Maylu, una joven enamorada en silencio, para ella él guapo hermano de su compañera de clases, era él hombre perfecto, pero sus suspiros eran en secreto, jamás se lo diría, pero un día ese amor es arrebatado por quién menos espero....
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AMENAZA
La tensión en el ambiente era incómodo, Roberto quería matar a su propio padre, tal parecía que el estafador habría resultado estafado, entre tanto Maylu fue llevada a una de las tantas habitaciones de la inmensa mansión, destrozada se acurrucó en el suelo a llorar, estaba desconsolada, destruida, no dejaba de rogar al cielo y al mismísimo Dios que la sacara de allí, entre murmullos llorosos solo repite el nombre de su castaño, su corazón enamorado no perdía la esperanza, en el fondo sabía que él vendría, que él volvería, como aquel príncipe de cuentos, que rescata a la damisela en apuros...
Por favor Dios, que me encuentre pronto por favor...
- Susurró agotada, siquiera quería pensar en sus padres, sería mucho peor, por su parte Frank ha reunido a sus mejores hombres, la orden... Matar a todo aquel que se interpusiera en su camino, con sed de venganza e indignado, salió a toda prisa en busca de Maylu, no sabía por dónde empezar, pero lo haría, sin descansar, y dispuesto a cualquier cosa…
- Pero Frank, Roberto y Maylu no eran los únicos agobiados, Gianni no fue la excepción, desde hace tres años que falleció la única mujer que amo, no quiso volver a entregar su corazón a nadie, y a pesar de rogarle a su abuelo un poco más de tiempo para sentirse listo, fue inútil, esté se empecinaba que ya era el momento, afligido observa con desconsuelo el retrato de la que un día fue su amada, recordarla dolía, el no haber podido ser completamente feliz a su lado fue el peor desenlace de su vida...
- Gianluca Militello, exige a sus empleados atender a Maylu como la nueva futura señora de esa casa, y la primera advertencia fue para su hijo Roberto, siquiera se le podía acercar...
- Dudo que mi hijo quiera casarse, ya lo oíste, no deberías obligarlo, él todavía no supera la muerte de Briggit, déjalo en paz, me molesta que quieras abusar de tu poder y forzarnos hacer lo que te plazca - Roberto no se daría por vencido frente a su padre, pero esté no daba el brazo a torcer...
- Jajajajaja, ¡mira quién habla de abusar del poder! ¿Acaso se te olvidó que trajiste a esa chica en contra su voluntad? Aprovechándote de quien sabe que cosa, ¡No seas patético! Además, mi nieto me lo agradecerá, si continúa en un luto por esa mujer que está tres metros bajo tierra, terminará como tú, y ya suficiente tengo contigo... - Gianluca sabía lo que quería, pero una preocupación en Roberto lo mantiene pensativo...
- Papá, esa mujer tiene familia, y ya está comprometida con un hombre de Milán, yo solo planeaba tenerla aquí un par de días y devolverla, además el tipo no se quedará tranquilo hasta encontrarla, lo mejor será que busques otra candidata para Gianni y ahorrarnos una guerra innecesaria por una insignificante mujer, mira que de esas sobran, y quien quiera casarse con mi hijo, aún más - El viejo Gianluca eso le importo muy poco...
- No se me da la gana, si ese hombre quiere guerra, se la daremos, tu tranquilo, que yo mismo me encargaré que esa chica llegue ante su familia pregonando que se casará con mi nieto, déjalo en mis manos - Solo él y nadie más que él conocía el macabro plan...
- La noche arropa la ciudad, solo se puede oír el cantar de los grillos y el soplar del viento, en el suelo de la habitación se halla entre los brazos de Morfeo la débil mujer que cansada de llorar cerró sus ojos sin deseos de volverlos abrir, el ama de llaves toca un par de veces la puerta, al no obtener una respuesta entra sin esperar autorización, al verla dormida en el piso, se dispone a despertarla....
- Señorita, señorita, despierte, es hora de la cena, señorita - Con dificultad Maylu abre los ojos, le pesaban y estaban hinchados por las lágrimas, su cabello revuelto junto con su ropa sucia, la hacían parecer como si fuese un pordiosero...
- Yo no tengo hambre, no quiero comer, déjeme en paz - Rezongó con coraje, apartándose de la mujer...
- Señorita, el patrón ha dado la orden de que baje a cenar, por favor acompañe, además debe darse un baño, no sería agradable que se sentará en la mesa así - Y a Maylu eso menos le interesó, si ella no quería lucir bien para nadie, mucho menos para esos hombres...
