Sabina, una conocida mafiosa, se ve obligada a criar a los hijo de su hermana luego de que está muere en un trágico accidente. Busca hallar respuestas para sabre toda esa situación y saber quien se atrevió a matar a su gemela.
NovelToon tiene autorización de abbylu para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 3
La mañana siguiente llegó con una tensión inesperada. Las niñeras entraron en pánico al descubrir que los bebés no estaban en sus cunas. Alarmadas, llamaron de inmediato a Diego. Sin perder tiempo, él bajó al centro de vigilancia y revisó las cámaras de seguridad. Su corazón latió con fuerza hasta que vio las imágenes: Sabina había llevado a los pequeños a su habitación durante la noche. Al verlo, sintió como su alma regresaba de golpe a su cuerpo.
Con un suspiro de alivio, regresó junto a las niñeras y les indicó que esperaran fuera de la habitación de su jefa. Ingresó con cuidado, y lo que vio lo enterneció. Ambos niños dormían plácidamente junto a Sabina. Sin pensarlo, tomó una fotografía del momento. Apenas lo hizo, escuchó una voz ronca pero firme:
—Sal. Tuvimos una noche difícil y aún no vamos a levantarnos.
Diego sonrió y asintió. Pero antes de salir, Sabina agregó sin abrir los ojos:
—Quiero esa foto.
Sin decir nada más, Diego salió de la habitación y se dirigió a las niñeras. Con una sonrisa en los labios, les dijo:
—Pueden ir a desayunar. La señora está durmiendo con los niños.
Ambas asintieron con alivio y bajaron a la cocina. El temor que habían sentido el día anterior se disipó al ver que su jefa realmente se preocupaba por los pequeños. La frialdad inicial de Sabina había dado paso a un instinto maternal que no esperaban ver tan pronto.
Eran ya las diez de la mañana cuando Sabina bajó con los niños en brazos. Al entregárselos a las niñeras, les habló con firmeza:
—Desde hoy, en las noches dormirán conmigo. Necesito que preparen todo lo necesario para poder atenderlos sola. Anoche estaban inquietos y tuve que molestar a la cocinera para que me preparara sus biberones.
—De acuerdo, señora —respondieron ambas al unísono.
Diego se acercó con una sonrisa burlona y, al ver el rostro agotado pero sereno de su amiga, comentó:
—Quién te viera.
—Cállate. Creo que ellos sienten que su madre ya no está, y por eso no pudieron dormir bien. No los dejaré solos.
—¿Quién eres y qué hiciste con mi...?
Antes de que terminara la frase, Sabina sacó una pequeña daga escondida en su pierna y se la apoyó en el cuello con una sonrisa desafiante.
—Sigue hablando.
Diego soltó una carcajada y apartó su mano con cuidado.
—No está mal que te importen esos niños. Al fin y al cabo, ahora son tus hijos.
Sabina no respondió. Solo asintió levemente y siguió su camino mientras Diego comenzaba a detallar la agenda del día.
***
Por la tarde, Patrick llegó con una carpeta gruesa repleta de documentos. Al entregárselos a Sabina, comentó con gravedad:
—Quien le hizo esto a Ámbar no solo la tuvo secuestrada, sino que administró sus bienes mientras estuvo cautiva. La empresa en Canadá siguó funcionando con normalidad, ya que “Ámbar” dejó a cargo al anterior dueño bajo la condición de recibir reportes y dividendos mensuales. Todo se depositaba en una cuenta extranjera y se enviaba a una dirección fantasma.
—¿Estuvo secuestrada...? —preguntó Sabina, incrédula.
—Sí. Descubrimos que cerca del lugar del accidente había una cabaña donde la mantenían cautiva. Esperó hasta el último momento para escapar y salvar a los niños.
Sabina perdió el control. Con un grito ahogado, arrojó al suelo todos los objetos de su escritorio. Patrick intentó calmarla, pero recibió un par de golpes antes de poder sujetarla con firmeza.
—¡Carajos, Sabina! Poniéndote así no lograrás nada.
—Juro por Dios que mataré al bastardo que le hizo esto. Prepara todo. Partiremos en cuanto los bebés puedan soportar el viaje. Compra una casa en un buen vecindario y encárgate de todo antes de que llegue. Debemos ser cuidadosos por los niños.
—¿Y tú qué harás?
—Seré Ámbar. Cobraré venganza. Quiero toda la información completa en mi escritorio esta noche. ¿Y sobre el padre de los niños? ¿Qué averiguaste?
—Está buscándola. Creo que está recuperando la memoria y por eso no se ha casado.
—Bien. Investiga a fondo ese asunto y prepárate. Mañana mismo partes.
Patrick asintió en silencio y salió de la habitación. Mientras tanto, Sabina fue a hablar con Diego, quien quedaría a cargo de los negocios en su ausencia.
**
Cinco años después...
El frío del aeropuerto canadiense recibió al avión privado de Sabina, ahora conocida como Ámbar. Ni bien descendió, fue rodeada por su equipo de seguridad. A lo lejos, Patrick se acercaba con paso decidido.
—Sabina...
—Ámbar. Recuerda que ese es mi nombre ahora. Tendrás que acostumbrarte, ya que trabajaremos juntos en la empresa y no podemos permitir sospechas.
—Bien. ¿Y cómo están mis campeones?
—Bien. ¿Y aquí, cómo está todo?
—Vamos, te contaré de camino.
Sabina cargó a uno de los niños, mientras Patrick tomaba al otro, ambos dormidos. Durante el trayecto, él la puso al tanto de la situación actual de la empresa y los avances de la investigación.
—¿Cómo que había faltantes en los libros contables?
—Así es. Creo que quien hizo esto a tu hermana colocó gente dentro de la empresa. Estuvieron haciendo movimientos sospechosos. Posiblemente querían asegurarse de que, si ella volvía, fuera directo a prisión por desfalco financiero.
—Tendremos que hacer limpieza. ¿Tienes nombres?
—Todos. Reuní toda la información estos años. Quise asegurarme de que tú no quedaras salpicada por nada.
—Muy bien. ¿Y sabes quién pudo matar a mi hermana?
—Sí y no. Mi principal sospechosa es la prometida de Russo, pero no tengo pruebas concretas.
—¿Quién es Russo?
—El padre de los niños. Te envié su expediente.
—Aún no lo leo. Bien, investiga a fondo a esa mujer. Si fue ella, algo tuvo que haber dejado mal hecho.
—Una cosa más: él ya te encontró.
—¿Qué?
—Sabe que Costa Azul es tu empresa y que vives en Ottawa. Me encargué de que todo apunte a esta nueva dirección.
—Buen trabajo. Veamos cuánto tarda en venir a mí.
Sin decir nada más, ambos guardaron silencio mientras se dirigían a la nueva casa de Sabina y sus sobrinos, conscientes de que la verdadera batalla apenas comenzaba.
Daniel le hace falta agallas
por fin van a poder ser felices
No sé siñe a la típica historia romántica, es un drama que marcó vidas e hizo justicia .
💯 recomendada 👌🏼😉