que tengo un trabajo asegurado y un lugar donde llegar.
Sonrió viendo mi reflejo en el espejo, mi vientre aún está plano, pero sé que pronto se abultara, estoy ansiosa por ver crecer mi vientre y más aún por tenerte en mis brazos bebé, mamá te espera con ansias y está haciendo todo esto para que juntos seamos felices, nos lo merecemos.
Con ese pensamiento, me meto en la cama y cierro los ojos, como sucede últimamente, el sueño llega a mi rápidamente.
Me despierto alarmada cuando escucho que algo se rompe, me siento en la cama y me mantengo en silencio, tratando de averiguar si algo de verdad se callo, o estaba soñando, al escuchar ruidos de vidrios, comprendo que no fue un sueño, miro la hora en el despertador tres y media de la mañana.
¿Abra Sido Tomás que acabe llegar? ¿O Carmen? salgo de la cama y camino hacia la puerta, la abro, con las manos puestas en la pared camino hacia donde está el encendor de la luz, al encontrarlo lo presiono, pero no sucede nada.
¿ No hay luz? Qué raro.
Me devuelvo nuevamente a mi habitación, tomo mi teléfono y enciendo la linterna de este, alumbró el camino y voy hacia fuera nuevamente.
— Carmen. — llamo desde arriba, me da miedo bajar las escaleras en esta oscuridad, es algo peligroso. — ¿Carmen fuiste tu quien hizo ruido? — pregunto, espero varios segundos, pero no recibo respuesta. — Tomás... — Tomás. — llamo, espero varios segundos pero tampoco recibo respuesta de ello.
¿Será un ladrón?
Se supone que este vecindario es seguro, según tengo entendido, nunca se ha presentado algo como un robo, la casa no tiene guardias, pero, hay cámaras a los alrededores, será mejor que vuelva a mi habitación, pero, ¿Y si Carmen está en peligro?
Ese pensamiento hace que me llene de angustia, no no podré dormir si no
compruebo si ella esté bien.
Alumbró el camino con la linterna del celular y voy hacia la escalera.
— Carmen, ¿Está bien? — grito frente a las escaleras, no recibo respuesta de ella.
¡Oh Dios creo que le pasó algo! Tengo que bajar.
Bajo el primer escalón con cuidado, pendiente a cualquier obstáculo.
— Carmen, por favor responde. — vuelvo a llamar esta vez alzando bastante mi voz, justo como antes, no recibo respuesta.
Bajo el segundo escalón, mientras me imagino lo peor, tal vez se levantó después de que la luz se fuera y se callo, se golpeó con algo y ahora está inconsciente.
— Hola. — miro hacia atrás y alumbró con la lámpara, mi corazón da un vuelco al ver a un hombre tras de mi, al final de las escaleras, está vestido de negro y tiene un pasa montaña.
— ¿Q.. qué.. quién eres? ¿Q.. qué quieres? ¿Qué le hiciste a Carmen?
— Está inconsciente, no te va a responder. — dice y abro los ojos.— Ahora bonita, déjame hacer el trabajo por el que me pagaron. — comenta mientras baja el escalón, mis pies se han quedado clavados en el piso, intento mover mis piernas pero, no puedo.
— Por favor, no me haga daño. — le suplico. - Llévese todo lo que quiera, pero por favor no me haga daño.
El hombre no dice nada y sonríe.
— Lo siento bonita, eso no va a ser posible, alguien te quiere muerta — dice y entonces me empuja.
Siento como caigo y golpeo mi cabeza con el escalón, mientras comienzo a rodar hacia abajo.
¡Oh Dios mío mi bebé!
Mientras ruedo por las escaleras siento como todo mi cuerpo recibe varios golpes, al por fin llegar al piso, quedó boca arriba y me coloco en posición fetal, tratando de proteger mi vientre, un sueño profundo se apodera de mi cuerpo y mis ojos exigen cerrarse, lo último de lo que soy consciente es como el tipo baja las escaleras corriendo y después Carmen llega a mi lado.
— Señorita por favor aguante, ya voy a llamar una ambulancia, por favor, no se muera tiene que ser fuerte.
Cierro mis ojos y solo pienso en algo.
¡ Por favor Dios no permitas que pierda a mi bebé, no me haga esto!
Abro mis ojos y miro el lugar alarmada.
¡Mi bebé!
— ¡No por favor no! — grito mientras intento levantarme de la cama, pero alguien me detiene.
— Por favor señora, no haga eso, usted está muy mal herida. — dice una mujer, mientras me sostiene fuertemente.
— ¿Dónde estoy,? ¡Mi bebé! ¿Qué pasó con mi bebé? ¿Y Carmen? ¿Dónde está Carmen?
— Señora, por favor cálmense, se abrira las heridas.— me dice, pero a mí no me importa eso, yo solo quiero saber cómo está mi bebé y Carmen.
— Por favor dígame, como está mi bebé, por favor dígame qué está bien. — le suplico a la enfermera, ella me mira con lastima y sé lo que eso significa, un dolor desgarrador se apodera de mi corazón y comiendo a derramar lágrimas.
— ¡No por favor dígame qué no es cierto! Dígame qué mo bebé aún está conmigo, ¡Por favor— grito de manera desgarradora al saber que lo he perdido, que me lo arrebataron.
— S.. señora, por favor cálmese.
Justo en ese momento la puerta de la habitación se abre y por ella entra el doctor Rubios, la doctora Sharon, mi madre y los Jhonson, todos ellos.
— Por favor, doctora, dígame qué mi bebé está bien. — le ruego a la mujer, ella me mira igual que la enfermera y yo muevo la cabeza de un lado a otro. — No, por favor, dígame qué es mentira.
— Lo siento mucho Vivian, no pudimos hacer nada, la placenta se desprendió del útero por el golpe, tuviste una hemorragia y el bebé, murió.
— ¡No, no no,no,no,no. Mi bebé no pudo morir, no es verdad! — grito desconsolada.mientras intento zafarme del agarre de la enfermera
— Administre 1 miligramo de Midazolan. - ordena el doctor mientras me sostiene.
— No, mi bebé, no, ¿ por qué? — miro a los ahí presentes, quienes me observan con lastima. — Todo esto es culpa de ustedes.
Siento como una pesadez se apodera de mi cuerpo, y mis ojos se cierran. — No quiero verlos, no quiero que estén aquí.