- Dígale a su patrón que se vaya al mismísimo infierno, que se muera si es posible, pero que a mí me deje en paz, no voy a bajar a comer y tampoco me voy a tomar ninguna ducha, ahora ¡Largo! ¡Fuera! VÁYASE - Gianni quien iba pasando justo en ese momento escucho tal escándalo, atosigado se detuvo y entró en la habitación...
- Lourdes puedes retirarte - Le ordeno con aspereza a el ama de llaves, después sus ojos verdes se clavaron con fastidio hacia Maylu - Tú, no eres nadie para venir a gritar a mis empleados, si no quieres comer, no lo hagas, ¿Qué más da? Bien dicen por ahí, el hambre te haré comer y el sueño te hará dormir, pero que sea la última vez que te diriges así a alguien de esta casa, o ya verás - Maylu se puso de pie con la sangre hirviendo en todo su ser, antes de que Gianni terminase de hablar...
- ¿O qué? ¿Me va a matar? O peor aún, eres tan poco hombre que me va a moler a golpes, porque los de esta casa son unos pocos pantalones que todo lo obtienen a la fuerza, pues fíjese que no le tengo miedo, no soy una cobarde como ustedes - Maylu sin pena ni gloria, lo enfrento, entre tanto el apuesto rubio, se burló en su cara...
- Si la insolencia tuviese rostro, sin duda fuese la tuya muchachita - Le reclamó tomándola de la muñeca - A mí no me vengas a hablar así, que en este momento seas la protegida del abuelo, me importa un severendo comino, ¡Matarte! No te niego que sería un placer, ¡Golpearte! Por supuesto, si hasta te hace falta un par de nalgadas para que aprendas a respetar a los hombres, pero no acostumbro a ensuciarme las manos con tan poquita cosa, conmigo modera el vocabulario mujercita, no te confundas - Con fuerza la soltó, dejando una marca roja en su piel, la ira hace que sus ojos verdes cambien de color, ahora son azules profundos, Maylu con la respiración perjudicada y demasiada molestia, hace caso omiso a su advertencia y opta por escupirlo...
- ¡Bastardo! - Refunfuñó apretado sus dientes, si en ese justo momento odiaba a todos los allí presente, pero Gianni no era hombre de soportar Malcriadeces de nadie, mucho menos de una recién llegada y desconocida, obstinado se abalanza hacia ella, tomándola del cuello, apretando lo suficiente para cortar su respiración, hasta pegarla contra la pared, botando humo por los oídos...
- Te juro por Dios que te haré pagar la asquerosidad que acabas de hacer, eres una hdpta, una mujerzuela de cinco pesos, me voy a encargar de hacer tu vida un infierno, pero no te mataré, al contrario, vivirás el infierno aquí en lo terrenal y rogarás tu muerte y nadie, óyeme bien, nadie podrá salvarte ¿me oíste bien? - Después de esa amenaza, el rubio se fue, dejando a Maylu casi sin aire, y con un dolor en su cuello insoportable, una tos se apodera de ella, abrumada libera de nuevo el llanto...
- Al llegar a la sala principal, el rubio se sirvió un trago, muy decidido hablaría con su abuelo - Esa mujer es una irrespetuosa, ni creas que voy a casarme con ella, no me interesa en lo absoluto, su actitud solo despierta en mi desprecio y repugnancia, haz con esa tipa lo que tú quieras, pero no me involucren a mí - Sentándose en el sofá, Gianni arde de coraje...
- Será una esposa perfecta, sabrá ponerte en tu sitio, es de carácter, eso me gusta, así que vete acostumbrando, yo sé lo que hago - Negándose rotundamente Gianni réplica un no absoluto...
- ¡Por todos los cielos abuelo! No me hagas esto, si tanto te gusta quédatela tú, ¿Por qué a mí? - Gianluca Militello, ríe con altruismo...
- Vamos a cenar en paz, por la discusión que tuviste con tu prometida, doy por entendido que no comerá con nosotros, espero no seas tan cruel y le tengas más paciencia, será tu esposa, así que sé más caballeroso....
- Mientras tanto en Milán se halla desesperado Frank, la gente de Roberto no ha dejado rastro alguno, y su peor presentimiento es que la halla llevado fuera del país, el solo pensar que la tomé a la fuerza, lo hace sentirse el ser más miserable de todos, acongojado recuerda cuando la tuvo entre sus brazos, perturbado lanza el vaso que se hallaba entre sus manos contra la pared...
