Desde Que Te Bese (Saga 2)

Maya

Hace dos días que estoy en California con Darío y aún no hemos podido ir a recorrer los lugares más bonitos de la ciudad, debido a unas complicaciones en el trabajo que se le han presentado.

Al día siguiente de haber estado aquí conocí al tal Felipe. El cual no ha parado de adularme y de molestar a Darío porque según él, yo habría logrado lo que muchas no pudieron. Por el propio Felipe me enteré de que hace unas semanas atrás, cuando él estuvo en Italia. Antes de irse le había afirmado a Darío, que él y yo terminaríamos juntos casados y yo sería la madre de sus hijos.

A Darío no le pareció que su mejor amigo se empezara a burlas de él, pero luego se fue relajando al ver que estés no lo hacía por maldad. Junto a ellos pasé una tarde increíble llena de risa y anécdotas de los dos.

Al día siguiente no pude disfrutar de la compañía de mi hombre porque como ya les dije se les presentó un problema en la empresa. Pero de quién si disfrute fue de Juli, la cual me hizo compañía hasta que llegó Darío bien tarde en la noche junto con Felipe.

Ambos se veían agotados por lo que en cuanto Felipe y Juli se fueron. Aproveche para prepararle un delicioso baño a mi idiota cariñoso. Mientras froto la esponja por su espalda, puede sentir como esta se destensaba y él empezaba a relajarse.

_¿Te sientes mejor? _ digo cariñosamente abrazando su cuello.

_Me siento mucho mejor. Lamento no haber estado aquí hoy. Pero mañana podre compensarte mi ausencia, solo que debe ser hasta después del medio día.

_No tienes que compensarme nada, yo solo quiero que estemos bien. Con eso me doy por bien servida _Dejo un beso en su mejilla.

_Por eso te amo.

_Yo te amo más.

Estuvimos un buen rato en la bañera acariciándonos, mientras Darío me contaba del nuevo proyecto que estaban haciendo. Según el todo marchaba perfecto, pero solo le faltaba un buen diseño para la propuesta de márquetin. Al escuchar eso una idea paso por mi mente, la cual no le conté porque voy a esperar a mañana para ver si le puedo ayudar.

...

La mañana había pasado y yo me encontraba arreglándome para ir a buscar a Darío. Me puse un vestido verde a la altura de las rodillas, el cual se pegaba perfectamente a mis curvas. Para acompañarlo me hice un maquillaje natural, adorne mi cuello con un bellísimo collar y dejé mi pelo en ondas. Antes de salir de la habitación voy al armario y busco un par de zapatos de tacón negros y un bolso del mismo color.

Siento el timbre de la puerta y ese debe de ser el chófer que me va a llevar, por lo que al abrir la puerta en efecto en él. Voy en el auto rumbo a la empresa cuando me entra un mensaje de Laurent. En el mensaje está me preguntaba que cuando volvíamos, ya que según ella tenía una noticia importante quedarnos a todos.

Como no sabía cuánto tiempo estaría en California, le mandé otro mensaje diciéndole que una vez le preguntara a Darío le enviaría la respuesta.

Cuando el chófer me indicó que habíamos llegado, veo por la ventanilla del auto el gran edificio frente a nosotros. Este tenía aproximadamente unos cuarenta pisos, grandes ventanales y una excelente fachada.

Cuando entro por las grandes puerta de cristal, no puedo evitar llamar la atención de muchos de los trabajadores. Hago caso omiso a los susurros y comentarios de estos y voy directo hacia la recepción. Había una chica bastante joven que me recibió con una sonrisa.

_Buenos días ¿En qué la puedo ayudar señorita?

_Estoy buscando a Darío Vólkov, él me debe de estar esperando en estos momentos _Le digo a la amable joven.

Ella hace asiente con la cabeza y veo como teclea algo en la computadora.

_¿Su nombre es? _Me pregunta sin despegar la vista de la computadora.

_Maya Lennox _Ella al oír mi nombre abrió los ojos demasiado grandes.

_¿Es usted de la modelo internacional? _Me pregunta llamando a la revisión demás personas.

_Sí, soy yo _Digo con una sonrisa.

_Suba hasta el último piso allí la estarán esperando.

Agradezco por el buen trato y me dirijo directamente hacia el ascensor. Una vez dentro marco hasta el último piso y la gran caja de metal empieza a moverse. Luego de 5 minutos llego a mi destino y me encuentro a Felipe muy sonriente.

_Bienvenida Maya, estás guapísima como siempre _Me abrasa.

