Mi Hermanastro

Cuando finalmente las puertas del ascensor se abrieron pude ver a un Diego muy angustiado.

"Lían, Danna salgan rápidamente de ahí", dijo mirando con recelo el interior.

Lían se levantó primero para después tenderme la mano y ayudarme a levantar salimos del ascensor. "¿Qué está pasando papá?", pregunto Lían frunciendo el ceño.

"Esto no fue un accidente, el ascensor fue saboteado y lo que más me preocupa es que nadie vio nada", explicó Diego abrumado.

"Eso es imposible, los circuitos de toda la empresa están blindados y al menos que...", me quedé pensando en una posibilidad que era prácticamente imposible, pero era lo único que se me ocurría y que tenía sentido en este momento.

"Termina lo que ibas a decir", dijo un Lían impaciente.

"Solo se me ocurre que alguien de la familia De La Fuente sea quien este detrás de todo esto, pues solo sus huellas dactilares están registradas como llave para abrir cualquier circuito interno", las palabras salieron de mi boca cargada de un aire frío, pero era la única posibilidad de que algo así estuviera ocurriendo.

"Eso es imposible, solo mi papá, mi hermano y yo tenemos acceso al sistema de seguridad y estoy seguro de que mi papá nunca intentaría nada contra nosotros, mi hermano está fuera del país y bueno yo... yo no intentaría acabar con mi vida y muchos menos con la tuya", expresó Lían con su voz cargada de sentimientos.

"Es mi teoría, ahora antes de acusar a alguien quiero invertigar más a detalle lo ocurrido hoy", respondí con determinación.

"Vayamos a casa ya es muy tarde y seguramente están cansados", Diego sonreía de manera extraña, como si por su mente pasara una película.

"Pienso como mi padre, ha sido un día difícil y creo que lo mejor es irnos a descansar, ya mañana veremos que fue lo que paso", intervino Lían mirándome con cariño.

Esperaba que este hombre no se estuviera haciendo ideas extrañas por lo que acababa de pasar, para mí solo fue un momento de debilidad que más nunca iba a volver a suceder, no permitiría que volviera a jugar conmigo como en el pasado.

"¿Vienes conmigo en mi auto?", pregunto Lían sacándome de mis pensamientos.

"Tengo mi propio auto, gracias", respondí con indiferencia.

"Pienso que ustedes dos deberían irse juntos, no podemos separarnos", intervino Diego mirando con complicidad a su hijo.

"Imaginó entonces que vendrás con nosotros", comente.

"Me gustaría acompañarlos, pero antes de ir a la casa tengo que atender un asunto, así que los hombres que contraté para su seguridad los escoltaran hasta la mansión".

Sin darme la oportunidad de oponerme, Diego se fue a su con pasos apresurados dejándonos a Lían y a mi ahí parados. "Creo que no nos queda más opción que ir en mi auto", comentó Lían tratando a agarrar mi mano.

"Dejemos las cosas claras, lo que paso en el ascensor fue solo cuestión del momento, algo que no volverá a pasar. Que te quede claro", dije con firmeza. Lían me miro extrañado, pero no contesto él solo empezó a caminar a la salida dejándome ahí parada como una tonta.

"¿Vas a venir o no?:, dijo después de haber avanzado unos pasos.

Lo mire con desprecio y camine dejándolo atrás, era un idiota y eso no cambiaría, así que tampoco perdería mi tiempo peleando con él.

Llegamos al estacionamiento y el estúpido de Lían prácticamente me obligo a subir a su auto, una vez dentro el chófer encendió el motor y puso el auto en marcha, permanecimos en silencio por un buen rato hasta que Lían hablo. "Pensé que había algo entre nosotros".

"Pensaste mal, yo tengo novio y pienso casarme con él", respondí sin dudar.

"Estoy seguro de que no sientes nada por él, seguramente lo tienes para pasar el tiempo", dijo con un tono burlón.

"Pues te equivocas, Felipe es un príncipe que siempre me ha tratado como a una reina; algo que no puedo decir de ti". Estaba nerviosa; sin embargo, no se lo demostraría a este patán.

"Que aburrido es ese tal Felipe, lo que menos haría contigo es tratarte como a una princesa, bueno al menos no en la cama". Lían estaba coqueteando conmigo de manera muy descarada y no sabía porque mi cuerpo reaccionaba a eso haciéndome sentir una oleada de calor intensa.

"Deja de decir estupideces, anda y quítate la calentura con tu noviecita, ya que yo no seré quien te la baje", conteste haciéndome la despreocupada. Pero Lían no se rindió tan fácilmente, así que se acercó lentamente a mí quedando frente a frente.

"Creo qué la única que puede apagar este fuego eres tú, es increíble que después de tantos años aun tengo el deseo de llevarte a la cama, en el pasado no lo hice porque eras una niña, pero ahora eres toda una mujer y eso me tiene como loco".

Sin darme tiempo a reaccionar, Lían se adueñó de mis labios haciéndome sentir un deseo incontrolable, aunque una parte de mí quería rechazarlo, la parte lógica; la otra, mi parte irracional solo quería que este momento no termina y por segunda vez en una sola noche deje que esa parte mía tomara el control.

Los besos fueron subiendo de tono haciendo que olvidara todo lo que había pasado entre nosotros antes, me perdí entre sus brazos deseando que este momento nunca terminara.

"Me vuelves loco", comentó cuando nos separamos para tomar aire.

"Sabes que esto no puede ser, ambos estamos comprometidos". Lian volvió a callarme con un apasionado beso, para este momento ya no tenia control de mi y me deje llevar por el momento.