Cuando el hermano mayor de Reachel, Elliot, desaparece en un trágico accidente, ella deberá tomar la presidencia de la empresa familiar, pero esta viene con una condición, casarse. El mejor amigo de su hermano, Santos, le ofrece casarse con ella para ayudarla, pero hay un problema, ella lo ha amado desde niña.
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“AMIGAS”
...Reachel:...
— Reachel, Reachel. — Me llamó Catalina, sacándome de mis pensamientos.
No podia apartar mi pensamientos de la propuesta de Santos, ya habian pasado tres días y yo aún no tomaba una decisión.
— Reachel está un poco distraída. — Dijó Ceren con curiosidad. — ¿Acaso estas pensándo en Adrian?
— ¿En Adrian? ¿De verdad Ceren? — Resople disgustada. Había salido a comer cenar con ellas. — Hace mucho que ni siquiera lo veo.
— El otro día me buscó, dijó que te extrañaba. — Se encogió de hombros .
— ¿Como puedes siquiera mencionárselo? El le pusó el cuerno con Angélica. — La regaño Catalina.
— No sabemos si Reachel aún siente cosas por el.— Ambas me observaron,
— ¡Ay por Dios! No siento nada, creí que lo quería, pero la verdad es que ni me dolió que me pusiera cuerno, ya estaba pensando en terminarlo, me puso las cosas fáciles.
Al parecer quedaron convencidas con mi respuesta.
— Deberíamos de salir mañana a bailar. — Propuso Ceren.
— Me uno. — Dijó Catalina.
— ¿Y tu Reachel?
Otra vez me perdí en mis pensamientos.
— Reachel, Reachel. — Me llamó fuertemente Ceren. — ¿Que si irás mañana con nosotras a Bailar?
— Estoy de luto por mi hermano. — ¿Como se les ocurría algo así?
— Solo queremos hacerte sentir mejor. — Dijó Ceren.
Resople. — Está bien.— Me pusé de pie. — Chicas me voy tengo cosas que hacer.
— ¿Reachel que te pasa? ¿Estas bien?— Me pregunto Catalina.
— Si, las veo luego. Coloqué mi párte de la cuenta y me fui.
...****************...
Estaba en mi cama viendo hacia el techo.
¿Como iba aceptar a Santos si yo estoy enamorada de él? El lo dijó seríamos como hermanos.
En teoría no tiene nada de malo, no lo somos realmente. Estoy loca la gente siempre me pregunta por mis tres hermanos mayores.
Además el esta enamorado de alguien más, como podría atarlo a mi solo por ayudarme.
Me obligue a dormir, mañana hablaría con Elena, necesitaba a alguien imparcial.
...****************...
Al día siguiente encontré a Elena en en jardin. Le pedi hablar con ella y con gusto acepto, fue a preparar café y después volvió.
— Discúlpame si te molesto, sé que debes estar muy triste por mi hermano. — Ella no salía de casa, la desaparición de Elliot le había pegado duro, en realidad a todos.
— Está bien, sé que el va a volver. — Dijó mientras me entrega una taza.
— No sabía con quien hablar, necesitaba una opinión que no fuese la de mi madre o la de Santos y ni hablemos de Franco. Además con mis amigas, no me siento cómoda compartiendo esto. — Bebí nerviosa de mi taza.
— Debe ser una decisión muy difícil. Y más por que no tienes pareja o un posible candidato.
Comence a mover los dedos por la parte superior de taza.
— En realidad… si lo hay. — Me mordí el labio.
— ¿En serio? ¿Quien? — Se sorprendió.
— Pues este… — Tome un trago de café ni siquiera podia decirlo en voz alta. — Santos.
— ¿Que?
— Me propuso casarnos sólo por contrato, seríamos esposos en apariencia, pero en casa seguiríamos siendo los mismos de siempre.— Me apresuré a decir.
— ¿Y tu que piensas? — Me preguntó.
— No se. — Retire un mecho de cabello de mi rostro. — En realidad me lo propuso por que el señor Bolat también me propuso casarme con el, el señor Bolat me dijo que Elliot iba asociarse con el y que el podia ampollarme para llevar la presidencia.
Después de la propuesta me llamo para volver a plantearme la idea, aunque Santos me dijó que no confiara en el, que Elliot tampoco lo hacía, pero si Elliot no lo hacía ¿entonces por que el señor Bolat?
— Pero ¿Tu que quieres?
— El señor Bolat puede ser un gran apoyo, es decir sólo sería un matrimonio por conveniencia pero me apoyaría en todo y Santos no se. —negué con la cabeza.
