La Villana Gana

Alessia Green, era una bella joven que creció dentro del palacio, ahí donde residía el rey del país, pero no porque ella fuese una princesa o una noble, no, es porque su madre era una simple doncella de dicho lugar, mientras que su padre, había fallecido en las guerras pues era un simple soldado, debido a eso, su vida había sido difícil, ayudaba a su mamá a lavar ropas y por las tardes se dedicaba a descansar, nunca fue una niña con la libertad de jugar, porque si no trabajaba, no comía, su madre nunca fue amorosa y en parte la culpaba por no poder casarse de nuevo, nadie quería una mujer que tuviese hijos y menos siendo una simple doncella. Un día cuando ella tenía 12 años, llevando una cesta de ropa limpia, alguien choca con ella provocando que todo cayese al suelo, ensuciando gran parte de las sábanas que habían en la cesta.

- pero que...¿oye que te pasa? ¿Sabes lo difícil que es lavar esas cosas? Ahora mi madre va pegarme por tu maldita culpa, bastardo.

Alissia había aprendido a defenderse de quienes la quisieran molestar. Quien choco era un niño, aproximadamente de la misma edad que ella, pero por su vestimenta era sin duda un noble y estaba sorprendido por la manera en la que Alessia le hablo, la niña recogió todo y se fue corriendo rápidamente esperando que aquel chico no se fijara en su cara o estaría en grandes problemas, faltarle al respeto a un noble puede ser castigado incluso con la muerte.

Dos días pasaron y no había pasado nada, supone que el chico no se fijo en su rostro, pero un día mientras volvía de dejar las compras en la cocina, alguien se atravesó en su camino, era ese mismo chico con quien había chocado, era bien vestido y lindo, Alessia se asusto, creyó que finalmente habían ido por ella así que se arrodillo.

- perdóneme...no me fije que usted era un noble, no fue mi intención faltarle al respeto.

- tra-tranquila...yo no voy a castigarte, te estaba buscando porque me quería disculpar.

Alessia levanto la mirada notando la expresión de tristeza del niño.

- por mi culpa te regañaron...lo vi todo, realmente lo siento.

El niño se había inclinado ante ella, eso era totalmente inesperado, incluso al reincorporarse le entrego de regalo un par de caramelos.

- tendré cuidado la próxima vez.

- e-esta bien...no se preocupe.

El niño se despidió feliz de ser personado. Después ese mismo niño la buscaba e incluso la ayudaba a cargar las cestas de ropa y las compras, aunque eso tenía sorprendidos a uno que otro sirviente del lugar y poco después Alessia supo porque, pues ese niño era Richard el joven príncipe heredero del palacio, Alessia estaba totalmente sorprendido y debido a eso comenzó a huir cuando él la buscaba, pues si los reyes se enteran que su hijo se lleva con una sirvienta, sería a ella a quien castiguen, pero Richard la siguió buscando y fue inevitable seguir con su amistad, incluso gracias a él pudo darle un funeral adecuado a su madre, ya que la mujer falleció debido a una enfermedad, con el tiempo, Alessia creció volviéndose una joven muy hermosa, muchos de los sirvientes o soldados la codiciaban, querían hacerla suya, pero Alessia no se dejaba intimidar por nadie y ellos no se atrevían a intentar forzarla debido a su amistad con el príncipe.

Alessia era fuerte, pero no lo suficiente, así que Richard la ayudaba a entrenar al notar que a ella le interesaba mucho el uso de la espada y también la magia, pues ella poseía ese maravilloso don heredado de su padre,el príncipe le prestaba libros e incluso la enseño a leer para que ella pudiera practicar, Alessia pronto paso de ser una sirvienta a una sanadora del palacio debido a sus dones con las posiones, incluso la reina reconoció esos dones.

Para cuando Richard y ella tenían 17 años, sin poder evitarlo, terminaron enamorados, aunque su romance era totalmente secreto, claro, era ella solo una plebeya pero Richard realmente deseaba hacerla su esposa, muchas veces le pidió a su madre que le permitiera elegir una prometida sin que importará su estatus, pero la reina se negó, ya que siendo el príncipe heredero, debía de tener una esposa a su altura.

