Recuperando La Felicidad

Narra Ada

Veo a Alex tirado en el piso, lleno de sangre. Me inunda la angustia y siento cómo un gran dolor se clava en mi pecho. Volteo a ver a Laurel y empiezo a hablar.

—Laurel, ¿qué pasó? ¿Por qué está Alex así? —le pregunto, intentando obtener una respuesta.

—Ada, no lo sé... Mi hermano llegó pidiendo ayuda y tengo mucho miedo. Si lo llevo al hospital, van a hacer preguntas, ¿qué hago? —me decía mientras sus lágrimas caían por su rostro.

Me quedé atónita al escuchar la palabra "hermano". No podía creer que fueran hermanos, son tan diferentes. Pero vuelvo a la realidad al verla tan angustiada.

—Laurel, amiga, no te preocupes. Solo pásame el alcohol y una pinza, voy a sacar la bala. Necesito que estés preparada con las gasas y los antibióticos. —Ella me mira, un poco confundida, pero luego asiente con la cabeza y empezamos.

—Préstame ese cuchillo, pero primero échale mucho alcohol, luego prepara las gasas. ¿Lista? Uno, dos, tres... —empiezo haciéndole un pequeño corte en el orificio por donde entró la bala. Luego tomo una pinza y saco la bala. Hay mucha sangre, pero logro controlarla. Al sacar la bala, me doy cuenta de que no comprometió ningún órgano ni ninguna arteria. Al ver que todo está bien, cierro el pequeño corte con una aguja y hilo. Sé que se verá feo, pero es solo mientras sana. Luego de terminar, voy y me lavo las manos, y rápidamente llego a donde está Alex y le pongo los antibióticos.

Alzo la mirada y noto que Laurel me mira con mucha sorpresa. Sé que es por lo que acabo de hacer.

—Ada, ¿dónde aprendiste a hacer eso? —me pregunta mientras corre y me abraza.

—No es nada... Es solo que mi padre fue médico y tenía muchos libros y videos en casa. Un día me interesé y empecé a practicar con carnes y esas cosas. Ya cuando tenía 15 años me metí a un curso de primeros auxilios y allí aprendí más —le digo mientras me encojo de hombros.

—Necesito quedarme toda la noche porque no sé si tendrá fiebre o alguna infección —ella asiente con la cabeza y parece más tranquila. Estábamos en un silencio un poco incómodo, pero Laurel empieza a hablar.

—Sabes, hace mucho que no lo veía... Más bien, desde que salí de mi casa. Él es tan valiente, es la persona más fuerte que conozco, siempre tan decidido. Es el mejor hermano que me pudo haber dado la vida. Somos hermanos de padres diferentes, como ya notaste, yo soy morena y él es blanco, por eso. Nuestros padres murieron hace mucho, el mío cuando yo tenía 4 años y el de Alex cuando él tenía 2. Él ha sufrido mucho y merece ser feliz. Ada, ¿de dónde conoces a Alex? —veo a Laurel con lágrimas en los ojos y una pequeña sonrisa mientras cuenta su historia. Me quedo sorprendida por lo que escucho. Son hermanos, y parece que sus vidas no han sido tan fáciles como pensé.

—Ah, es el amigo... Del novio/amigo de mi mejor amiga. El chico se llama Mateo —veo cómo Laurel clava su mirada en mí con sorpresa.

—¿Tú conoces a Mateo...? —pregunta, sorprendida.