_Gracias Felipe y tú también estás guapísimo ¿Dónde está Darío?

_Esta en su oficia, dobla a la izquierda por ese pasillo, cuando veas unas grandes puertas carmelitas es ahí. Lleva toda la mañana vuelto loco esperándote, te juro que estaba por lanzarlo por la ventana. Perdón que no te acompañe, pero tengo que llevar estos papeles a recursos humanos.

_No te preocupes, no pasa nada.

Voy por el pasillo que me indicó Felipe y no tardo mucho en dar con su oficina. Al llegar veo en la parte de afuera a una mujer más o menos de mi edad, que supongo debe ser su secretaria. Esta me examina de arriba hacia abajo sin ningún disimulo. Arquero la ceja al ver la expresión de su rostro y creo que encontré a mi primer obstáculo.

_Buenos días ¿A quién busca? _Me dice en un tono de diva insoportable, el cual le pienso bajar enseguida.

_Me hace el favor y le dice a su jefe Darío Vólkov que tiene visitas _Le digo con la educación que siempre he tenido.

_Eso será imposible, el señor Vólkov está ocupado con su novia en estos momentos. Así que será mejor que se olvide de él, las mujeres como usted no son de su agrado.

Al escucharla decir eso no sabía si reír o echarme a llorar por la pobre estúpida que tenía en frente. Es más que obvio que la secretaria se enamoró del jefe y este no le hace caso. Camino moviendo mis curvas delicadamente sin exagerar hasta llegar a su escritorio, dejo encima de este mi bolso y me inclino para decirle unas cosas.

_¿Sabes que es lo peor que tiene el ser humano? _Ella no hace ningún gesto _ Lo peor que tiene es la lengua. La cual al no saber controlarla, siempre terminan hundiéndose ellos mismos. Que crees qu diría tu jefe si se entera de que le negaste la entrada a su novia y que aparte la confundiste con una de sus examantes.

_Que esta despedida _Dice Darío justo parado en la puerta.

Volteo hacia él y luego miro a la secretaria regalándole una sonrisa diabólica. Estás pierde el color de su cara y se pone de pie inmediatamente.

_No por favor señor, no me despida. Le prometo que esto no va a volver a suceder_ Dice con el temor en sus palabras.

Me acomodo nuevamente y camino hacia donde se encuentra mi idiota cariño, dejo un beso en sus labios y este acaricia mi cintura.

_No creo que sea necesario que la despidas, al fin y al cabo todo necesitan un trabajo. Creo que con cambiarla de área tiene más que suficiente.

Ella me mira con los ojos bien abiertos en creer sé lo que acabo de decir. La muy estúpida pensó que la dejaría en su mismo puesto. Algo que es un riesgo y no estoy dispuesta a correrlo porque entonces si se le ocurre inventar algún trocito barato terminará en hospital. Darío parece pensar mi propuesta, hasta que luego dice.

_A partir de mañana trabajarás en el piso 13. El señor San Diego me informó esta mañana que necesita una secretaria, así que tú ocuparás ese puesto.

Ella no presento ninguna queja solo asintió con la cabeza y bajo las mismas. Junto con Darío entro en su oficina y me quedó sorprendida por lo amplía y bonita que está decoradas. En el centro hay un gran escritorio de madera caoba, los muebles son de cuero carmelita. La alfombra es de color blanco haciendo contraste con las paredes y los estantes, pero lo que sin duda me gusta más este delicioso aroma a cuero y whisky.

_Sabes que cada vez que te pones en modo fiera mesitas mucho _Dice pegándose a mí y puedo sentir como su miembro está endurecido.

_Pues entonces prepárate para tener una erección cada vez que cualquier mujer que no sea yo sé te acerque. Solo tienes permitido estar cerca de las mujeres de nuestra familia y de la señora Julia. No pase tanto trabajo para tenerte, como para que ahora venga una cualquiera a intentar quitarme lo que es mío.

_¿Y yo soy tuyo? _Me pregunta con cierta burla en su voz.

Volteo para verle a los ojos y sin ningún reparo, lo tomo por su corbata azul y lo pegó hacia mí. Retrocedo bajo su estricta mirada hasta que llegó al borde de su escritorio. Mordiendo mi labio inferior voy sacando su corbata sin perderme ninguna expresión de su rostro.

_¿Quiero saber si de verdad eres mío? _El asiente _Arrodillate ante mí, tu diosa te ordena _Le susurro al oído.

Darío se arrodilla ante mí y con sus manos recorren mis piernas hasta llegar al filo de mi vestido.

_Ahora solo tienes que hacerme tuya.