- El siguiente día se asoma con un gran sol, Maylu durmió apenas un par de horas, no dejaba de pensar en su castaño, en su familia, en su amiga, y en que todo se habría ido al carajo, pero justo la entrada de Gianluca Militello la hacen levantarse temerosa de ahora tener que enfrentarse también a él...
- Buenos días, mujer, que vergüenza entrar así, pero tu pésima actitud no me deja de otra, me han informado las chicas que tampoco tomaste el desayuno, mira, yo voy a hacer directo, odio perder mi tiempo, y que me lo hagan perder, escúchame, si no quieres que traiga hasta ti, la cabeza de tu ex amante y hasta la de tus padres, para que la entierres en el patio de esta casa, compórtate, yo no lanzó amenazas en vano, yo cumplo, ahora date un baño, arréglate y dale una buena impresión a mi nieto, tu futuro esposo - De pronto todo se derrumbó para Maylu, eso que el viejo Gianluca le advirtió fue cruel y despiadado...
- ¡Por favor! ¡No! No le haga nada, se lo pido, yo... yo haré lo que usted quiera - La vida de Frank y de sus padres la hicieron doblegarse ante el astuto Militello...
- Vez, no es tan difícil, te veo abajo, por ropa no te preocupes, ya te traerán algo más cómodo - Maylu quedó fría y pálida, resignada a su destino final, ese donde tal parecía no se encontraba Frank...
- Pasado un tiempo, Maylu llegó para tomar el desayuno con los tres caballeros, llevaba ahora un aspecto fresco y una ropa deportiva ancha, su rostro sin maquillaje y su cabello recogido en una coleta, los ojos rojos e hinchados, sumisa y con la mirada en el suelo se sentó...
- ¡Qué maravilla! Bienvenida y buen apetito - Le Exclamó con algarabía el viejo Militello mientras su hijo y su nieto no decían media palabra, Maylu tomó los cubiertos con desgana, atolondrada apenas y logra comer algo, de pronto su mirada se encuentra con la del repudiable Roberto y sus tripas se revuelven, de inmediato dejó de verlo, y continuó alimentándose, pero una lágrima baja por su mejilla, le es imposible retenerla, y fue entonces cuando unos ojos intensos, la detallan, y ella logra notarlo, era Gianni quien con desdén la veía, Maylu levanto su cabeza, también fijo sus marrones ojos en él, unos llenos de rabia y odio, aunque no pudo negar que el rostro brusco y áspero de Gianni era como una obra de arte, el único dilema, es que no despierta nada en ella, absolutamente nada...
- Ya no tengo apetito, ¿me puedo retirar? - Interrogó a Gianluca y el viejo muy educadamente aceptó, Maylu limpio sus labios con la servilleta, se levantó de allí y se fue, aunque a mitad de camino una orden la detuvo...
- Iras con mi nieto de compras, así compartirán más tiempo juntos, y no quisiera saber que le desobedeces, eso me molestaría - Maylu tragó en seco, apretó los ojos, la impotencia la estaba carcomiendo...
- Si señor - Refutó conteniendo las ganas de gritar y hasta de matarlos, deprisa subió y se tiró en la cama a llorar, una de las sirvientas entró después...
- Señorita, ¿está bien? No llore, tenga, límpiese las lágrimas, abajo la está esperando el joven Gianni - Maylu recibió la servilleta, limpio su cara, tomó aire y se dirigió hasta donde el rubio la esperaba, mientras caminaba hasta el jardín, a lo lejos logró verlo, sus llamativos tatuajes no pasan desapercibidos...
- Parecía bastante obstinado, y enfadado, Maylu sin fuerzas se pone frente a él, anunciándole que está lista...
- El apuesto hombre estiró su corpulenta anatomía, liberando un bostezo, poniéndose de pie, ya desde ahí Maylu lo vio mucho más alto, hasta se intimidó, y no porque le gustase, quizás porque si sabía su nombre es porque lo escuchó de su abuelo...
- Andando, no tengo mucho tiempo como para perderlo en cosas de mujeres, espero no te tardes, y siquiera pienses que esto podría ser una cita, no sé cómo lo haré, pero algo me inventaré para que mi abuelo no me casé contigo - A Maylu más que ofenderle, le traía alivio oírlo, en completo silencio, implorado que eso se hiciera realidad camino tras el rubio, hasta llegar a una camioneta negra, confundida prefirió ir en el asiento de atrás, pero el guardaespaldas de Gianni la corrigió, dejándola en el asiento del copiloto, en la entrada principal está Gianluca Militello despidiéndose de ellos, sonriente, pero es ignorado por la inusual pareja...