— ¿Por que no sabes? ¿Pasa algo más que no me estás contando?
— Es que yo… — No sabía si decirle la verdad, necesitaba decirle alguien lo que sentía.
— ¿Tu estás enamorada de él verdad.?— Me sorprendí de que ella se haya dado cuenta.
Moví cabeza en afirmación. — ¿Tanto se me nota?
— Un poco, si.
— Con él abría sentimientos de por medio y cuando los sentimientos se involucran todo sale mal.
— Creo que deberías hablar con el de lo que sientes. — Por Dios no, no podría si quiera exponerle la idea. — Si te lo propuso fue por algo, creo que siente lo mismo por ti. — Sería posible. ¿Santos sentiría lo mismo por mi? — Además me parece un mejor candidato, vivió mucho tiempo con ustedes, estoy segura de ya conoces hasta sus malos hábitos, es hombre guapo y joven, en cambio el señor Bolat, te dobla la edad y no es muy apuesto que digamos, en los eventos sociales tendrás que presentarlo como tu esposo. — Me quede pensando en sus palabras. — Solo digo que si ya vas a renunciar a tu libertad, lo hagas por alguien por el que sientes aunque sea un poco de amor.
— ¿Y si algo sale mal? — Pregunté con miedo.
— Entonces deja que la empresa de tu padre pase a la beneficencia. — Sería lo mejor, pero no quiero hacerlo, en cuanto me dieron una pequeña solucion pensé en hacer lo posible por quedármela.— Habla con Santos, hagan acuerdos, pongan límites, es mi consejo, no se si sea el mejor, pero es lo que puedo decirte.
— Tienes razón, voy a decirle a Santos que si.
— Señora Elena, la señora Aurora está aquí. — Interrumpió Flor.— Su padre la recibió para cuando usted estuviera lista.
Que bueno que había venido quería informarle sobre mi decisión, pero parece que quería hablar con Elena primero.
— Gracias, en un momento voy.— Dijó Ella.
Le agradeci a Elena y regresamos del jardín a la casa, en el salón se encontraba mi madre junto al padre de Elena.
Ellas se marcharon al estudio y yo fui a revisar la comida a la cocina.
Cuando volvieron sus rostros estaban desencajados, incluso un poco pálidos.
— ¿Que pasó? — Me preocupé.
— Tu hermano me llamó, tu madre escuchó la conversación y nos hizo pasar un mal rato.
— Me imagino.— No pedí más detalles no deseaba hacerlas pasar por lo mismo de nuevo.
Inhale fuertemente para tomar valor. — Mamá, quería informarte que tomé la desicion de casarme y que lo haré con Santos.
Me sorprendí cuando mi madre sonrió sinceramente.
— Me da mucho gusto hija.
—¿De verdad? Creí que te molestaría.
— No, Santos es como mi hijo prácticamente lo críe desde que tenía catorce, se que es un buen hombre.
— Gracias mamá.
— No se cuales sean los motivos por los que te casas con el, aparte de la presidencia claro, pero tienes mi bendición.
No podía creerlo mi madre lo sabía. —¿Tu lo sabes?
—Eres mi hija, no puedes engañarme, se bien lo que sientes por el hace años.
Abrace a mi mamá, si ella estaba de acuerdo ya no me importaba mucho lo que pensaran los demás.
En la comida solo se escucha el ruido de los cubiertos en los platós, todos estos días nos han llevando a limite.
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No tenía ganas de salir con las chicas, pero ya había quedado con ellas. Además podia tomarlo como mi despedida de soltera pues me iba a casar.
No podía evitar emocionarme, pero debia estar traquila no era de verdad.
Tal vez tome valor y le confiese lo que siento.
Llame a Santos para que pudiéramos vernos, supongo que estaba ocupado, ha tenido que hacerse cargo de la empresa estos días el solo, es entendible que no tenga tiempo.
Cuando llegue al lugar donde iríamos a bailar, las chicas ya estaban ahí.
Tratare de ya no venir mas a estos lugares, aunque me encanta bailar ya no me encantaba venir y menos por el insistente de Adrian siempre me lo topaba.
A lo lejos vi a Romina, con el mismo grupo de chicos de siempre con el que ella se desenvolvía, era raro verla por estos lugares, si bien ya no peleábamos cada rato, aún estábamos lejos de ser amigas.
Recuerdo que dijeron que ella salvó mi vida cuando me dispararon, estaba en deuda con ella por eso, por lo que decidí llevar la fiesta en paz.
Además creo que se hizo amiga de mi cuñada.
Recordé cuando de niñas fuimos amigas, pero ella tuvo la culpa de que esa amistad se terminara.
