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YOUNG SURVIVOR

YOUNG SURVIVOR

Status: Terminada
Genre:Fantasía épica / Apocalipsis / Poderosas criaturas sobrenaturales / Completas
Popularitas:749
Nilai: 5
nombre de autor: Candela Leppes

En 1957, en Buenos Aires, una explosión en una fábrica liberó una sustancia que contaminó el aire.
Aquello no solo envenenó la ciudad, sino que comenzó a transformar a los seres humanos en monstruos.
Los que sobrevivieron descubrieron un patrón: primero venía la fiebre, luego la falta de aire, los delirios, el dolor interno inexplicable, y después un estado helado, como si el cuerpo hubiera muerto. El último paso era el más cruel: un dolor físico insoportable al terminar de convertirse en aquello que ya no era humano.

NovelToon tiene autorización de Candela Leppes para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 3: Refugio temporal y primeros peligros

Después de varios días caminando por el bosque, encontramos una cabaña vieja, medio derruida, en el borde de un claro. El techo estaba parcialmente colapsado y las ventanas carecían de vidrio, pero parecía que nadie había estado allí desde hacía años.

—Este lugar nos servirá de refugio temporal —dije a Tania—. Podemos reforzar las entradas y mantenernos vigilantes desde aquí.

Tania inspeccionaba cada rincón con curiosidad y temor. El suelo crujía bajo sus pasos, y el polvo se levantaba con cada movimiento.

—Abuela, ¿estás segura de que nadie más ha estado aquí? —preguntó, con la voz temblorosa.

—Nada es seguro en este mundo, Tania —respondí—. Pero aprenderás que la seguridad es relativa. Siempre debemos estar listas para huir o defendernos.

Pasamos horas reforzando las puertas con madera caída y asegurando las ventanas con ramas gruesas. Mientras trabajábamos, le enseñé a Tania cómo movernos silenciosamente, cómo identificar señales de los monstruos y cómo usar las armas de corto y largo alcance. Ella escuchaba atenta, aunque el miedo se le notaba en los ojos.

—Recuerda, no todos los monstruos son iguales —le expliqué—. Algunos se regeneran rápido; otros son lentos pero fuertes. Debes aprender a observar antes de actuar.

Cuando el sol comenzó a ocultarse, encendimos un pequeño fuego en una lata oxidada para no ser vistas desde afuera. El bosque parecía cobrar vida con sonidos extraños: el crujir de ramas, aullidos lejanos y el viento que parecía traer murmullos de los infectados.

Tania se abrazó a mí, temblando.

—Abuela, tengo miedo —susurró.

—Está bien sentir miedo, Tania —le respondí—. Pero nunca dejes que el miedo te paralice. Aprende de él y úsalo para estar alerta.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero asintió en silencio. Yo sabía que el miedo era su primera lección real.

De repente, un aullido cercano nos hizo levantar la vista. Era gutural, prolongado, y lo acompañó el crujido de ramas pisoteadas con fuerza. No estábamos solas.

Apagué el fuego de inmediato y tomé el rifle. Le hice una seña a Tania para que tomara la pistola pequeña que le había dado días atrás. Sus manos temblaban tanto que pensé que el arma se le caería, pero logró sujetarla con firmeza.

Las sombras se movieron afuera de la cabaña. Dos, tal vez tres criaturas habían seguido nuestro rastro. Sus gruñidos resonaban entre los árboles, cada vez más cerca. Sentía el corazón de Tania latiendo contra mi brazo, rápido, desesperado.

—Concéntrate, Tania —le susurré—. Apunta al pecho o a las piernas. Paralízalos, no intentes matarlos.

El primer monstruo irrumpió contra la puerta improvisada, y esta se astilló con un golpe seco. No tuve opción: disparé. El retroceso del rifle sacudió mi hombro, y el cuerpo de la criatura cayó, convulsionando, inmóvil por unos segundos.

Otro apareció por la ventana rota. Esta vez, fue Tania quien apretó el gatillo. El disparo resonó en el interior de la cabaña, y la criatura cayó de lado, paralizada.

Tania jadeaba, con los ojos abiertos de par en par. Temblaba de pies a cabeza, pero había logrado disparar con precisión.

—Muy bien, Tania —le dije mientras la abrazaba—. Hoy aprendiste que sobrevivir no es solo fuerza, es estrategia.

Esa noche no dormimos. Nos turnamos en la vigilancia, escuchando los gruñidos que aún resonaban a lo lejos. El refugio era temporal, lo sabíamos, pero había sido testigo de la primera gran prueba de Tania… y de que, aunque con miedo, estaba lista para empezar a luchar por su vida.

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Habibah Habibah
Tu forma de describir los personajes y escenarios es tan vívida que me sentí como si estuviera dentro de la historia. 😍
Daisuke Jigen
Mas capitulos escritora!
Taro
que chevere!
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