- Maylu de a poco se aprendía el camino, leía cada pancarta, detallaba minuciosamente las calles, quizás podría escapar, correr, correr muy lejos, aprovecharia que al rubio no le agrada y solo esperaría un descuido y huiría de ese infierno...
- Necesito un baño - Murmuró como si de un Alma en pena se tratará, sin quitar la vista del cristal, Gianni liberó un suspiro, uno que se percibía de molestia, luego de un par de cuadras más adelante se detuvo en lo que sería una cafetería...
- Ahí puedes entrar - Le sugiero sin mucho gesto para después ser el rubio el primero en bajarse, Maylu tomó aire, tenía todo un plan en su cabeza, con algo de fuerzas y sin dejar de rezar, iría al tocador, memorizó lo que más pudo, al momento que salió del baño, logra darse cuenta de que el apuesto rubio está al teléfono, la mesera le ofrece la carta, Maylu cubierta de nervios la recibe, calurosa y con el pulso a mil, gira la cabeza hacia la puerta trasera, los guardaespaldas solo respaldan la entrada principal, cautelosa y sigilosa sale con mucha calma, sus pasos al principio son suaves, pero poco a poco van en aumento, ya encontrándose una cuadra lejos, comienza a correr, corrió sin mirar atrás, sin descanso, le importaba muy poco si le faltaba aire a sus pulmones, su subconsciente le daba ánimos, ella presentía su libertad, hasta podía olerla, pero un jalón fuerte en su cabello la hacen detenerse...
- ¿Te has vuelto loca? ¿Qué te pasa? ¿Qué pensaste? ¿Qué podrías verme la cara de estúpido? La próxima vez que intentes escaparte, te daré un tiro en la pierna para que me aprendas a respetar - Y sí, el mismísimo Gianni Militello se habría dado cuenta y sin dudar corrió tras ella, Maylu se rompió en llanto y decepción, mientras el rubio la sostiene fuerte de su coleta...
- ¡Por favor! Se lo suplicó, déjeme ir, esto nos conviene a los dos, usted no quiere casarse, y si yo huyo, su abuelo ya no lo forzará, ¡Por favor! - Le suplicó en agonía, el rubio la libero de su agarre, sacudió la cabeza, se frotó la cara con sus manos...
- Mi abuelo no es estúpido, está isla, completa la maneja él, no llegarías muy lejos, y yo no puedo ser tan imbécil de ayudarte, ahora andando - Halando de la muñeca la lleva consigo, Maylu no para de llorar, la impotencia era perturbadora...
- ¡Ya basta! No eres una mocosa, no quiero oírte llorar, no quiero que vuelvas a intentar huir, ¿O quieres que el abuelo sepa? Porque según tengo entendido, estas bajo amenaza, no desates la ira de Gianluca, no te lo recomiendo - Maylu se espantó, fue entonces cuando se dio cuenta de que la vida de Frank y sus padres corría peligro...
- No le diga nada, se lo suplicó, le juro que no lo volveré hacer, se lo juro - Gianni estaba muy furioso, Maylu comenzaba hacer un dolor de cabeza...
- ¡Cállate! No soporto que siquiera me hables, ahora andando, ve, mira, anda a esa tienda, toma lo necesario y vámonos, no deseo seguir aquí contigo...
- Maylu no tuvo más opción que obedecer, luego de unas largas dos horas está lista y con muchos paquetes en sus manos, las vendedoras al saber que venía con el nieto de Militello supieron que debían dejarla de punta en blanco, para Maylu no era la gran cosa, le daba igual, la manera como extrañaba a Frank y su vida, hace que su pecho se comprime, obtusa sale a pasos lentos, luciendo como nueva, el oufit le favorecía, su cabello ahora está ondulado y perfecto, tan perfecto como ella, está al salir nota la pesada presencia de Gianni, y un pensamiento fugaz, pasó por su mente, uno traicionero...
"Si que es guapo"
- Pensó al verlo de pie recostado a su camioneta, viéndola fijamente....
- Pero sacudió su cabeza, el remordimiento por comportarse así, la hacen sentirse mal, por su parte el rubio quedó estupefacto, con los ojos de par en par, su padre y su abuelo no le mintieron, Maylu era hermosa, fina y elegante, verla así le despertó los más poderosos deseos...