Las chicas me hicieron una seña para que fuera hacia ellas.
Tome el primer trago y después de un rato comenzamos a bailar.
Cuando volví a la mesa me di cuenta que mi teléfono estaba sonando, por el ruido no lo había escuchado, era Santos.
Me aparte lo más que pude a un lugares donde la música no se escuchara tan alta.
— ¡Hola! — Respondí.
— Reachel Discúlpame no pude responderte.
— Está bien no te preocupes.
— ¿Querías hablar de algo?
— Mmm si quería que habláramos del matrimonio, ya sabes.
— Claro, tu dime cuando.
— Estoy con las chicas ahora, en donde siempre venimos a bailar, pero ya quiero irme ¿Te parece si vienes por mi y hablamos?
— Si esta bien, estoy cerca así que llegaré rápido.
— De acuerdo.
Colgué y resoplé.
Cuando me di vuelta me asuste, Ceren estaba detras de mi.
— ¿Cuanto tiempo llevas ahí? — Le pregunté sospechando que pudó haber oído algo.
— Justo cabó de llegar.
Menos mal.
Volvimos con Catalina, ella ya se veia notablemente ebria, de la tres era la que se ponía ebria más rápido.
— Se ve muy mal, voy acompañarla al baño. — Le informe a Ceren.
Comence ayudar a Catalina a caminar hacia el baño.
— Reachel tengo que confesarte algo. —
— Luego me dices, ven vamos a mojarte la cara.
— Es que después no se si tenga el valor de hacerlo. — Apenas entendía lo que decía.
— Dímelo entonces. — Solo quería que llegáramos al lavabo para hacharle agua.
— Estoy enamorada.
Me sorprendí, Catalina no había tenido novio hasta ahora, y siempre que le preguntábamos decía que nadie le gustaba.
— ¿Quien es? — Le pregunté feliz de que por fin alguien haya entrado en su corazón.
— Santos. — Mi sonrisa se borro.
— ¿Santos?
— Si, siempre he estado enamorada de él. — Por fin llegábamos al lavamanos. — No te lo había dicho por que eras muy celosa con tus hermanos, pero amiga, ya crecimos no podémos seguir igual.
— Claro. — Me limite a decir.
Ella vomito y la ayude, pero estaba muy mal. Le diría a Ceren que me ayudara llevarla a su casa.
Estábamos volviendo, cuando lo que vi me detuvo en seco e hizo mi corazón se hiciera añicos.
Santos y Ceren se estaban besando, ella tenía sus brazos rodeando su cuello y él tenía sus manos en sus brazos.
Catalina se cae de lo ebria que estaba y genera que las miradas de todos se dirijeran a nosotras.
Esto hizo que ellos se separaran y Santos se acercó imediatamente.
— ¿Están bien? — Me ayudó a levantar a Catalina.
— Ceren debo irme, nececito que lleves a Catalina a casa. — Lo dijé casi como una orden.
— Si esta bien. — Aceptó ella.
Una vez que Ceren se quedó con Catalina, yo tomé mi bolso, le dediqué una mirada molesta a Santos y salí a toda prisa de ahí.
Se fue detras de mi.
— ¿Oye estás bien?
— Si estoy bien. — No me detuve.
— Oye si es por lo que viste ahí dentro, puedo explicarlo.
— No necesito, que me expliques nada, entiendo perfectamente.
— Dijiste que hablaríamos del matrimonio. — Me tomo de la muñeca para detenerme y me gire bruscamente.
— Si, solo era para decirte que no me casare contigo.
— ¿Por que? ¿Por lo que acabas de ver? — Preguntó frustrado.
— Por su puesto que no.
— ¿Entonces por que? — Me encaró.
— Por que eres mi hermano ¿ por que mas? — Le solté de golpe.
Maldita sea. Yo no lo consideraba de esa manera.
Asintió con la cabeza resignado.
— Te llevo a tu casa.
— No. — No quería estará con el, estaba apunto de llorar y no quería que me viera.
— ¿Y como te irás?
Maldita sea le dijé Emil que volvería con las chicas.
Desvíe mi vista y Romina venia en dirección hacia nosotros, tal parece que ella también ya se iba.
— Me voy con Romina. — La tome del abrazo atrayéndola.
— ¿Con Romina? — Levantó sus cejas obviamente se dio cuenta que yo había improvisado.
— Si ¿Verdad? — Le dirigí una mirada a la morena.
— Si. — Me siguió ella. — De hecho ya llegaron por nosotras. — Un auto se estacionó frente a nosotros.
El hombre bajo y nos abrió la puerta para entrar.