Leya es obligada por su madrastra a casarse con el hijo de los Foster, Edgar.
El joven de 33 años se esconde del mundo después del engaño de su futura esposa.
Sin embargo Leya descubre la verdadera identidad de Edgar...
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21: Jefe de la empresa
En la empresa, Leya tubo qué enfrentarse a su hermanastra. Erika masticaba su chicle mientras observaba a Edgar. El muchacho alto no era exactamente lo qué ella pensó qué era. Nadie le había informado qué era un hombre apuesto a pesar de la extraña cicatriz de su cara. A ella le daba igual, le daba un toque más masculino y de chivo malo qué a ella le encantaba.
—Que haces aquí. -dijo Leya seriamente -.
—Hola hermanita -sonrió- No te preocupes yo ya me iba... Sólo vine a saber de ti .. ¿Sabes? Mamá no está bien...
—Ella no es mi madre. ¿A qué viniste?
—Mamá está mal. Y necesita comprar remedios. Si fueras un poco más empática ayudarías enviándole dinero para las medicinas.
Leya río. Edgar se sintió nervioso con la situación y Sarah con más curiosidad.
—¿Disculpa?¿Qué dijiste? ¿Cómo te atreves a venir aquí y pedirme eso cuando ustedes sólo me trataban peor a una caca de perro.
El señor Foster aclaró su garganta.
—Por favor señoritas, no hagamos un escándalo aquí.
—Tiene toda la razón señor - dijo Leya - Ahora lárgate de aquí y ni se te ocurra parecerte por aquí de vuelta y venir a pedir dinero; insolente.
La hermanastra apretó su boca y con furia se retiró.
El señor Foster suspiró.
— Perdona Leya, lamento que tengas que soportar esto.
—No se preocupe señor Foster.-suspiró- puedo arreglarmelas...
Sarah cruzada de brazos se acercó a su padre dándole un beso.
— No hagamos enfadar a la señorita foster.— dijo entrando al despacho -.
El señor Foster sonrió y hizo una señal para que pasaran a su despacho.
Ambos se sentaron en frente de la silla del director mientras Sarah se quedaba en uno de los sofás.
—Seré breve... pronto traerán otro escritorio aquí. Edgar me reemplazará y tú Leya, serás la secretaria qué se quedará con el en el mismo despacho.
Edgar abrió los ojos.
—Papá, ¿¡Qué cosas dices!? no puedo ser tu reemplazo. Te dije qué nos consiguieras un lugar sin que necesitara salir tanto del despacho.
—Lo pensé mejor hijo. Podrás hacer todo sin salir de adentro y yo al fin puedo tomarme vacaciones.
—¿Enserio no pensabas qué papá te haría eso? — Dijo Sarah-.
—Papá... yo...
— No te preocupes, lo has echo antes .. Además Leya estará contigo todo el tiempo. -Sonrió-.
—No era lo qué yo pensaba...
Alguien tocó la puerta.
—Adelante.
Un muchacho apareció. Traían un escritorio nuevo al despacho.
— Sarah hija, corre un poco el sofá hacia la esquina. Pondremos el escritorio en frente del otro así quedará mejor. Gracias a Dios que el despacho es bastante grande!-rió-.
Edgar suspiró. Leya lo miraba divertida y le tendió la mano tocando su pierna.
—No te preocupes por mí, seré la mejor secretaria.
Edgar la miró haciendo qué ésta sonriera.
Sarah del otro lado observaba detalladamente y le dió un codazo suave a su padre. Este también los observó y Sarah le susurró al oído mientras los trabajadores acomodaban el escritorio nuevo.
— Presiento que se están enamorando...
El padre sonrió.
—Gracias a Dios.
Ambos quitaron la mirada cuando vieron que Edgar observaba hacia atrás. Se dieron cuenta qué los trabajadores habían dejado bien ordenado con una linda esencia.
Sarah los miró de reojo; Edgar observaba el nuevo escritorio, pero vió a Leya jugar con sus manos mientras las veía cabizbaja.