- yo comprendo, se que no puedo ser aprobada por su majestad la reina.

- pero Alessia, yo realmente, quiero casarme contigo...no quiero a nadie más.

- entonces promete que no casaras hasta que seas rey...

- cierto, si soy rey entonces nadie podrá decidir por mí. Entonces Alessia, espera por mí, seré rey para poder casarme contigo.

- si, yo esperaré por usted, alteza.

Esa misma noche, en aquella habitación solitaria y pequeña, Richard le hizo la promesa, esa promesa de casarse con ella cuando fuese rey y tras esa promesa ambos se entregaron a su amor. Los días y semanas iban pasando, ambos continuaron con ese romance secreto, aunque a veces Richard se iba por días debido a las expediciones, pero eran necesarias si quería conseguir el trono, debía tener grandes méritos, entonces, un día Alessia comenzó a sentirse mal y para su sorpresa, resultó que estaba embarazada, ella no podía creerlo, estaba asustada no sabía que es lo pasaría, pero ese pequeño ser creciendo dentro de ella, era fruto del amor entre Richard y ella; Alessia debía decirle sobre la gran noticia a Richard cuando regresará, pero un día se anunció la llegada de una invitada, era la princesa Romina del continente sur.

"Yo la vi cuando llegó, es hermosa"

"Claro que debe ser hermosa, será la esposa del príncipe"

"Y deben estar enamorados, porque él mismo la escolto hasta el palacio y los vi entrar juntos de la mano al salón del trono"

Alessia no podía creer lo que escuchaba, no, todo debía ser un mal entendido, seguramente fue la reina quien organizo esa reunión, pero Richard no la traicionaria o eso creyó.

- lo siento Alessia, yo realmente te amo, pero debo casarme, es necesario...

- n-no, no puedes dejarme, tu lo prometiste y si amas no puedes casarte con otra.

- lo siento, debo hacerlo. Olvidame y se feliz.

Richard nisiquiera dudo en su decisión y se le dio la espalda a Alessia, camino sin voltear a verla, Alessia estaba destrozada, lloro toda la noche, no salió de su habitación durante tres días y no estaba comiendo, debido a eso comenzó a sentir un gran dolor, uno que casi le causaba un aborto, pero gracias a la curandera mayor, el bebé fue salvado.

- jovencita...el hombre que te embarazo...¿él te ha dejado?

Es lo único que puede pensar esa mujer al verla de esa manera tan deprimente.

- dijo que se casaría conmigo...soy una tonta, creí todo lo que se noble dijo.

- ¿un noble? Oh niña, ellos tienen esa costumbre de enamorar jovencitas ingenuas y luego las desechan como si no valieran nada.

- yo creí en él...él era diferente...

- todos son iguales. Mírate ahora, sola y con una criatura en la panza.

Alessia permaneció sola en su habitación por varios días, solo comía un poco, para no dañar al bebé, ya que desde un principio ella estaba feliz de saber que crecía en su vientre el fruto de su amor. Días después supo que Richard de verdad se había casado con la princesa Romina, en ese momento el dolor se fue transformando en odio hacía aquel hombre que la había dejado, así que mientras permanece en su encierro, se dedico a leer más y más libros de magia, incluso aquellos con hechizos muy peligrosos, mientras que pensaba en como vengarse de aquel chico que le había abandonado.

- hoy fui a atender a la reina, estaba muy feliz por la boda de su hijo, dijo que tuvo que hacer todo de prisa porque el príncipe parecía estarse viendo con una plebeya.

- ¿que? ¿eso dijo ella?

- si, niña no me digas que ese bebé...

- no, como cree, el príncipe fue un amigo de la infancia.

- menos mal. La reina estaba muy gruñona, porque tenía miedo de que naciera un bebé de parte de esa plebeya. Esos nobles, como si no fuésemos humanos también.

La anciana parecía muy molesta, Alessia entiende porque, ya que se sentía insultada cuando la reina insultaba a un plebeyo.

- no deberían subestimar a un plebeyo.